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Jason me ha recogido del trabajo a diario. Además se ha dedicado a llenar de risas cada momento que hemos pasado juntos. Sus atenciones me han endulzado cada uno de los días que he pasado en Windsor y no me ha presionado para que intimásemos más después del beso que nos dimos el pasado miércoles. Tom no ha vuelto a dar señales de vida y yo ya he cumplido con la sustitución que tenía que realizar para Paul. A llegado el momento de regresar a Londres.

A pesar de qué aquella misma tarde me había mudado de nuevo al apartamento que compartía con las chicas, y estaba algo cansada, no podía negar que me apetecía mucho acudir a la cita que tenía esa noche. Aunque me producia una cierta sensación de "déjà vu".

Hacia tiempo que no estaba de humor para disfrutar de la vida nocturna. Excepto alguna que otra copa tranquila o cena rápida con Jason apenas he salido de noche. Además casi no he visto a las chicas en estas dos semanas de retiro en Windsor. Reconozco que a sido un aislamiento voluntario. Necesitaba tiempo para estar conmigo misma y aclarar mis ideas.

Paul, en su afan de hacer de casamentero, le había regalado a Jason una invitaciones para un exclusivo evento que se celebraba en El Café de Paris. El club nocturno, icono de la ciudad, estaba abierto desde los años veinte y se había convertido en el lugar de encuentro de celebrities, músicos y personalidades del mundo del espectáculo.

Lo que en un principio iba a ser una cita para dos acabó siendo una quedada entre amigos, ya que se unieron los compañeros de gimnasio de Jason, Jack y Sam, y mis amigas Claire y Charlotte. Parecía que volviésemos al pasado, a la cita que planeamos juntos meses atrás. Quizás siempre debió ser así. En ese punto es donde dejé mí vida antes de que Tom apareciera en ella para acabar arrasando con todo y dejándome tan vulnerable.

Claire, Charlotte y yo nos ponemos nuestras mejores galas para acudir al Café de París.

Ya en local contemplo cómo su espectacular interior se asemeja al de un teatro. La sala principal está repleta de mesas redondas vestidas con manteles largos. Todas están orientadas hacia el escenario. Sobre ellas, el techo tapizado está presidido por una impresionante lámpara de lágrimas de cristal y velas. Un foco ilumina el elegante telón de bellut azul .

El escenario está enmarcado por un precioso frontal decorado con relieves en tonos oro y bronce. Coronándolo hay un cartel donde se puede leer el nobre del establecimiento. Sus letras están formadas por bombillas iluminadas. Cuatro columnas de mármol custodian el escenario y dos escaleras, con sus escalones tapizados en el mismo tono de azul que el telón, lo rodean.

En el evento al que estamos invitados nos ofrecerán una suculenta cena amenizada con geniales entretenimientos. Durante la velada se representará un divertido cabaret, espectáculos de burlesque y las actuaciones de acróbatas, contorsionistas y hasta un número en el qué se realizan malabares con fuego. Tras la cena el espacio principal hará las veces de pista de baile.

Jack, Sam, Claire y Charlotte mantienen una animada charla mientras Jason y yo nos mantenemos al margen. Nuestra complicidad a ido en aumento con el paso de los días y la verdad es que nos compaginamos bastante bien. Jason es detallista hasta el extremo conmigo y no deja que nada me incomode. Se empeña en que la magia rodee cada momento de la noche. Juraría que incluso puede leerme la mente ya que llena mí copa cada vez que está vacía y me da de probar de su plato cuando intuye que me apetece.

Después de retirarme la silla Jason me acompaña al baño por segunda vez. A la vuelta siento un irrefrenable deseo de cogerle la mano y así, unidas, permanecen nuestras manos el resto de la noche. Cuando la música nos invita a bailar el ritmo parece ralentizarse a nuestro alrededor. A medida que pasan los minutos, y no sé sí con la ayuda de las copas que me he tomado, me relajo sintiéndome más y más cómoda a su lado.

Pero en el último momento siempre hay algo que me frena. Mi corazón herido se empeña en seguir anclado en el pasado. No me permite avanzar. Por momentos disfruto de la calidez que me aporta el brazo de Jason rodeando mí cintura. Y es que sufrir por amor a cada instante resulta agotador.

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora