―Gracias, nene ―contesté siguiéndole el juego.
―No es nada, hermosa.
Sarah
Código rojo, Max me dijo hermosa. Probablemente mi cara se puso de todos los colores posibles. Algo raro pasaba y no terminaba de entenderlo, me sentía fuera de la propia situación en la que estaba. Lo miré y le sonreí, tratando de disimular la sorpresa, el no entender nada y los nervios repentinos.
―Oh, me olvidé de presentarlos. Alan, él me ayudó en mi primer día acá, en el vuelo y en encontrar la casa de Ana ―le hablé a Max señalando a Alan. No pareció importarle mucho, apenas lo saludó formalmente y con un apretón de manos―. Max trabaja en la casa donde me estoy hospedando, él es...
―El novio ―dijo Max para mi sorpresa, tanto que no pude negar nada. Solo me di vuelta y lo miré a la cara con expresión de "¿qué demonios estás diciendo?"
Alan
Era el novio, no estaba sola como yo pensaba. ¿Será por el que lloraba cuando la conocí? ¿La vino a ver para pedirle una nueva oportunidad? ¿Qué quiere otra vez con ella? Si es él es un imbécil.
―Oh, el novio ―contesté.
―Efectivamente ―dijo él y la agarró de la cintura.
―Bueno, un gusto encontrarte de nuevo, Sarah ―dije mirándola únicamente a ella―. Nos volveremos a encontrar seguro.
―Igualmente, Alan. Seguramente sí ―contestó y sonrió―. Nos vemos pronto.
Sarah
¿¿¿¿¿Novio???? Tiempo fuera, cada vez entiendo menos. ¿Por qué Max estaba actuando así? ¿Debería preguntarle o no? Sí, tenía que hacerlo. Aunque fuera de lo más incómodo, era necesario.
― ¿Puedo preguntar qué es lo que acaba de pasar? ―miré a Max con una mezcla de sorpresa e intriga en el rostro.
― ¿Con qué? ―preguntó, como si nada.
―Eh, primero con lo de "nena", siguiendo con lo de "hermosa" y terminando con lo de "el novio".
―Ah, eso. Si querés no te lo digo más, no pensé que fuera a molestarte.
― ¿De qué estás hablando? No, no me molesta pero quiero saber por qué lo hiciste.
― ¿Y si no te molesta por qué querés saber?
―Ok, bueno Max. No estoy entendiendo nada, ¿qué te está pasando? ¿Le metieron algo a tu bebida? ¿Tomaste algo que no debías o qué?
―De hecho, no pude ni acercarme a mi bebida porque justo cuando la traía junto a la tuya, te vi hablando muy cálidamente con alguien que desconozco.
― Max, ¿estás celoso? ―pregunté, con el ceño fruncido, sin entender absolutamente nada.
― ¿Qué? ¿Yo? Pff, no sé qué estás diciendo ―contestó y su frente se arrugó. Me pareció tan tierno que me hizo reír por dentro, no quería demostrarle por fuera eso. Al menos no por ahora, no hasta que me dijera qué le pasaba.
Lo miré y levanté mis cejas con una expresión divertida en mi rostro.
― ¿Entonces qué? ―pregunté, insistente.
―Nada, solo que pensé que yo era la única persona que conocías acá. ¿A él también lo invitaste a ir a un pub?
―Wow, si esos no son celos no sé qué lo serán. Ya te dije quién es, él me ayudó en mi primer día en esta ciudad, en el avión y a encontrar la casa de Ana. Eso es todo, solo sé su nombre y listo. No tengo su teléfono, no tengo nada de él.
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Amantes (En físico y en ebook)
RomanceUna historia sobre un amor prohibido, un pecado para muchos. En el mundo hay demasiada controversia acerca de la infidelidad. Algunos opinan que no está mal si en la relación en la que te encontrás no te hace feliz y otros que si estás con alguien y...