Halloween

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Sirius se hallaba instalado en el sofá de la sala del segundo piso, acurrucado en un sillón y con la vista perdida en el espeso bosque que se alzaba en los alrededores de la casa Potter.

Un pergamino arrugado se asomaba de una de sus manos.

Lily no habrían querido interrumpirlo, pero necesitaba uno de los libros de pociones sanadoras que había dejado en la mesita de centro la tarde anterior.

Avanzó sigilosamente, pensando que tal vez Sirius actuase como si no la hubiera visto y podría salir de allí sin incomodarlo.

-¡Evans!- musitó el moreno, desde su sillón. Intentó sonar entusiasta, pero su voz gangosa no la pudo disimular.- ¿Qué haces aquí? Creí que estarías en el cuartel...

-¡Sirius!- sonrió ella, volteándose algo nerviosa- ¡No te había visto! Sólo vine por un libro que olvidé llevar esta mañana...

Se giró en redondo, mirando la habitación, hasta que lo encontró.

-¡Éste es!- señaló, tomándolo con una amplia sonrisa- Eso era todo, ya me voy...

Sirius parpadeó. La observó un momento, como si estuviese por confesarle lo que le ocurria, pero pronto se arrepintió.

Negó fuertemente con la cabeza.

-Bien, nos vemos.- dijo, regresando su vista hacia la ventana.

Lily dudó.

Por un lado, no quería incomodar a Sirius obligándolo a tenerla allí, pero por otro no podría perdonarse a sí misma dejar al chico sólo allí. Más aun con la mirada ansiosa y desorientada que le había lanzado, como si en el fondo suplicara por algo de compañía.

-¿No vienes?- preguntó, caminando hasta él.

Sirius negó con la cabeza, pero ni tan sólo se giró a verla.

-¿Qué ocurrió?- preguntó Lily, con voz suave y dulce, pero agachándose hasta poner su cara a la altura de la de él.

Sirius la miró, sorprendido.

-Nada que pueda solucionar, Evans.- murmuró él. Su voz parecía quebrada y dolida. - Han pasado muchas cosas y... no hay nada que pueda hacer para remediarlo....

Lily asintió y, sin que Sirius se lo esperara o pudiera oponer resistencia, ella lo abrazó.

Dejó que el chico, al comienzo sorprendido, la abrazara con rechazo unos momentos.
Esperó, apretándolo un poco más.

No pasaron más de tres segundos hasta que Sirius, lloroso, se aferró a la cintura de la pelirroja y apoyó la cabeza en su estómago, mientras ella le palmeaba la espalda. Podía sentir los saltos que daba su espalda al llorar, pero no lo oía sollozar. Era un lamento profundo y dolido, que rompió el corazón de la chica.

-Shht- le susurraba Lily- tranquilo, Black, ya pasará.

Sirius negó con la cabeza, hundiéndose un poco más en la barriga de Lily.

Cuando James entró a la habitación, corriendo y despeinado, la imagen que se extendía ante él le causó pavor.

El pánico le hizo transpirar en frío, y sus piernas flaquearon levemente.

"Algo ocurrió", pensó, con el corazón acelerado, mientras daba algunos pasos torpes hacia ellos. "¿Remus o Peter?"

Lily alzó la vista hacia su esposo, con una sonrisa tranquilizadora.

El sólo verla fue una inyección de adrenalina en el cuerpo del merodeador.

-¿Qué ocurrió?- preguntó James, sintiendo su alma de regreso en su cuerpo.

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora