Dulce despertar

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Caminaron juntos hasta la enfermería. Sirius parecía ensimismado, sin lanzar coquetas sonrisas ni divertidos comentarios. "Puede llegar a ser verdaderamente agradable sin sus tonterías", pensó Lily, burlándose de si misma por haber caído sin notarlo en las redes de los Merodeadores.
Peter se cruzó con ellos en la entrada. Saludó a Lily con una sonrisa, sin dejar de felicitarle por encontrarse bien.
-Debo hablar contigo- indicó, haciéndole un gesto a Black. Éste asintió, sonriendo a la pelirroja a modo de disculpa.
-Adelántate, cariño- señaló el chico- Tal vez quieras aprovechar tiempo a solas con tu héroe.
Lily soltó un bufido, rodando los ojos. Hasta ahí llegaba lo agradable de Sirius. La puerta de la enfermería se hallaba entre abierta. La chica entró silenciosamente, sin divisó a la enfermera.
-¿Madame?- llamó con suavidad.
El panel que cubría la cama de James se abrió y salió madame Pomfrey, sonriente.
-Despertó hace unas horas, pero le di una poción para el dolor de cabeza y se volvió a dormir. Debería despertar en cualquier momento- explicó, indicándole con un gesto a la chica que se acercara- Será muy agradable para él encontrar a alguien conocido cuando lo haga.
Lily obedeció, algo insegura, pero sabiendo que Sirius llegaría en cualquier momento. La enfermera la dejó dentro, cerrando el panel al salir. Lily apareció una silla junto a la cama de Potter. Lo observó un momento antes de sentarse. Las gafas del chico se hallaban sobre la mesilla de noche, astilladas en el medio. Las tomó y murmuró, "reparo" antes de volver a dejarlas sobre la mesa, como nuevas.
Se sentó en la silla y cogió el periódico que se había traído con sigo. Notó extrañada que en niguna parte se mencionaba a los "Caballeros de Walpurgis" propiamente, ni se hablaba de una rebelión contra la sangre Muggle. El periódico se limitaba a mencionar, en el reportaje relacionado a la portada que habían leído en el desayuno, los inmensos esfuerzos dirigidos por el Ministerio para desentrañar las extrañas muertes y desapariciones de Muggles. En las páginas interiores, además, los reportajes hablaban sólo de cosas triviales: resultados de Quidditc, farándula mágica, el último concierto de Celestina Warbeck en Londres, etc. Sólo al final se agregaban un par de testimonios acerca de las muertes de Muggles, en los que diversos funcionarios del ministerio desmentían enfáticamente que los ataques estuviesen relacionados entre sí, y mucho menos que hubiese algún tipo de organización detrás de ellas.
Dobló el periódico, y lo lanzó en la mesilla de noche, molesta. "¿Cómo esperaban que alguien se enterara de lo que ocurría si ocultaban información?". Sintió envidia de Frank, con su loca madre, por tener acceso a la información oculta. Deseó poder hacer algo. Sentía la afronta personalmente. Después de todo, ella misma era hija de muggles. "Sangre sucia", le había llamado más de una vez Bellatrix Black al pasar a su lado. Apoyó un codo en la cama, junto al brazo de James, y perdió su vista en un cielo brillante y celeste que se alzaba en la ventana frente a ella. "La calma antes de la tempestad", pensó fugazmente. Remus lo había dicho: Habría una guerra. Más temprano que tarde, eso se veía claro.
Soltó un suspiro, pensando en cómo explicaría a sus padres que estaban en peligro. Petunia seguro que la culparía.
Algo se movió a su lado, sacándola de sus pensamientos. Miró a Ptter y vio como éste se removía, desperezándose lentamente. Lily observó en silencio como el muchacho bostezaba y luego restregaba sus ojos, soltando un sueva gruñido. Demoró un segundo antes de abrirlos definitivamente.
Ella le sonrió, algo nerviosa. Él, aún algo desorientado, sonrió devuelta. "¿Sería un sueño?", dudó el chico.
-Hola- dijo él, estirándo una mano sobre la mesilla para tomar sus gafas.
-¡Buenos días!- saludó ella, aun con su sonrisa nerviosa. "¿Por qué estás nerviosa, Lily Evans?"
-¿Estás bien?- preguntó él, como recordando algo de pronto.
-Creo que yo debería ser quien preguntara eso- rió Lily- ¡Eres tu el que acaba de despertar en enfermería!
James rió suavemente y, sin darse cuenta, tomó la mano de Lily que seguía apoyada en la cama, junto a su brazo.
-¡Gracias a Merlín que estás bien!- declaró el chico, solemnemente.- Nunca me hubiera perdonado si... Yo nunca debía decirte que...Debí lanzarme yo mismo entre esos idiotas...
Lily, algo turbada por el contacto tan íntimo, al comienzo no oía lo que el chico balbuceaba, pero de pronto entendió que se culpaba.
-¡Basta!- ordenó, apretando la mano con la que él le cogía- No permitiré que te disuclpes por salvarme la vida. Lo agradezco.
James negó con la cabeza y abrió la boca para replicar, pero Lily se lo impidió con una mirada de reproche.
-Y no sólo a mí. Hestia está a salvo también, gracias a ti.
James soltó un suspiro y se incorporó para sentarse en la cama, rechazando la ayuda de Lily. Habían soltado las manos con el movimiento, pero James, volvió a atrapar una mano de la chica entre las suyas. La apretó con fuerza y suspiró.
-¿No estás molesta?- preguntó él, luego de un momento, alzando una ceja.
Lily negó, con una sonrisa. "¿Cómo podría estarlo?"
James sonrió, cerrando los ojos y apoyando suavemente la cabeza sobre el respaldo de la cama. La presión sobre la mano de Lily se aflojó.
En ese momento el panel se abrió. Ambos, sobresaltados, soltaron la mano del otro rápidamente.
-¡Cornamenta!- gritó un montón de pelo y túnica negros que se abalanzaban sobre un sorprendido y risueño James.- ¡Siempre supe que estabas bien!
Lily tardó un segundo en comprender que el bulto negro sobre James era en realidad Sirius, el que ahora alborotaba el cabello de su amigo con entusiasmo.
-¡No podía perderme la cena de despedida!- Respondió Potter, riendo.
En ese momento entró Remus con un bolso, que lazó al suelo y también se acercó alegremente a Potter. Le dio unas palmaditas cariñosas en la espalda.
-¿Cómo te sientes, Cornamenta?- preguntó, entre divertido y preocupado- Hemos traído algo de ropa para cuando puedas irte de aquí.
-Lo que será de inmediato- sentenció Sirius- No necesita estar aquí.
-Eso lo decidirá la enfermera- negó Remus, seriamente- Primero debemos confirmar que se encuentre bien.
-Me encuentro perfectamente- tosió James, tratando de recuperar la atención de sus amigos.
-¿Lo ves?-
-No es él quién decide, Canuto.- insistió Remus, tajante.
Black lanzó un bufido y Lily disimuló una risa.
Se oyó un golpeteo en el panel y asomó el rostro de roedor de Peter. Entró con una sonrisa, y saludó a James, chochando los puños.
-¿Todo bien?
-Perfecto-asintió James.
Peter le sonrió nuevamente e intercambió una mirada nerviosa con Sirius. Salieron de cuarto, lanzándole una mirada de disculpa a James.
-¿Qué ocurre?- preguntó James, intuitivo, mirando primeor a Lily y luego a Remus.
La pelirroja se encogió de hombros y Remus soltó un suspiro.
-Alguien quería visitarte- explicó, mirando al piso.- Estaba muy preocupada por ti y nos pidió que la dejáramos entrar...o más bien nos lo exigió.
-¿ E..lla?- musitó James, con horror. Lily, sin comprender mucho que ocurría, estuvo a punto de prohibir lo que sea que los Merodeadores pensaran hacer al ver la palidez del rostro de Potter.
-Es que...- balbuceó Remus- la verdad es que amenazó a Peter y...
-¿Amenazó...?- preguntó Lily, alzando una ceja, curiosa. ¿Los Merodeadores haciendo caso a la amenaza de alguien?
-Nada grave, Lily- le sonrió Remus- Ella es así...
-¿Quién?- insistió Lily, sorprendida. James cerró los ojos y apretó con ambas manos sus sienes. Sentía que el dolor de cabeza regresaba.
- Torpeya Togliatti- susurró James, como si se mareara al decir su nombre. Una ex-novia. Quinto año,
-Revenclaw, lo sé- terminó Lily, aprentándo los labios para no reír. Era una muchacha muy guapa, de ascendencia Italiana y reconocida en Hogwarts por moentar escnadalosas escenas a Potter de cuándo en cuando.
-Sólo dile que entre, Lunático- bufó James, cubriéndose los ojos- Terminemos con esto de una vez. Tal vez no quieras quedarte, Evans

Lily soltó una risita y se acomodó en su silla, mientras era fulminada por la mirada de James. Ella sabía del espectáculo que presenciaría y no se lo perdería por nada del mundo.

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora