Capítulo 29

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Pov Anastasia.

¡No quiere abrir la maldita puerta! Siento que me falta aire. ¡Demonios! Yo sabía que había algo peligroso en ese sujeto. Estoy tirada en el piso sufriendo ¿Por qué no le hice caso a él?

-¡Te vas arrepentir de no haberte puesto de mi parte maldita zorra!- Grita.

-Por... favor ya no me lastimes-Susurro con la boca llena de sangre.

-¡Ay!... ¿La pobre hija de perra no quieren que la sigan lastimando? Cálatela ahora Steele.- Me da otra patada por mis costillas. Lloro. Me duele todo. Quiero morirme de una vez.

-Basta...-Suplico.

-No te estoy haciendo nada malo querida mía. Quiero que sepas que esto... No es mi culpa. Todo lo que te está pasando es culpa de él.- Niego. – Te odio Steele- Cerré los ojos vi la intensiones de darme una patada, pero esta vez en mi cara.

Esperé el golpe. Pero nunca lo recibí. Cuando abrí los ojos apareció él en mi vista.

-¡Anastasia corre!- Su voz...

No lo puedo ver bien. Solo tiene ese mismo reloj, y las mismas características anteriores. Solo que no puedo ver su cara.

-¡Steele por primera vez en tu vida obedéceme y vete!

Me levante como pude. "Corrí" sin saber mi rumbo. Tuve que mirar donde estaba el chico misterioso. Su piel, es color carne. Y me di cuenta de algo. El cielo se volvió un gris, un hermoso Gris.

Cuando iba a dar la vuelva para seguir corriendo algo me pego fuertemente la cabeza.

-Hasta luego... amiga.- Y caí en una profunda oscuridad.

Desperté sobre exaltada. Sudando y respirando con dificultad. Malditas pesadillas.

(...)

-¿Dónde diablos estabas?- Grité. Estúpido Playboy.

-No te importa Steele.

-Mira niño bonito... Si me importa te conozco ya más de 5 meses, estamos en marzo y ¿Sabes qué? Sigo siendo tu niñera- Él pone los ojos en blancos.

-Pronto cumpliré 18.

-¿Y? Yo cumpliré 70 en muchos años.

-Me duele la cabeza ¿Okey?

-No me importa. Tu madre te estaba llamando muy preocupada que no la hemos llamado hace más de 2 semana. Ya hablo conmigo. Le dije que estabas en la casa de un amigo- Asiente- Ahora por ese favor dime la verdad.

-Tengo cincuenta sombras de jodida locura.

-Eso... Lo sé. Bueno en realidad sé de tus 50 sombras, pero no sé de qué se trata.

-Eso no importa.

-Cállate ¿Sí? ¿Dónde estabas?

-Estaba follando.- Si el corazón se escuchara cuando ha sido roto. El mío en ese momento podría ser escuchado hasta Japón.

-Bien...- Subo a mi habitación. Llorando, ¿Por qué me pongo así? Porque estas enamorada maldita. Dice mi subconsciente.

(...)

-¿Ana? ¿Estás bien?-Asiento.- Bueno... ¿Qué has hecho?

-Nada- Kate pone los ojos en blancos.- Oh vamos Ana, no seas así- Como no digo nada prosigue.- ¿Algún novio?- Niego y ella resopla fastidiada- Necesitas definitivamente un novio.

Abro los ojos como platos- ¿Por qué todos piensan que necesito un novio? Hasta ahora tengo entendido, que para lo único bueno que son los novios es para hacerte trizas el corazón.

Kate me mira fijamente sin creerse lo que acabo de decir.

-No todos los hombres son iguales.

-Claro que sí- Contraataco.

-Ana... No sé qué te pasa. Oh si alguien te ha hecho pensar así. Pero siempre recuerda esto, ya que te olvidas de una cosa... Es lo que un hombre te hace creer que puedes encontrar en él.

(...)

Después de salir el restaurante donde había comido y bailado un rato con Kate, pienso en llamar a Taylor para que me venga a buscar o simplemente caminar. Elijo lo segundo.

Las calles literalmente están vacías en las primeras cuadras, ya después a las siguientes últimas cuadras, si había movimiento de personas circulando la zona.

¡Dios mío! ¡La madre que me pario! ¿Por qué tengo esas pesadillas? Las ignoro. Pero hay algo, no sé, un significado de esos sueños. O simplemente que me estoy volviendo loca.

Mis sentimientos están hechos un lio. Jamie- Christian, Christian-Jamie. A Jamie lo amo, pero como mi mejor amigo. Desearía amarlo como es debido pero no. No puedo. Mi...mi corazón le pertenece a un hombre con unas 50 sombras que desconozco. ¿Por qué él? ¿Por qué no Jamie? Tengo una patética vi...

-¡Maldición!- Salgo de mis pensamientos asustada por ese grito agudo acompañado de dolor. Más que sentí un fuerte golpe en mis hombros. Veo a mis lados pero no hay nadie. ¿Qué fue eso?- Me duele...- Frunzo el ceño. La voz está muy cerca de mí... Hasta que bajo la cabeza ¡Maldición tire a un hombre al piso!

-Lo siento, lo siento, lo siento. No me di cuenta de usted, estaba distraída y... ¡Ay! Como lo siento.

-Solo... solo llama a la ambulancia.- Inmediatamente marque el número de emergencia. Hablo lo necesario y corto.

-Ya viene en camino la ambulancia, no se preocupe. ¿Le duele mucho?- Abrió los ojos, un lindo y tranquilizador azul. Me di cuenta que era una pregunta estúpida, ya que donde cayó golpeando su espalda en una silla de cemento y su pierna izquierda estaba torcida. El hombre debe tener como unos 29 o 30 años. – Olvídelo.

El hombre pone los ojos en blancos, todavía retorciendo de dolor. Soy una pésima persona.

-Bueno. Mi nombre es Anastasia Steele. ¿Cuál es su nombre?- Él lo dudo un poco en responderme, pero cuando abrió la boca llegaron el sonido de las sirenas.

Todos los paramédicos ayudaron al hombre. Ahs, esto no hubiera pasado si yo no estuviera pensando en boberías mientras camino.

Cuando lo subieron a la ambulancia y me iba a montar junto al hombre, unas de las mujeres me detienen.

-¿Y usted quien es del paciente? – Piensa rápido Steele.

-Soy... soy su novia- La señora me mira raro y pongo los ojos en blanco disimulando mi nerviosismo- ¿Qué? Me gustan los hombres un poquito mayores.

Ella sin decirme nada entra a la ambulancia y menos de 40 segundos vuelve hacia mí.

-Entre.

Corro y brinco para entrar a la ambulancia, pobre señor.

Está sudando. Debe estar mentándome la madre dentro de él. Pero sin embargo se tranquiliza, toma 3 respiraciones y me pregunta.

-Así que... ¿Somos novios?- Sí, lo admito. Me sonroje profundamente.

-¿Qué? Como le dije a la señora. Me gustan un poco mayores- Bromeo. Él a pesar del dolor, mantiene la calma. Y me ve directamente a los ojos, con su tranquilizadora mirada azul. Oh, también es rubio.

- Flynn. Mi nombre es Flynn. Para la mayoría de mis pacientes, el doctor Flynn.

Casi mato a un doctor...

Cuidando al playboy GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora