6. Perderte

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Casi podía volar por las calles de tan alta que era la velocidad a la que iba en el coche, pero hasta eso era lento, ochenta kilómetros por hora no eran suficiente para mí. Pasaba los demás coches con facilidad y a los peatones que trataban de cruzar sin herirlos, no tenía tiempo para matar gente, solo quería saber que esa nota solo era una pésima broma. Intentaba pensar en el autor de aquella nota, pero de tantos enemigos que tenía en la ciudad no se me ocurría solo uno.

Pensaba en Austin, pero no, perdimos totalmente el contacto después de la golpiza que le di por haber intentado abusar de Eveleen. De volver a pensar en sus manos sobre ella me hacen apretar mis manos sobre el volante al punto de casi romperlo.

Me detuve en seco delante del viejo portón que recordaba a la perfección. Seguía igual, intacto. Salí corriendo del Mustang cuando vi la puerta principal abierta. Estaba alguien adentro. Mi corazón no paraba de darme brincos de la posible imagen que podría encontrar ahí dentro, solo pedía a Dios que mi Eveleen estuviera bien, a salvo, pero no había pensado en qué pasaría si la volviera a ver.

Escuché ruidos bastante extraños para ser pasados por alto. Forcejeos y... Un grito.

Saqué el arma que tenía en mi bolsillo trasero y pateé la puerta con tanta fuerza que se abrió de una.

- Tienes tres segundos para quitar tus asquerosas manos de ella antes de que te vuele la cabeza.

Aquél sujeto tenía a Eveleen contra el suelo lleno de vidrios, la estaba atando. Me miró y en un santiamén subió las manos estando de espaldas hacia mí.

- Aléjate de ella y date la vuelta, ¡Ahora!

El sujeto se dio la vuelta. Cuando vi su maldita máscara, supe quiénes eran los imbéciles detrás de todo esto. No era solo una bromita entre taraditos precoces, esto era muchísimo mayor.

- ¿Qué esperas niño?

Atacó el sujeto lanzando velozmente una navaja hacia mi pecho, pero fui más veloz y tomé un pedazo de lámina rota que estaba cerca. La navaja se impactó en ésta y le disparé en la pierna.

No se tiró ni nada, sino que corrió hacia mí derribándome, cayendo en una mesa del comedor haciendo que ésta se rompiera.

Lo golpeé en el costado recibiendo un puño en la cara, el sujeto tomó la navaja que estaba a un lado y la intentó clavar en mi cuerpo, aunque le volteé el juego y se la enterré en la pierna. El sujeto sin saber qué más hacer, me siguió golpeando en las costillas para liberarse, yo comenzaba a sentir más dolor así que me giré sobre su cuerpo y vi mi arma tirada a unos dos metros, estiré mi mano para alcanzarla, pero me era imposible, tenía que soltarme de él. Le pateé la cara en un descuido y corrí hasta mi arma, la cargué en unos segundos y disparé hacia su cabeza.

Cayó al suelo, muerto.

Sacudiéndome los vidrios de la ropa, miré en dirección a Eveleen. De su cuerpo corría sangre y casi se me bajaba la presión de pensar en lo peor.

-         Dios, Eveleen – me hinqué a su lado buscando el origen del sangrado por su cuerpo, en cuanto hice contacto con ella por primera vez en años, me solté a llorar

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- Dios, Eveleen – me hinqué a su lado buscando el origen del sangrado por su cuerpo, en cuanto hice contacto con ella por primera vez en años, me solté a llorar.

La sangre salía de una herida profunda en su pierna, dejé salir un suspiro de alivio, al menos no es una herida tan grave para hacerla perder la vida. Me saqué el cinturón y lo abroché por arriba de la herida. Mientras hacía eso, miré su rostro, tenía un par de golpes en su precioso rostro, lo que me daba más coraje de saber que pude haber llegado antes.

Acuné su cara entre mis manos, intentando traerla conmigo de nuevo.

- Eve – la llamé, buscando alguna señal que me escuchaba, pero no veía señal alguna -. Tranquila, vas a estar bien. Te acabo de recuperar, no puedo perderte otra vez.

Tomé su pulso. Disminuía.

Entré en pánico y sin más opciones en mi cabeza, la cargué sin dificultad y la llevé corriendo al Mustang. Me aseguré rápidamente que no hubiera alguna bomba implantada en alguna parte del coche y me metí pisando el acelerador a fondo. Miraba cada cinco segundos a Eveleen en la parte trasera observando su respiración, si tal vez abría los ojos. Mis lágrimas seguían saliendo, pero intentaba calmarme para no perder el control de la situación y salvarle su vida.

Así no es como imaginé nuestro reencuentro, si es que iba a existir uno, la imaginé consciente, sonriente, tal vez soltándome una bofetada bien merecida después de lo que le hice y después le desearía lo mejor para continuar con nuestras vidas. No así, intentando parar el sangrado de su cuerpo, con un muerto en su casa y yo a punto de perder la cordura.

Al llegar al hospital no fue difícil hacer que me consiguieran una camilla para mi Eve. Mi Eveleen. Mi pobre Eveleen.

- Estarás bien, lo prometo - besé su mano antes de que me separaran de ella.

***

La persona frente a mí me tapó la boca tratando de dormirme, pero le golpee la entrepierna en un intento desesperado por huir. Sirvió, pero él era enorme, creo que solo le hice cosquillas pues se dobló y en un instante estaba otra vez encima de mí, me tomó del cabello y me empujó hacia el estante de cristal rompiéndolo. Este dolor que siento en este momento es horrible, me arde la pierna y es cuando me doy cuenta que un vidrio enorme me ha penetrado el muslo.

Intenté huir, pero el dolor y el hombre no me dejaron. Entre lágrimas rogué por mi vida que me dejara.

- Por favor, no me hagas daño, hay dinero en la biblioteca, llévate lo que quieras, pero no me hagas más daño – lloré.

Creí que iba a darme una patada, pero solo me tomó de la mandíbula. Tiene una máscara dorada que la encuentro un tanto ridícula, pero puedo ver sus ojos examinarme con rapidez.

Su otra mano la posó sobre mi pierna herida. Temblé, pues en ese momento solo pensé que iba a violarme, después matarme y aquí terminaría mi historia, pero lo que hizo fue apretar con una fuerza brutal mi herida, provocando que gritara como una desquiciada.

- Duele, ¿Cierto? – murmuró.

«No imbécil, esto es la mejor sensación del mundo, está de puta madre»

- Lástima que no pueda matarte, mi jefe te quiere con vida y completa, si no, por mí ya estarías muerta - me tomó de la garganta levantándome con fuerza -. A dormir.

Volvió a colocar el paño húmedo sobre mi cara sin cuidar que fuera solo a mi nariz, me provocaba náuseas, no podía quitármelo de encima, la desesperación que sentía en este momento era peor de lo que podía imaginar, intento no respirar lo que vertió sobre el paño, pero conforme pasa el tiempo no puedo seguir luchando, mis ojos empezaron a nublarse, mis brazos a flaquear y sentía mi cuerpo volar.

Mis ojos estaban ya por cerrarse, pero de un momento a otro mi mirada se hizo borrosa y sólo veía siluetas... ¡Siluetas! Hay alguien más aquí.

Era otro chico que había llegado y le apuntaba al que me estaba asfixiando.

-Tienes tres segundos para quitar tus asquerosas manos de ella antes de que vuele la cabeza – escuché.

Esa voz...

Mis ojos estaban cerrados por completo, pero mi oído aún estaba un 30% alerta de lo que pasaba a mi alrededor. Solo escuchaba eco, golpes y vidrios romperse. Ni siquiera tenía más fuerza para abrir un ojo, solo siento mi cuerpo desfallecer hasta que sentí otras manos acunar mi cara. Después de eso no supe de mí. Solo soñaba con esa voz que escuché al final.

2. All That Matters [Segunda Temporada. Part. 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora