Capítulo 12

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Los días corrieron y aunque extrañaba a mi familia me sentía completa al estar en una ciudad que siempre quise conocer, con gente agradable y lugares espectaculares. Estaba yendo directo a una librería para comprarme otro de mis libros favoritos. Averigüé a cuál ir y aparecieron varias opciones en internet, increíble cómo podés encontrar absolutamente todo lo que quieras ahí. Me decidí por una llamada "Foyles" que tiene libros en lengua no inglesa, no es como si no supiera hablar inglés pero preferí una que tenga libros en varios idiomas y esa resultó perfecta. Mientras los buscaba sentí que alguien se colocó a mi lado y me habló.

Alan

Venía de encontrarme con mis amigos y pasé por una librería que me quedaba de paso ya que quería comprarme un libro nuevo y otro CD de "The Who", una de mis bandas preferidas. Me acerqué a un libro y al lado mío había una chica que se me hacía conocida de algún lado así que decidí comprobarlo.

―Disculpame, ¿te conozco?

Se dio la vuelta para mirarme y efectivamente sí, la conocía. Era la chica que me encontré en el avión, no recuerdo su nombre.

―Hola, sí. Sos el chico del avión, Alan ¿no? ―contestó ella, sonriendo.

―Sí, ese mismo. ¿Cómo estás? ―sonreí.

―Bien, ¿vos? Qué coincidencia encontrarte acá.

―Qué bueno, bien también. Sí, es verdad. ¿Comprando un nuevo libro?

―Así es y nada mejor que uno de Londres. Por lo que veo vos también, ¿algo para recomendarme?

―Sí, vengo de ver a unos amigos y justo pasaba por acá. También, sí y algún CD de música. Em, depende de lo que quieras.

―Qué bien, yo salí de casa a recorrer un poco y me encontré con esta librería gigante. Es hermosa ―contestó, entusiasmada.

―La verdad sí, es una de las mejores y más grandes de la ciudad ―dije mirando alrededor.

―Ya veo por qué. ¿También hay CDs dijiste?

―Sí, hay de muchos artistas. ¿Querías alguno?

Su cara de asombro daba entre ternura y risa, realmente. Se notaba a kilómetros que era una turista enamorada de Londres.

― ¡Sí! ―respondió con admiración.

―Vamos entonces ―le contesté con una sonrisa, tratando de no reírme demasiado.

―Te doy risa ―dijo ella y me sentí sofocado.

―No, para nada ―contesté serio. 

Amantes (En físico y en ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora