―Hola, bebé ―contestó él, siguiendo mi juego. Eso debe ser bueno, quizá no sea nadie en particular.
― ¿No nos vas a presentar? ―dije con una sonrisa falsamente amigable.
―Oh, claro. Ella es Aylin, una amiga ―la señaló.
―Soy la ex novia ―dijo la mujer―. A él no le gusta decir eso, prefiere decir que soy la amiga ―rió.
―Ah ―dije y me reí falsamente―. Chico vergonzoso.
―No, para nada ―dijo ella―. Si lo conocieras como yo te darías cuenta que es todo lo contrario, solo se hace el formal la mayor parte del tiempo ―agregó, riendo de forma amistosa.
―Estoy descubriendo eso ―contesté, otra vez con una sonrisa fingida.
―Bueno, yo me retiro. Un gusto conocerte, linda. Max, siempre un gusto verte ―me dedicó una sonrisa y le dio un beso en la mejilla a él.
―Igualmente, Aylin ―di mi última sonrisa forzada antes de que se fuera y de que yo explotara de furia. Lo miré esperando una respuesta de brazos cruzados.
― ¿No te perdiste?
―No ―contesté cortante.
― ¿Pasa algo?
― ¿Qué podría pasar? ―pregunté con la misma intensidad de la respuesta anterior.
―Estás actuando extraño...
―Estoy lo mejor que puedo estar cuando te veo a pura risita con una mujer en el único momento que me voy al baño.
―Creo que la que tiene celos ahora sos vos...
― ¿De qué hablás? No estoy celosa, solo que no conozco a nadie en este lugar y cuando salí del baño y te vi con otra persona no sabía si acercarme o esperar a que terminaras de hablar. No tenía idea de qué hacer y fue incómodo ―contesté enojada y mirando a otro lado, me había soltado de él cuando la mujer se fue―. Y para colmo me entero que es tu ex novia.
―Parece que sí lo estás...
―No tendría por qué estarlo, somos amigos. Solo fue eso que te dije, nada más.
―Hasta hace un rato éramos novios ―bromeó él.
Lo miré con cara de pocos amigos, tratando de no reírme de lo que decía.
―Ey, no te enojes. Sé que te querés reír ―dijo yme abrazó. Otra vez los escalofríos por todo el cuerpo. Me quedé quieta, sin moverme, tiesa. Solo alcancé a cerrar los ojos y su perfume tan varonil más lo que había tomado, la madrugada y las hormonas estaban causando efectos raros en mí. Nos quedamos unos segundos así hasta que nos soltamos despacio, estábamostan cerca que yo podía sentir su respiración y el aroma a menta que sedesprendía de su boca. Mi corazón latía cada vez más fuerte y no sabía qué hacer. Sin darme cuenta, me fui acercando a sus labios esperando que pudieran hacer contacto con los míos.
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Amantes (En físico y en ebook)
RomanceUna historia sobre un amor prohibido, un pecado para muchos. En el mundo hay demasiada controversia acerca de la infidelidad. Algunos opinan que no está mal si en la relación en la que te encontrás no te hace feliz y otros que si estás con alguien y...