Al día siguiente me despierto más temprano de lo habitual. ¡Ni siquiera he necesitado activar la alarma del teléfono móvil! Jason me recoge a primera hora y, tras despedirme de Claire y Charlotte, partimos hacia Windsor.
Ya frente a la puerta de la que era la casa de su abuela Jason coge mí mano reconfortándome. Por extraño que parezca, su gesto me ofrece consuelo. Estos últimos días he sufrido tanto que había perdido el mundo de vista. No había podido apreciar las pequeñas satisfacciones que te da la vida, las luces en la oscuridad... ¡hoy me siento esperanzada!
Nada más abrir la puerta de la casa el ambiente húmedo y el olor a cerrado dibuja una mueca de disgusto en mí rostro que, tras ventilar la vivienda, se disipa por completo. La decoración de la casa está anticuada. Sin tener información previa se podría asegurar que era una persona anciana quien la habitaba. Me llama la atención un retrato que hay sobre la cómoda. En él puedo reconocer a Jason cuando era niño. Este es el hogar de muchos recuerdos. ¡Esta casa tiene alma!
No sé de donde ha sacado el tiempo pero, cuando Jason a acudido a mí encuentro, traía consigo ropa de cama nueva y toallas a estrenar. Además de una funda de sofá y cojines todavía dentro de su envoltorio y una cafetera último modelo.
Durante toda la mañana nos hemos dedicado a limpiar. ¡La casa necesitaba urgentemente una puesta a punto! A la hora de comer estoy muerta...¡Nos hemos ganado un descanso!
Jason se ausenta con la intención de conseguir comida y regresa rápidamente con platos caseros empaquetados con mucho amor. Yo apenas me he movido del sofá durante su ausencia. La camiseta y los tejanos que visto están llenos de polvo y manchas y Jason no luce mejor que yo.
-¿De dónde has sacado toda esta comida?- le pregunto a Jason tras percatarme de qué la comida que ha traído no procede de ningún restaurante.
-La ha cocinado mi madre. ¡Directo de los fogones a la mesa!- asegura.
-¡Vaya! ¡Tiene una pinta estupenda, Jason!- exclamo.
-Pues... ¿A qué estamos esperando?- me cuestiona.
En la casa hay un reproductor de DVD antiguo y varías películas. Entre ellas "El diario de Bridget Jones". Mientras degustamos la deliciosa comida que ha preparado la madre de Jason visionamos la película. Sin duda, una de mis favoritas.
Tras un breve lapso de tiempo luchando contra el peso de mis párpados me doy cuenta de qué es una batalla perdida. Me he dormido profundamente y Jason ha acabado cediéndome su sitio en el sofá para acto seguido cubrirme con una manta de lana.
Cuando por fin me despierto ya ha anochecido. Nada más abrir los ojos me percato de qué Jason me observa con atención.
-¡Jason! ¿Pero por qué no me has despertado?- le cuestiono desperezándome.
-Porqué hasta durmiendo estas preciosa... Además, por cómo roncabas se podía deducir que estabas agotada- asegura.
-¡Yo no ronco!- protesto- ¡Las mujeres no roncamos, sólo respiramos fuerte!
-Pues que sepas que cuando respiras fuerte resultas realmente adorable...- confiesa.
-¡Basta!- replico tirándole un cojín.
-Bueno... se está haciendo tarde... voy a marcharme- aclara Jason antes de hacer una pausa en la que me mira fijamente a los ojos cómo esperando a que le pida que se quede. Yo creo que no es buena idea. No estoy preparada para ofrecerle algo que no sea mí amistad.
-Está bien...
-Mañana a primera hora volveré e instalaré las contraventanas- añade.
-De acuerdo- le afirmo con una sonrisa.
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CITY OF LONDON
RomanceLiz Evans empieza a trabajar en una importante empresa financiera de la City de Londres. Ella y sus mejores amigas, Claire y Charlotte, son las asistentes personales de tres altos ejecutivos de la compañía. Su sencilla vida cambia por completo al c...