Capítulo 26

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Pov Christian.

-¡Vamos a enseñarles a todos ellos que es divertirse!- Grita Daniel por encima de la música.

Tres horas después, todos gritaban como posesos en un local de Show de chicas stripper mientras observaba como una chica sexy vestida como enfermera y la otra estaba solamente bailando en tanga.

Después que los chicos parecían unos mojigatos cuando llegamos al local ahora se convirtieron en locos por el sexo. Daniel Cullen, Amir, Jeremía, Simón, Marcus y Gabriel.

Mientras tanto ya yo estaba muy cansado así que me fui a la barra a pedir una bebida, ya solo faltan 3 putos meses para cumplir mi cumpleaños número 18. ¡Al fin! ¡Voy a ser un puto Amo de una puta sumisa! ¿Dije muchos <<Putos>>? ¿No?

Perdí la cuenta de los tragos que me bebí, pero algo me decía que en ese momento era observado por alguien. Disimuladamente voltee a mi derecha y lo vi... ¡Maldita sea! ¿De verdad va a cumplir su palabra? Ese tipo de verdad está más loco que yo. Definitivamente.

Flashback

-Grey, tú y yo tenemos que hablar.

-José...

-Quiero a Anastasia.- Solamente dijo eso y me hirvió la sangre. ¿Qué cree él? ¿Qué Ana es un juguete que va a reclamar?

-¿Disculpa?

-No. No te disculpo Grey- Escupe- Tal vez ella piensa que tú eres bueno, pero los dos sabemos que tú eres todo menos eso.- Golpe bajo- No la vas a ser feliz.- Me enfureció todo lo que dijo ¿Cree que Anastasia es un juego que hay que ganar?

-¿Tu si? ¿Tu si la vas a ser feliz?

-Pues fíjate que sí.

-No me digas- Dije sarcástico.- Tu amor hacia ella es tan bonito, José... Das asco.- Una mirada de odio me gané por parte de él. Pero después se convirtió en una cara de complicidad.

-Sí. Tal vez. ¿Pero qué crees Grey? ¿Qué va a ser lo que pensará Ana cuando ella sepa la verdad de ti?- Sentí pánico. No lo demostré. Pero si lo sentía.

-¿Qué vas a saber tú? Vas a perder el tiempo.

-Según tú. Cuando yo descubra quien eres en realidad y se lo diga a Anastasia. YO seré su hombro de apoyo. Yo voy a ser el buen amigo y tú el despiadado ex amigo mentiroso. Te va a odiar.

Mierda. Sentí un escalofrío madia bélico cada vez que él dice eso. ¿Perder a Ana? ¡No!... Me muero.

-Hablas puras estupideces.

-No me importa si crees que una estupidez o no. Te voy a hundir.

-No metas las manos al fuego que te quemaras.-Advertí.

-Oh, ya yo me queme... el siguiente serás tú.

Fin de Flashback

Fui donde estaba ese maldito pero a 30 pasos de donde estaba salió corriendo. Cobarde. ¿Ese es su plan? ¿Perseguirme a todos lados como un perro?

(...)

Sus labios.

Sus manos.

¡Oh Dios! Su dulce voz...

-Joder -dije con voz baja y grave-. ¡Qué húmeda estás!

Parecía estar librando la misma lucha interna que yo.

Cuando me miró estaba temblando, con una clarísima expresión de placer en su rostro. Con un movimiento rápido le arranque las bragas, y el sonido de la tela al rasgarse pudo oírse en silencioso cuarto rojo.

La cogí bruscamente, la enderece con las fusta en mis manos pasándosela por su delicioso cuerpo, ella es una Sumisa perfecta. La única que quiero. Agarre unas esposas de color platino y se las puse y la otra parte la apreté en la cama.

Metí sus dedos en su precioso coño, deslizándose y entrando de nuevo.

Maldita sea, no es por presumir pero soy un puto Amo.

Yo soy un hombre que suele conseguir lo que quiero. Y lo que quiero en este momento y para siempre es a ella.

Eché mis hacia atrás hasta apoyarme en los codos, sintiendo precipitarse el orgasmo.

Grite llegando a clímax- ¡Anastasia!

Desperté sobresaltado mirando a mis lados, sintiéndome pegajoso todo mi cuerpo. Enciendo la luz de mesa de noche. ¡¿Qué demonios?! ¡Maldita sea! Me corrí por un sueño. ¿Cuántos años tengo? ¿14? ¿15?

«Dios, qué jodido estoy

Llevaba mirando al techo desde que me había despertado hacía una hora.

El cerebro: hecho un desastre.

Mi pene: como una piedra.

Bueno, como una piedra otra vez.

Fruncí el ceño sin dejar de mirar el techo. No importaba cuántas veces me hubiera masturbado desde que ella entro a mi vida, aquello no parecía bajar nunca. Y aunque nunca creí que fuera posible, era peor que las otras veces que me había levantado así.

No puedo ya ni siquiera verla en buenos ojos, cuando la miro quiero sentir su tacto, su voz, y perderme en el increíble color azul de sus ojos.

Es deseo. Lo que siento por Ana es deseo. Deseo sexual.

Pero me confunde un poco, ¿Qué significa cuando estás cerca de alguien y sientes una electricidad exquisita por todo tu cuerpo? ¿Deseo, verdad? Sí. Es eso.

(...)

Voy a la casa de Jamie.

Necesito hablar con él.

Camino observando las personas pasar y entrar a sus casas, cada uno en su mundo, pueden ser sumisos o tal vez Amo de sus propias vidas.

La puerta está abierta, entre directamente cerrando la puerta con seguro. Quede muy sorprendido al entrar, las paredes negras con gris y en la parte de la cocina, blancas.

Es raro, es decir, es bonito, pero nunca había entrado a su casa desde el día que se lo presente.

Lo vi caminando en mi dirección, estaba en pijama. Flojo.

-Hola hermano- Chocamos las manos- ¿Qué haces por aquí?

-Linda decoración- Él me observa unos segundos y después levanta los hombros como quitándole importancia.

-Me gusta.

-Bien. ¿Podemos pasar a tu habitación? –Pregunto- Es que necesito un cargador para mi Tablet y algunas almohadas antes de empezar.

Vi pánico. Pánico en su rostro. Se puso rojo en cuestión de segundos. Empezó a temblar. ¿Qué?

-Hem. No, no, yo lo vo...voy a bus...buscar.

-¿Bien?

Subió rápidamente a su habitación y de un solo golpe la cerró. ¿Qué le pasa?


Cuidando al playboy GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora