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Ya es por la mañana. Me ha desvelado el peso del brazo de Tom sobre mí espalda. Él duerme sin soltarme y, aunque no estoy del todo cómoda, prefiero no moverme para no despertale. He decidido que el lado izquierdo será mi lado de la cama.

Más tarde desayunamos y nos dirigimos a mí apartamento para recoger mis cosas. Finalmente me voy a vivir con Tom. Él me deja en la puerta del edificio y me asegura que me recogerá en una hora. Tengo que hacer las maletas llevándome la mayoría de mis pertenencias. Tom irá a buscar otro de sus coches, un Porche Cayenne azul oscuro, en el maletero del cual podremos trasladar más volumen de carga.

Cuando accedo a la vivienda me encuentro con Charlotte.

-¡Hola Liz!- me saluda dándome un abrazo.

-¡Hola Charlotte!- le contesto igualmente.

-¡Te he echado de menos! Me has dejado sola y abandonada....- bromea.

-Charlotte... ¡me voy a vivir con Tom!- confieso.

-¿Qué? ¡No puedes hablar en serio!- exclama.

-Los dos somos adultos y estamos de acuerdo... No veo por qué no ibámos a hacerlo.

-¿Bromeas? ¿Cuanto hace que os conocéis? ¿Dos semanas?- me recrimina Charlotte.

-No importa el tiempo que hace que nos conocemos... Sólo se qué quiero compartir mi vida con él- aseguro con convencimiento.

-Liz, ¡No puedes conocer a una persona en tan poco tiempo! Tal vez sólo te ha mostrado su mejor cara...- me advierte Charlotte.

-Le conozco mejor de lo que crees, incluso su lado más oscuro, y lo acepto tal y cómo es.

-Liz, te quiero y no quiero que te pase nada malo. Está lo de Molly, su mal carácter y... es tan posesivo contigo...

-No te preocupes, Charlotte. Todo irá bien. Tom me hace muy feliz. Sólo alégrate por mí, ¿vale?- le suplico implorando su comprensión.

-¡Está bien! Pero te guardaremos tú habitación...- asegura.

-Yo seguiré pagando mi parte del alquiler. No pienso dejaros colgadas- le explico.

-Recuerda que estaré aquí para lo que me necesites- añade mi adorable amiga.

-Lo sé- respondo compungida.

Y Charlotte y yo nos fundimos en un emotivo abrazo. Aunque no tengamos lazos de sangre ella y Claire son cómo de mí familia.

Charlotte me echa una mano y, para cuando Tom me llama por teléfono para avisarme de qué ya está esperándome frente a la puerta del edificio, ya he llenado todas las maletas que poseo aparte de un par de neceseres. Charlotte me ayuda a bajar el equipaje. Tom me recibe con un beso. Ni siquiera se ha percatado de la presencia de Charlotte. ¡Sólo tiene ojos para mí!

Su mirada tiene un brillo especial. Parece que se trae algo entre manos...

Después de despedirme de Charlotte ponemos rumbo a casa. Durante el trayecto nos damos la mano, cómo de costumbre, pero con más fuerza que nunca.

Al llegar a casa Tom baja las maletas del coche y las mete en la vivienda. Yo me hago cargo de la liviana tarea de llevar los neceseres al cuarto de baño de nuestro dormitorio. Cuando Tom ha descargado todo el equipaje entra en el vestidor y sale de él con una maleta vacía.

-¿A dónde te gustaría ir, nena?- me pregunta ilusionado.

-¿Ahora?- respondo estupefacta.

-Dime un lugar que quisieras visitar al cual podamos ir y volver en un fin de semana. Tal vez... ¡París!- propone.

CITY OF LONDONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora