Capitulo 6
La luz que entraba por mi ventana hizo que me despertara, me levanté enojada y cerré las cortinas para luego caminar nuevamente hacia mi cama y hundirme debajo de las sabanas. Sollozos era lo único que se escuchaba en la habitación y podía sentir mis ojos arder de tanto llorar. Suspiré, Josh se había ido ayer por la tarde y aun no había regresado, tampoco había llamado para decir: “terminamos, puedes irte a la….” Todo esto es un mierda, lo reconozco, luego de haberme besado con Harry no tendría que reclamarle nada, pero…¡El se estaba acostando con una…. Con una zorra! El ruido insistente de mi celular comenzaba a molestarme, por lo que lo tomé rápidamente y miré la pantalla que se prendía y se apagaba enseñando el nombre de quien llamaba. Harry, suspiré y sequé rápidamente las lágrimas para luego atender.
-Llamada-
-Harry.-Contesté ahogando un sollozo.
-No cariño, soy Ashley.-La voz chillona del otro lado hizo que rápidamente alejara el teléfono de mi oído si no quería quedar sorda.
-¿Qué quieres pe… Ashley?.-Pregunté, pude escuchar un insulto de su parte y reí.
-Quiero hablar contigo.-Comentó.-Tenemos algo que arreglar.-Siguió intentando intimidarme.
-¿Qué tenemos que arreglar?.-Pregunté.
-Ahora no te diré nada.-Contestó.-¿Podemos juntarnos?.-Rodé mis ojos y suspiré. Aceptaría solo para que dejara de molestarme.
-Está bien.-Contesté.-¿Adónde?.-Pregunté.
-En el centro comercial en una hora.-Dijo seria.
-Está bien, nos vemos.-Y dicho esto corté la llamada.
-Fin de la llamada-
Genial, me sentía pésimo ¿Y a esto tenía que sumarle el tener que verle la cara a Ashley? ¡Qué alegría! Me paré de la cama lentamente, solo quería hundirme debajo de las sabanas alrededor de unos 100 años y no salir más de allí. Suspiré y caminé hasta el baño, abrí la canilla de la ducha y, mientras esperaba a que el agua estuviera tibia posó mi mirada en el espejo. Un zombi, eso era lo que veía del otro lado del espejo… ojeras, ojos rojos al igual que la nariz, ojos hinchados, cabello despeinado. Suspiré y me saqué la ropa para luego entrar a la ducha. Intentaría relajarme lo más que pudiera, aunque si seguía pensando en que tendría que ver a Ashley lo único que conseguiría sería que mi humor fuera como el de un perro. Luego de unos minutos salí y sequé mi cuerpo para luego envolverlo en la toalla y salir en busca de algo para ponerme. Una remera blanca simple, un chaleco color verde agua al igual que el pantalón y unos zapatos negros serían lo que me pondría. Caminé nuevamente hacia el baño y me cambié. Dejé mi cabello suelto procurando que mis ojos no llamaran demasiado la atención. Deliñe mis ojos y puse algo de brillo en mis labios, sonreí a medias para luego salir del baño.
-¡Mierda!.-Exclamé al darme cuenta de que no tenía nadie para que cuidara de Sharon. Ella no podía ir conmigo pero tampoco podía quedarse sola en casa. Suspiré y tomé el teléfono.
-Mensaje-
“Nialler, ¿Podrías cuidar de Shar? Tengo que salir por algo importante”.
Lo envié y esperé unos segundos. Mi teléfono sonó y lo tomé rápidamente.
“Claro, ¿Qué paso?”.-Niall
“Luego te cuento, es una larga historia”.
Deje el teléfono sobre la mesa de luz y salí de mi habitación. Baje las escaleras lentamente intentando no hacer ruido para no despertar a Sharon y luego de dirigí hacia la cocina. Abrí la heladera y busqué algo para desayunar, pero al no encontrar nada opté por un vaso de jugo. Suspiré y me senté en la banqueta. Los recuerdos de la pelea que tuve ayer con Josh vinieron a mi cabeza y, lo que aun me tenía sorprendida… él me engañaba. Sin previo aviso las lagrimas se encontraban rodando por mis mejillas, las sequé aunque fue en vano ya que otras más las siguieron. Apoyé mi cabeza en la mesa fría y intente calmarme, pero en vez de eso solo empeoró. El timbre sonó y sequé mi rostro rápidamente con la manga de mi chaqueta, caminé hasta la puerta y la abrí. Niall me sonrió ampliamente, aunque su sonrisa se borró rápidamente al ver las lágrimas en mi rostro. Sin decir nada se acercó a mí y me abrazó fuertemente, como protegiéndome de todo. Me aferré a él y los sollozos escaparon de mi boca. ÉL comenzó a acariciar mi espalda en círculos, como solía hacerlo dese que nos conocíamos y sonreí a medias. Él no cambiaba y sabía que podía contar con él a pesar de todo.
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