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Al percatarse de mi llegada Claire y Charlotte corren hacia mí.

-¡Te hemos llamado un millón de veces!- asegura Claire.

-¿Estás bien?- me pregunta Charlotte.

-Demasiado bien... - digo intentando contener las lágrimas.

-¡Ohhh, Liz! Te lo advertimos, cielo. Tom no es el hombre adecuado al que entregarle tu corazón - apunta Claire compungida.

Al instante las dos me abrazan consolándome. Intentan quitarle hierro al asunto.

-Míralo por el lado bueno. ¡Te has pasado todo el fin de semana en un hotel! Eso cuenta cómo unas mini vacaciones, ¿no?- bromea Charlotte.

Yo niego con la cabeza.

-He estado en su casa- explico.

-¿En casa de Tom?- pregunta Claire sorprendida.

-¡Vaya!- añade Charlotte.

-¿Qué pasa?- pregunto.

-Que yo sepa Tom nunca se ha llevado a un ligue a su casa- dice Claire- De hecho no conozco a nadie que haya estado en su casa. ¿Cómo es?- cotillea.

-Grande- respondo.

-¡Se acabó el hacer pucheros! Cámbiate o llegaremos tarde al trabajo. Yo te maquillo, verás cómo el pintalabios rojo te sube el ánimo- asegura Charlotte.

-No estoy de humor para el rojo...- murmuro.

-Por eso mismo te lo vas a poner. ¡Cambia esa cara!- dice Claire.

Antes de darme cuenta estoy enfundada en una entalladísima falda de silueta lápiz de talle alto. Perfectamente combinada con una camisa ajustada blanca con el botón del escote desabrochado. Tacones de vértigo y abrigo gris cruzado de grandes botones. ¡Estoy lista para deslumbrar!

Ya en el metro las chicas me explican con todo detalle lo acontecido la noche del sábado. Se lo pasaron en grande en compañía de Jack y Sam. Aunque aseguran que Jason les dio mucha pena. Según ellas se arrastraba por las esquinas afligido por mi ausencia.

Pronto estamos en Bank Station. Cómo cada mañana nos dirigimos a la cafetería. Claire y Charlotte continúan hablando, pero no las puedo escuchar. Tengo a Tom en mi cabeza. Sus besos, sus caricias, su mirada. No soy consciente de lo cerca que lo tengo. Sigue todos mis movimientos oculto en su coche.

Ya con los cafés para llevar vamos partiendo corazones camino de la oficina. Subimos al unísono los escalones de la escalinata de la entrada del edificio. Cada una con su correspondiente vaso en la mano. A mitad de trayecto me intercepta Amadeo, que desciende las escaleras en mi busca. Las chicas se despiden de mí con una mirada y siguen adelante para llegar a tiempo a sus puestos de trabajo. 

-¡Buenos días, señor! ¿Corbata nueva?- le pregunto obligándome a sonreír.

-Si- responde Amadeo intentando ocultar su mirada tras las gafas de pasta que lleva. Su boca muestra una tímida sonrisa, enmarcada por su corta y cuidada barba.

A continuación coge el vaso de café para llevar que le traía y lo tira a la papelera. Yo le observo expectante.

-Vayamos a tomar café- sugiere rozando ligeramente mi brazo para indicarme el camino.

Nos dirigimos a una cafetería de Cheapside.

Estoy distraída. Tom centra todos mis pensamientos. ¡Tom ya no está!, repito dentro de mí cabeza. ¡Aterriza!, le exijo a mí cerebro. Debo guardar las apariencias, debo sonreír.

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora