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Mi vida sin Tom.

Día 5

¿Quién fue el que dijo que era mejor sufrir por amor que no haber amado jamás?

La dulzura del amor es ahora para mí un recuerdo lejano. Las mariposas que sentía en el estómago han muerto estrelladas contra la realidad. Las ha atropellado la soledad que invade mí corazón.

Cuando pasan cinco minutos de la una del mediodía desciendo la escalinata del edificio donde trabajo. Jason ya me espera junto a su coche. Tras subirnos en su BMW nos dirigimos a The Ivy Chelsea Garden, un restaurante de moda situado en King's Road. Jason ha reservado una mesa para dos junto a los ventanales, desde donde puede contemplarse el precioso jardín del establecimiento. Hay infinidad de ilustraciones expuestas en sus verdes paredes, a cada cual más única y espectacular. Nos acomodamos en unas butacas de mimbre.

Jason se decide por degustar el cóctel de gambas, además de una ración de pollo a la milanesa. Yo me decanto por el carpacho de atún. Aunque sigo algo desganada a causa de mi mal de amores no perdono un postre y pido una deliciosa bomba de chocolate. Jason se deleita con la creme brulee.

Durante el ágape hemos mantenido una amena charla en la que hemos debatido sobre los pros y los contras de su proposición. Y los pros han ganado holgadamente la batalla. Un cambio de aires de dos semanas en un nuevo hogar, con un nuevo empleo y con la posibilidad de disponer de tiempo a solas en el que pensar que es lo que realmente quiero es algo que creo que me va a resultar beneficioso. ¡Y lo necesito! Trascurrido ese tiempo volveré a mí apartamento,  junto a Claire y Charlotte, dispuesta a empezar una nueva vida.

Tras una encantadora velada en un inmejorable ambiente Jason me traslada de nuevo a la oficina.

-Lo tengo decidido, ¡Acepto!- le confirmo antes de bajarme del coche.

-¿En serio? ¡Es genial Liz! ¡Vaya! No tengo palabras... yo... creo que has tomado la decisión correcta- asegura Jason con una amplia sonrisa.

-¿Sí? ¡No sé! Es un poco una locura, pero últimamente mi vida es una locura... ¡Gracias por todo, Jason!

-¡Gracias a ti, preciosa! ¡Gracias por confiar en mí!- me dice con el rostro radiante de felicidad.

Antes de marcharse quedamos en que mañana vendrá a recogerme y nos llevará, a mí equipaje y a mí, a la que era la casa de su abuela. Una vez allí limpiaremos a fondo hasta el último rincón. Dejaremos las reparaciones para el domingo. El lunes empezaré a hacer las veces de secretaria para su amigo Paul.

¡Tom estará muy lejos de mí!

Esa misma tarde en la oficina...

Para cuando Tom me citó en su despacho eran casi las seis de la tarde. Por el tono de su voz al teléfono no parecía que fuese a ser un encuentro muy amigable. No tengo ni idea de lo que va a decirme ya que hace días que no hablamos. Estas últimas jornadas Tom dictaba las tareas a Bridget y Rachel y ellas me las trasmitían a mí.  Tengo que informarle de qué voy a aceptar la oferta de Jason. Voy a dejar el trabajo y a mudarme. Necesito tiempo y, por encima de todo, alejarme de él.

Abro la puerta del despacho de Tom y me lo encuentro apoyado en su mesa con los brazos cruzados. Su rostro denota resentimiento y hostilidad. Tiene el ceño fruncido. Yo estoy desolada. Rota por dentro. No me hace ningún bien estar junto a él.

Me quedo frente a él, cabizbaja. Escucharé lo que tenga que decirme sin entablar conversación alguna y a continuación le informaré de que dejo el empleo. Tengo que romper con todo lo que tenga que ver con Tom. ¡Aquí me estoy asfixiando!

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora