En el Callejón Diagon

671 36 6
                                    


Habían salido a hacer algunas compras. El Callejón Diagon parecía diferente: la gente se movía con nerviosismo y los tendederos que se atrevían a abrir sus puertas, parecían algo temerosos de sus mismos clientes. La sensación familiar y festiva parecía haberse esfumado del lugar.

Lily sabía que se trataba de los avances de la guerra. Los mortífagos- como Frank les había explicado que se autodenominaban los seguidores del señor oscuro- atacaban constantemente a muggles e hijos de muggles. Los ataques en lugares públicos, si bien no sumamente masivos, eran cada vez más frecuentes y notorios.

El profeta ya apenas podía esconder lo evidente: el señor oscuro no era una mera amenaza y ya no podía mantenerse bajo la alfombra.

Y en el ambiente del clásico callejón de tiendas, el temor ante la situación que se avecinaba, se hacía palpable.

Alice tiró del brazo de su amiga, contenta.

-¡Esta abierto!- gritó la castaña, con entusiasmo- ¡Madame Malkin debe tener una linda túnica para ti!

Lily asintió, sonriente.

Sabía que tendrían una ceremonia íntima y sencilla, pero quería lucir bella el día de su boda, por lo que habían decidido ir a Londres por algunas cosas básicas.

James y Sirius, que habían venido con ellas, se encargaban en algun otro rincón del Callejón de comprar algunas cosas que faltaban para la celebración.

No demoraron mucho dentro de la tienda de túnicas, donde la caprichosa bruja las atendió con entusiasmo, pero no pareció muy conforme cuando Lily se decidió por un delicado y muy sencillo vestido en Mikado color crudo, sin grandes tules, ni cola ni  velo, con un prudente escote en V, largo y sin mangas.

Salieron, entre risas y con la satisfacción de una compra correcta, de regreso a la calle.

-Debemos conseguirte algunos accesorios: zapatos, algún collar y...ya que no llevarás velo, tal vez algo para tu cabello... quizás una tiara o algunos...

-¡Oh, no!- rió Lily, divertida.- ¡No podría llevar una tiara en la cabeza, Al! Pensaba en algo más sencillo...

Alice rio, divertida.

-¡Si has conseguido frustrar a Madame Malkin, imagínate a mí, que moría por probarme algunas bisuterías fantásticas!- rió la castaña, divertida.- ¡Al menos vamos por unos zapatos!

Lily, que no pudo resistirse al entusiasmo de su amiga, decidió aceptar.

Pero no alcanzaron a caminar más de un par de pasos cuando un grito desgarrador retumbó contra los viejos muros de las tiendas de ladrillo.

Intercambiaron una mirada, sacando sus varitas sin pensarlo. Ambas sabían que algo ocurría.

El cielo comenzó a cubrirse de una espesa niebla gris. Los magos y brujas que habían estado de compras corrían a resguardarse, llamándose entre ellos y gritando alrededor.

-¿Qué... qué es eso, Al?- gritó Lily, alzando su voz por sobre el alboroto a su alrededor.
El cielo, antes de un radiante celeste ahora estaba teñido de un gris denso y obscuro.
En lo alto podía verse una extraña figura en humo verde escarlata: una especie de cráneo, de cuya boca emana una serpiente gigantesca.

Un par de gritos de temor cubrieron la maldición que soltó Alice al ver la figura dibujada en el cielo.

-La marca... la marca tenebrosa- gritó una bruja parada a unos pasos de ellas, apuntando la figura en el cielo- ¡Él está aquí!

El barullo aumentó. La gente corría y se empujaba. Los dueños de las tiendas cerraban puertas y postigos.

La gente comenzó a desaparecer a su alrededor.

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora