Capítulo 37

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―Max, nos busca Ana para...Eh, perdón. No quise interrumpir nada.

Max

Por más esfuerzos que traté de hacer para alejarme de ella no pude. No vi que quisiera irse, si no sin duda la habría dejado. Miraba mis labios y yo los suyos, sabía que ambos queríamos lo mismo. Ya la rechacé una vez, no creía poder hacerlo de nuevo. Me acerqué más a su boca mientras que ella estaba quieta. Estaba dispuesto a besarla, no importaba si después me arrepentía de eso. Yo quería hacerlo...pero apareció Jonathan a interrumpir nuestro primer beso, increíble. Me levanté con cuidado de arriba de Sarah y ayudé a que ella lo hiciera también.

―Dejame ayudarte ―le di mi mano y nos levantamos.

―Gracias ―dijo ella, vergonzosa.

―Ya voy, Jonathan ―contesté y lo miré.

―Te espero afuera ―respondió él.

―Perdón, ¿te lastimé?

―No, para nada. Estoy bien, tranquilo.

―Debí darme cuenta antes.

―No hay problema, eso me pasa por jugar así. Es una costumbre que no me saco.

―No te preocupes. Tengo que irme, no sé qué querrá Ana ahora.

―Sí, andá. Suerte.

―Gracias, nos vemos ―me estaba yendo cuando escucho que me habla.

―Esperá, te falta esto ―me dio el vestido manchado.

―Me había olvidado ―expresé, pensando en voz alta. Escuché que cerró su puerta y me fui.

Sarah

Vi que Max cerró los ojos en señal de molestia cuando vino Jonathan a interrumpirnos, yo me sentía igual que él. Antes de que se fuera le di mi vestido para lavar, con el beso fallido nos olvidamos de todo. Cuando se fue, cerré la puerta y me apoyé en ella. Suspiré, me dejé caer en el piso y me puse a pensar. ¿Qué me está pasando? Hace unas horas me besé con Alan, ¿ahora iba a hacer lo mismo con Max? ¡No! ¡Yo no soy así! No sé por qué no puedo pensar claramente. Siempre fue impulsiva pero esto ya no está bien, tengo que aprender a controlar mis hormonas.

Max

Salí del cuarto de Sarah y respiré fuerte. Estábamos por ir con Jonathan hacia donde estaba Ana, todavía no sabía qué necesitaba.

― ¿Puedo preguntar qué pasó ahí dentro? ―cuestionó Jonathan, con cuidado.

―No lo sé.

―Bueno, parecía que estaban a punto de besarse.

―Sí, lo estábamos hasta que alguien nos interrumpió ―contesté con cierta molestia en la voz.

―Perdón, amigo. No tenía idea, en serio. Pero contame, ¿te gusta?

―No te preocupes, John. No sé lo que siento por ella, desde que la conocí me pasa algo raro. Al principio pensaba que era demasiado entrometida en cosas que no le importaban, pero después me di cuenta de que es diferente a cualquier persona que haya conocido antes.

―Uy, amigo. Estás jodido, realmente creo que lo estás.

―Lo sé, eso es lo que más me preocupa. Primero pensaba que era simpática en demasía y que era como una plaga que aparecía en todos lados, pero ahora si ella no está en donde estoy, yo voy a buscarla. Quiero que me persiga y me moleste aunque esté trabajando, me gusta tenerla cerca.

―Wow. Confirmado, estás muy jodido. ¿Y ella? ¿Qué le pasa con vos?

―Ni lo digas. No sé, de a ratos pienso que solo me ve como un amigo y por otros que le pasan cosas conmigo. No entiendo qué es lo que piensa o siente, me marea.

―Conclusión: Es una histérica, no estés más atrás de ella porque eso es lo que quiere. A esa clase de mujer le gusta que le den atención, aunque no le gustes. Si te tienen se sienten mejor con ellas mismas y si no te tienen, hacen lo que sea por lograr tenerte comiendo de su mano. No caigas.

―No lo sé, John. De verdad estoy tan confundido, no sé qué hacer.

―Hacé lo que te digo, creeme. Haceme caso, ya sabés lo que Ana piensa sobre mezclar relaciones con trabajo. ¿Perderías lo que hiciste prácticamente toda tu vida por una mujer que recién conociste?

―Lo sé, por eso intenté alejarme de ella. En realidad, hace dos meses y algo que la conozco si mal no recuerdo.

―Max, entendés el punto. Además, ¿cuántos años tiene? ¿Es legal al menos?

Lancé una carcajada.

―22, es legal hace un par de años.

―Ah, parece menor. Igual, sigue siendo una nena para nosotros.

Amantes (En físico y en ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora