Capítulo 49

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Después de salir de la tienda me dirigí hacia la casa de Ana. Me encontraría con Max y no sabía cómo iba a mirarlo a la cara. A pesar de que no fuéramos nada sentía como que lo estaba engañando al haber estado con Alan. Además de que una vez que pasó la calentura, me sentí culpable por su novia. No la conocía pero ella no se merecía esto. Lo peor de todo es que en casa de Ana también estaba Alan, las cosas no podían ser peores. Y encima tenía que fingir con Max que nuestro beso no había pasado. En fin, tomé el metro, me puse los auriculares y dejé que Arctic Monkeys sonaran en mis oídos.

Luego de que sonara Arabella, entre otras canciones, llegué a la calle de la casa de Ana. Di un suspiro y caminé hasta la puerta. Entré y traté de esquivar a todo el mundo (léase Max y Alan) pero fracasé, me encontré con Max que me saludó. No podía ignorarlo, sabría que algo habría pasado así que traté de sacar la incomodidad que sentía ya que no podía verlo a los ojos. Lo intenté y lo saludé con la mano y una sonrisa.

―Hey, ¿cómo va? ―preguntó Max con amabilidad

―Hola, todo bien ¿vos? ¿Cómo te sentís?

―Mucho mejor, gracias a vos supongo.

―Me alegra saber eso y no, yo solo te puse paños fríos en la cabeza.

―Y eso ayudó mucho.

―Esperá, si te acordás de los paños...

―Sí...Me acuerdo de lo otro también.

―¿Podrías ser más específico?

―Sí, me acuerdo de nuestra charla.

―Y del beso.

―Así es. ¿Por qué no me dijiste nada esta mañana?

―No sabía cómo hacerlo, pensé que no te acordabas de nada.

―No me acordaba, hasta que de la nada flashes de la noche anterior volvieron de repente cuando te vi.

―Escucha, Max, no quiero que pienses que tenés algún deber u obligación conmigo por lo que pasó.

―No siento eso, Sarah. No me arrepiento de lo que pasó.

― ¿Ah no? ―pregunté, sorprendida.

Rio.

― ¿En serio no te diste cuenta que desde que te vi me gustaste?

Wow. Estábamos siendo sinceros y eso me ponía nerviosa.

―Em no, no lo sabía. Es más, pensaba que te molestaba al principio.

―Eso fue al inicio. Pero cuando te conocí mejor cambié de opinión.

―Bueno, me alegra saberlo. Tengo que decir que inicialmente me parecías muy serio y estructurado. Por eso me sorprende que sientas algo por mí.

―Lo soy, pero vos me hiciste serlo menos. Me gustas por como sos, simpática, agradable, buena persona, buena amiga, estás siempre cuando alguien te necesita, te preocupás por la gente y podría seguir.

―Wow, no puedo creer que pienses todo eso de mí. Gracias, en serio ―me ruboricé y miré al suelo.

Sonrió.

―Es todo cierto, pero ahora me pregunto yo si note arrepentís de lo que pasó. 

Amantes (En físico y en ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora