18

112 9 0
                                    


-¡Elisabeth!- dice Jason sorprendido.

-¡Jason!- le saludo de igual modo.

-¡Que agradable sorpresa!- añade.

-¡Si!- aseguro sonriendo.

-La otra noche, en la ópera, no tuve oportunidad de decírtelo... ¡Estabas preciosa! Con esto no quiero insinuar que ahora no lo estés... -titubea- ¡Ahora también estás preciosa!

-No es para tanto, sólo estoy diferente. Estamos acostumbrados a vernos en el gimnasio, con ropa deportiva... A ti también te sienta bien el traje de chaqueta- digo señalando su elegante atuendo.

-¿Qué haces por aquí?- me pregunta.

-He venido a entregar unos documentos al abogado que lleva los asuntos legales de la empresa en la que trabajo- comento por cortesía.

-¡Yo soy abogado!- exclama ofreciéndome su tarjeta.

-No, por favor...- le ruego impidiendo con la mano que me la entregue- siempre las pierdo...- miento-...prefiero apuntar tú número en la agenda de mí teléfono móvil.

 En realidad me asusta pensar en cómo reaccionaría Tom si encontrase la tarjeta entre mis cosas.

-Perfecto entonces. Mi número es 07700679515- me indica sin dejar de observarme atentamente.

Mientras creo el nuevo contacto en mí teléfono Jason no se pierde el detalle del espectacular anillo de compromiso que luzco en el dedo. No lo había visto nunca antes. Yo me doy por aludida y siento la necesidad de explicarme. Casi tenemos una pseudo-cita colectiva con nuestros respectivos amigos y no quiero que piense que en esos momentos mantenía una relación formal con alguien.

-Jason yo... antes yo no... no estaba comprometida. Hace un mes no salía con nadie- aseguro.

-¿Un hombre a conseguido que te comprometas con él en tan sólo un mes? ¡Desde luego es un tipo muy afortunado!- añade.

Yo le observo con las mejillas sonrojadas. Su comentario me resulta muy halagador.

En medio de nuestro duelo de sonrisas una maniobra brusca y un sonoro frenazo me distraen de sus profundos ojos oscuros. El Ferrari de Tom se ha detenido a nuestro lado y él grita enfurecido.

-¡Elisabeth, sube al coche!- me ordena.

-Bueno... me ha encantado volver a verte...- digo despidiéndome de Jason.

-Yo... si me necesitas, llámame... ¡Nos vemos en otra ocasión!- me responde para después quedarse ahí plantado acompañando cada uno de mis movimientos con la mirada.

Doy la vuelta al coche de Tom para sentarme en el asiento del copiloto. Al entrar en el vehículo me percato de qué está furioso. Mira hacia al frente preso por la rabia. Tras arrancar el Ferrari conduce bruscamente. Para intentar calmarle decido alargar la mano con intención de acariciarle pero no me lo permite.

-¡No me toques!- me advierte.

-¿Estás bien, Tom?

-¡No, no estoy bien, joder! ¡Eres mí mujer! ¿Qué cojones hacías con ese tío?- me cuestiona enfadado.

-He tropezado con él después de salir del despacho del abogado...

-¡Y una mierda!- exclama cortando mí respuesta- ¿Quieres hacerme creer que la otra noche en la ópera te lo encontraste por casualidad y hoy también? ¡Es qué no hay más jodidas personas en todo Londres!- grita exaltado.

-Tom, Jason es abogado y salía de una de las asociaciones. Yo sólo le saludaba...

-¡Llevabas diez minutos hablando con él!- asegura.

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora