Nueva sede

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La noche siguiente había sido horrible... y los días siguientes difíciles y dolorosos.

Lily había llorado y se había aferrado a James con fuerza toda la noche.

Él mismo la había cobijado con fuerza entre sus brazos.

Lo que había ocurrido no sólo había sido doloroso para todos, también les había hecho reflexionar insistentemente.

James había llegado a la conclusión de que sin Lily, no podría vivir.

La mansión Potter se había convertido rápidamente en la nueva sede.

"No hay lugar más seguro en Inglaterra", había señalado James, hundiéndose de hombros, cuando Dumbledore preguntó.

-Hogwarts es el lugar más seguro de Inglaterra- había replicado Lily, para luego comenzar a planificar y discutir las medidas de seguridad de la casa.- "Debemos cerrar un perímetro", había sentenciado.

James no había podido más que sonreír y sentirse orgulloso al verla tomar el mando de la casa.

Con Jane habían perdido no sólo a una bruja dulce y amistosa, si no también a una excelente medimaga, y al corazón central de la orden, por lo que alguien debía tomar sus labores.

Inicialmente fueron Lily y Alice - que no dejaba de culparse por no haber estado esa noche en el cuartel- quienes se encargaron de las curaciones y la preparación de nuevas pociones curativas -ya que en el ataque habían perdido todo- por lo que estaban bastante recargadas de trabajo.

Fueron los gemelos Prewett quienes habían aparecido una mañana con la solución.

Se presentaron en la cocina, donde Lily, Sirius y James bebían un buen café matutino, con sendas sonrisas.

-Tenemos la solución a la falta de una medimaga- dijo Fabian, sonriendo de medio lado.- Aunque no es una medimaga...

-Quizá tampoco sea la solución- añadió, con un guiño Gideon.

-La verdad, queremos pedirles un favor- declaró Fabian, hundiéndose de hombros.

- Pero se trata de un favor que puede serles de ayuda- insistió Gideon.

-Totalmente les será de ayuda-corroboró Fabian.

-Bien- bufó Sirius, dandole un golpecito a la mesa- ¿Qué quieren?

...

La idea de los gemelos, a Lily le había parecido fantástica.
Para James, representaba un muy buen trato, en el que todos salían ganando, pero Sirius no estaba del todo de acuerdo.

-¿Cómo puede ser buena idea traer niños a la orden, Evans?- bufó- ¡Bebés en medio de mapas, pociones, aurores y planes! ¿Qué tipo de buen plan es este?

-Calma, Canuto- le apaciguó James, golpeándole el hombro- Creo que es la mejor solución a la situación. Lily y Alice no pueden encargarse de todo, tendrán una mano experimentada en la que apoyarse y, por otro lado, los gemelos podrán trabajar con mayor tranquilidad sabiendo que su hermana está bajo nuestra protección.

-Sirius, ¿Para qué más está la orden que para proteger a todos quienes estén en peligro? Ellos son una ficha directa. Traidores a la sangre, ¿recuerdas?

Sirius rodó los ojos.

-Si es por eso debería traer a mi prima a vivir a la sede, con su hija y su esposo muggle- bufó, pero bajando poco a poco la voz.- Bueno, tal vez no sería mala idea...

-Andrómeda se está ocultando en Irlanda del Norte- anunció James, palmeando de nuevo a su amigo- ¿Recuerdas la carta que recibiste hace unas semanas? Si nos necesita, nos lo dirá.

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora