Capítulo 22

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Max

Con esas palabras y su mirada a mis ojos logró ponerme un poco nervioso. Claramente ella se refería al lugar, pero mi cabeza se fue por otros lados divagando en posibilidades no reales. Traté de disimular esos pensamientos y contesté.

―Me alegro entonces ―dije mirándola a los ojos también, intentando no demostrar nada de lo que pensaba...o estaba sintiendo―. ¿Querés algo para tomar?

―Gracias. Sí, por favor. No soy de tomar demasiado así que no sé bien qué pedirte pero algo que no sea muy amargo, dulce en lo posible.

―Muy bien, ya vuelvo ―dijo y sonrió.

Sarah

Le devolví la sonrisa y vi cómo se iba a buscar las bebidas. De repente, escucho una voz muy cerca y al darme vuelta, la figura de un hombre estaba al lado mío.

― ¿Sarah?

― ¿Alan? ―pregunté.

― ¡Hola! Qué coincidencia encontrarte por acá ―dijo él.

― ¡Hola! Sí, totalmente. ¿Cómo estás?

―Bien, disfrutando de mi tiempo libre. ¿Vos?

―Qué bueno. Yo vine a conocer este lugar, quería salir un poco de casa.

―Me parece bien, ¿te gusta?

― ¿Qué? ¿Quién? ―pregunté, medio trabada.

―El lugar... ¿No hablábamos de eso? ―preguntó, medio perdido.

―Eh sí, obvio ―reí nerviosa―. El lugar, claro. Sí, me gusta mucho. Es lindo.

― ¿Estás bien? ―preguntó con el ceño fruncido―. ¿Alguien le puso algo a tu bebida? ¿Te dieron algo?

― ¿QUÉ? NO, PARA NADA. NO, NO HAGO ESAS COSAS ―Respondí y mi tono de voz se elevó.

Alan

Estaba yendo a la barra a pedirme unos tragos cuando vi una figura que se me hacía conocida, en efecto lo era. Sarah, la chica del avión...y de la librería...y ahora del bar. Era como si me la encontrara en todos lados. Me acerqué a saludarla pero estaba...rara, no sé. Parecía nerviosa, alterada. ¿Habría ido sola? No había nadie con ella cuando la encontré. Quizá por eso estaba así, primera vez en un país que no es el de ella, sin nadie que conozca, en un bar, aparentemente sin compañía. Pueden ser razones suficientes.

Max

Dejé a Sarah para ir a buscar unas bebidas y mientras las esperaba, dirigí unas miradas hacia ella. La busqué un par de segundos y la encontré, no quería perderla de vista. Sentía que tenía que protegerla, no conocía a nadie más que yo. El bartender me entrega los tragos y cuando estoy en mi camino hacia ella, la veo hablando con alguien. ¿Quién era? ¿Qué quería con ella? ¿Alguien la estaba molestando? ¿Era el novio? No creía que lo fuera, si no hubiese venido acá con él y no decirme a mí. Me acerqué e hice como que no había visto que estaba acompañada.

―Acá traje las bebidas, nena.

Sarah

Me volví a cruzar con Alan, era gracioso como siempre nos encontrábamos en el mismo lugar. Estábamos hablando de lo más normal hasta que aparece Max con los tragos. "Nena", ¿desde cuándo me llama así? Ok, esta noche está poniéndose cada vez más rara. Alan básicamente me llama drogadicta y Max me dice "nena". Creo que lo normal no va conmigo, definitivamente. Sea en el país que sea y el escenario que sea. Traté de disimular mi cara de sorpresa e intenté una respuesta coherente a la situación.

Amantes (En físico y en ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora