El último adiós

771 36 25
                                    

"Querido Canuto:

¡Gracias, gracias por el regalo de cumpleaños de Harry! Fue si favorito, por lejos. Tiene un año y ya vuela por la casa en una escoba de juguete. Se ve tan satisfecho. Te estoy adjuntando una fotografía para que puedas verlo. Sabes que solo se eleva 2 pies sobre el suelo, pero el casi mata al gato y rompió un horrible florero que Petunia me envió en Navidad, (de lo cual no me quejo). Por supuesto, James cree que fue muy gracioso. Dice que será un gran jugador de Quidditch, pero hemos tenido que guardar todos los ornamentos y asegurarnos de no quitarle los ojos de encima cuando usa la escoba.

Tuvimos un tranquilo té de cumpleaños. Sólo nosotros y la vieja Bathilda, siempre tan amable y encantadora con Harry.

Lamentamos mucho que no hayas podido venir, pero La Orden está primero, y Harry no es lo suficientemente grande como para comprender que es su cumpleaños, de todas formas.

James está algo frustrado por estar encerrado, aunque trata de no demostrarlo pero puedo notarlo. Además, Dumbledore aún tiene su capa de invisibilidad, así que no tiene la posibilidad de hacer sus pequeñas excursiones. Si pudieras visitarnos, lo animaría mucho.

Colagusano estuvo aquí la semana pasada. Lo encontré algo deprimido, aunque probablemente es por las noticias sobre los MacKinnons. Lloré toda la noche cuando me enteré.

Bathilda nos visita casi todos los días. Es una anciana fascinante, con las más increíbles historias sobre Dumbledore. No estoy mu segura de que a él le gustaría enterarse de ello! Y la verdad, no sé cuanto creer, ya que parece increíble que Dumbledore pueda haber sido alguna vez amigo de Gellert Grindelwald. Personalmente, creo que su mente se está yendo.

Mucho amor,

Lily."

***

Los días pasaban lentamente.

Lily intentaba mantener animado a James, pero podía percibir lo agobiado que estaba.

Aquella noche lo había observado entrenando en el jardín posterior de la casita que Dumbledore les había conseguido en Godric's Valley.  Había encantado unas escobas para que lo atacaran y el lanzaba hechizos a diestra y siniestra para esquivarlas. Las escobas estallaron en miles de astillas rápidamente.

James soltó un fuerte bufido y entró a la casa dando un portazo.

Lily apretó la mandíbula. Continuó lavando los trastos que habían usado en la cena, fingiendo que no lo había visto por la ventana.

-¿Estás bien? - le preguntó, al sentirlo entrar a la cocina, a sus espaldas.

-Claro, amor.- respondió, abrazándola por la cintura y depositando un rápido beso en la mejilla.
Lily respiró hondo.

-Bien- asintió ella. El llanto del bebé los sobresaltó.

-Harry está un poco inquieto hoy- suspiró Lily, cerrando la llave del agua y secándose las manos.- Tal vez le haría bien un paseo por el jardín.

James sonrió de oreja a oreja y corrió a buscar su escoba. Lily, en tanto, subió las escaleras a por su hijo, sonriendo. No era la aventura más emocionante, pero sabía que a James le animaría.

Abrigó a Harry, charlando con él, que la observaba risueño.

-Nos estás salvando de la locura, mi pequeño Harry.- le dijo, haciéndole cosquillas en las costillas. El bebé soltó una risita burbujeante, que la hizo reír a ella también.

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora