1. Cambiar

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Me gustaría decir que pude cambiar mi estado de ánimo cuando puse un pie en Londres, que la familia de Jack me hizo olvidar que estaba huyendo, que los nuevos amigos que hice en Oxford podían sustituir la vida que llevaba en Nueva York, pero no fu...

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Me gustaría decir que pude cambiar mi estado de ánimo cuando puse un pie en Londres, que la familia de Jack me hizo olvidar que estaba huyendo, que los nuevos amigos que hice en Oxford podían sustituir la vida que llevaba en Nueva York, pero no fue así, pues, aunque los humanos somos seres reemplazables, así mismo somos inolvidables.

Conocí al hermano de Jack, Finnick, es un amor de persona, es tierno, gracioso y amable. Es idéntico a Jack, por algo son gemelos. Imaginen la sorpresa cuando llegué y vi doble. Me he llevado muy bien con él, incluso llegamos a bromear

La madre de Jack murió hace años y su padre, el señor Gallow Harrison, es un señor agradable, me aceptó en su casa sin dudar a pesar que le dije que sería temporal que yo viviera ahí, pero a las tres semanas después falleció. Tenía cáncer de pulmón y no resistió mucho. Jack no la pasó bien, y tuve que adaptarme a su vida aquí por mi cuenta.

Ha pasado un mes desde que me fui de Estados Unidos. Oxford me parece una universidad impresionante con un régimen estricto con su plan de estudios. El frío es soportable, pero en ocasiones extrañaba el calor en Queens. Las veces que me veía al espejo, me veía diferente, como más "adulta". Jack decía que había adelgazado bastante, tal vez porque cuando estaba en la calle usaba abrigos y chamarras grandes, y cuando estaba en casa usaba playeras de manga larga ceñidas al cuerpo.

Jack, ahora que lo conozco mejor, siento que es el hombre ideal para cualquier chica, es muy cariñoso, siempre dice que me quiere y me mima como un bebé. Y es muy guapo, pero eso es algo que no sólo yo veo en él. Me gusta que todos los días me despierta con una flor y cuando vuelvo de la universidad me recibe con otra distinta. Sin falta, todos los días. Ha sido un gran apoyo tenerlo conmigo en esta travesía, siento que, sin él, esta aventura la hubiera sentido distinta.

Mi cuarto es grande, con un enorme ventanal que me permite ver desde todo Londres. Recordé mi ventanal en Queens, cuando lo abría suficiente para que entrara el aire fresco, o cuando Justin entraba cuando le daba su regalada gana.

No suelo pensar en él tan seguido, al menos no cuando estoy ocupada, pero cuando llega la hora de dormir, mi cerebro se empeña en recordarlo con cada canción tortuosa sobre amor que pasan en la radio. Es como si el destino jugara chueco conmigo y se estuviera burlando en mi cara.

Hacía bastante frío y mi abrigo no me calentaba lo suficiente. El único que lo hacía era Justin y no sólo en el ámbito sexual, solo él podía quitarme el frío con solo envolverme en sus brazos.

«Dios, esto es enfermizo»

Llegaba a un punto en el que esto ya no es depresión, me daba coraje que aún me afectara tanto que un chico que conocí en tan poco tiempo se metiera tan profundo a mi corazón y a mi vida... y a mis calzones.

- ¿Estás bien, Eveleen? - preguntó Finn a un lado mío.

Lo miré para asegurarme de que era él y no Jack. Pero su tatuaje en su dedo lo delataba. Tenía tatuado la inicial del nombre de su novia. A de Abbigail. Me burlé un poco en mi mente por pensar que en un futuro eso sería una broma cruel.

2. All That Matters [Segunda Temporada. Part. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora