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Hace más de una hora que Tom permanece aparcado en la calle donde se encuentra mí apartamento. Ha podido observar cómo Jason me traía a casa. Únicamente estaba seguro de una cosa. Había ocurrido. Tenía la certeza de qué me había acostado con él.

Ya era la sexta vez que escuchaba la canción "One" de Ed Sheenan, que se repetía en bucle en el equipo de música del coche. Nada de lo que yo huviese podido hacer podría cambiar sus sentimientos hacia mí. Sentía que podía perdonármelo todo con tal de qué permaneciera a su lado. Además tenía la esperanza de qué yo también se lo podría perdonar todo porqué eramos el uno para el otro.

Imaginaba que un día, dentro de muchos años, nos acordaríamos de todo esto cómo de una anécdota. Los días en que fuimos tan estúpidos que creímos que seríamos capaces de vivir el uno sin el otro. "Porqué tú eres la única", recitaba la canción. Por qué tú eres la única Elisabeth, repetía Tom.

Tom se arma de valor y se dirige al portal de mí edificio. Piensa que esto tiene que acabar de una vez o la situación conseguirá acabar con él. Ya frente a la puerta se toma unos instantes para asegurarse de que realmente esto es lo que quiere hacer.  Y ya totalmente convencido sube hasta mí apartamento y llama al timbre.

Elisabeth.

Acabo de salir de la ducha cuando escucho que llaman al timbre. Puede que sean las chicas que aún no han vuelto de su juerga nocturna. Todavía con la melena mojada y vestida con unos tejanos y una camiseta lisa me acerco a la puerta con el ánimo por los suelos. ¡Sólo espero no encontrarme a Jason tras ella!

Al abrir la puerta no puedo creer lo que veo. ¡No puede ser! ¡Es Tom! Cuando reacciono soy incapaz de contener las lágrimas. Me cubro el rostro con las manos porqué no puedo ni mirarle a la cara. Le amo, le quiero con locura, sin embargo y sin tener ninguna relación con él en este momento, siento que le he engañado, que le he traicionado, que le he herido en lo más profundo de su ser. ¡Quiero desaparecer!

Tom parece ver más allá de mí sufrimiento y se acerca a mí temeroso de ser rechazado.Al instante posa sus manos sobre mí cabello, acariciándome, para finalmente acabar hundiéndome en su pecho. Me abraza con todas sus fuerzas. La compasión y el amor que siente por mí corre con fuerza por sus venas. Sus sentimientos le impulsan a abrazarme con tal impetu que parece que vaya a fundirme con su cuerpo. Y yo lloro desconsolada entre sus brazos. Llevo la culpa sobre mis hombros y es la carga más pesada que he soportado jamás.

-Tom... yo...- balbuceo entre sollozos.

-Lo sé, nena... Lo sé...- asegura.

-Lo siento... lo siento... No sé cómo he podido dejar que pasara... Te quiero... te quiero cómo nunca he querido antes...- confieso.

-Yo también te quiero Liz. Te quiero, nena- afirma hundiendo su nariz en mí pelo aún algo húmedo- Pero tú también tienes que perdonarme. Me he acostado con otra mujer y es lo más estúpido que he echo en mí vida. Además te he tratado mal y no he confiado en ti ni en tú palabra. Necesito que me perdones. Lo siento, preciosa, lo siento tanto.

Después de nuestras mutuas confesiones mis ojos, inundados en lágrimas, buscan los suyos con desesperación. Los ojos de Tom también están humedecidos y, tras volcar nuestras miradas la una en la otra, nuestros labios se reclaman tímidamente.

Besar de nuevo a Tom es lo más gratificante que he hecho jamás. Besarle después de todo. Sentir que me ama después de tanto dolor. Sus manos recorren de nuevo mí espalda haciéndome perder el mundo de vista. El placer que me producen sus caricias no tiene parangón. Esa sensación no se puede comparar con nada. Le había perdido y ahora le tengo de nuevo y es tan intenso lo que siento en este momento que no sé si mi corazón será capaz de aguantar tantas emociones.

El decir la verdad nos ha hecho libres. No hay nada más sincero que admitir lo que se siente y dejar todo lo demás atrás. No hay nada más bello que abrir los ojos a la realidad de los sentimientos propios y compartidos.

Si estoy segura de una cosa es de qué no quiero separame de Tom nunca más. Le amo. Le amo con todos sus defectos y virtudes. Le amo tal y cóm o es, le amo sinceramente. Le querré hasta el fin de mis días.

-Yo quisiera... querrías... ¿Por qué no vuelves a casa, nena?- me ruega con lágrimas en los ojos.

-Vale. Esta bien, mi amor- contesto ilusionada. Porqué volver con Tom es volver a mí hogar. Él es toda mí vida.

Tras mí respuesta Tom respira en mí cuello haciendo suyo mí aroma. Recordando lo conocido, lo añorado. Acto seguido su mano busca la mía. Él vive en mí interior. Yo vivo en su corazón. Y es qué hay cosas que no se pueden combatir, tan sólo asimilar.

                                                                                        FIN

                                                                                                         "Dedicado a todos los amores eternos."

                  ¡Hola! ¡Gracias por leerme!

                  Espero que hayas disfrutado leyendo esta novela tanto cómo yo escribiéndola. Si te ha gustado pásate por mí perfil y echa un vistazo a mis otras obras. Puede que haya alguna que resulte de tu agrado. ¡Besitos!

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