Doloridos y cansados, aurores y miembros de la orden habían registrado el lugar y dado cuenta de bajas y mortífagos cautivos.
Dumbledore y Moody repartieron órdenes y tareas, antes de retirarse al Ministerio a reunirse con la Ministra de Magia.
-Dorcas recibió el Avada Kedavra del señor tenebroso- anunció Frank, cuando al fin estuvieron instalados de regreso en la residencia Potter- Sirius resultó ileso, a pesar del golpe en la cabeza que lo mantuvo inconsciente.
Las bajas habían sido considerables, y habían perdido a otra miembro más de la Orden.
-¡No podemos seguir combatiendo maldiciones imperdonables con hechizos escolares!- gritó Fabian, golpeando la mesa en torno a la que se hallaban reunidos- ¡Moriremos todos sin detener a Voldemort si no hacemos algo...!
Los presentes intercambiaron miradas.
-¿Pero cuál es la solución?- murmuró Lily, esperando que no se tratase de lo que sospechaba.- ¡No podemos actuar como ellos!
-Lily,las cosas no están como para mantenernos políticamente correctos...- bufó Sirius, que aún sujetaba una bolsa de hielo contra su nuca. Parecía frustrado y por su modo de hablar, dispuesto a matar a quien se le cruzase por delante.
Lily miró primero a James, que torció el gesto y asintió; y luego a Remus, que negó con la cabeza.
-No creo que el ministerio autorice algo como lo que proponen..- musitó este último, hundiéndose de hombros.
-¿No crees que este es justo el momento de saltarnos las reglas?- gruñó Sirius, lanzando su bolsa de hielo con fuerza contra la mesa - ¿O es que no es suficiente?
Remus respiró hondo.
-Solo digo que tampoco detendremos a Voldemort desde Azkaban...- añadió, con gesto cansado.
- El ministerio está de nuestro lado- señaló Frank, algo incómodo- Tal vez, podamos conseguir algún permiso especial...
-¿Para matar sin ser castigados?- espetó Lily, horrorizada.- ¡Buscamos detenerlos, combatirlos, no convertirnos en ellos!
James puso una mano sobre el hombro de su esposa, buscando tranquilizarla.
-Creo que hoy mismo no resolveremos nada... deberíamos descansar-
Lily, furiosa, se alejó con brusquedad.
-No aprobaré esta idea ni aunque haya dormido una semana, James.-
El chico se llevó una mano a la nuca, agotado.
-Creo que perdemos de vista un punto muy importante- señaló Gideon, que mantenía los brazos cruzados sobre el pecho. Cuando estuvo seguro de tener la atención del grupo, carraspeó- Lo que tuvimos hoy, fue una emboscada. Están muriendo nuestros miembros por culpa de un traidor entre nuestras filas y no podemos continuar haciendo la vista gorda al respecto...
El grupo completo guardó silencio. Miradas dudosas cruzaban de uno a otro lado de la estancia.
Lily sintió un escalofrío recorrer su espalda. Observó a su alrededor, con dolor. Su esposo, la persona en la que más confiaba en el mundo jamás sería un traidor. Lo sabía tan bien como tenía la certeza de que ni el duro de Sirius- que aunque proveniente de una familia de puristas, era un renegado defensor de muggles y "sangres sucias"- ni el dolorido de Remus podrían traicionarlos. Inclusive Peter- que aun se hallaba desaparecido desde la batalla- tan frágil y dócil podría hacer algo así.
Los rostros a su alrededor, Frank, los Prewett, Alice, junto a los merodeadores, e incluso Molly que se hallaba ya dormida junto a su esposo e hijos, se habían convertido en su familia. No podía desconfiar de ellos por ningún motivo, y nada le haría creer lo contrario.
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MaraudersTimes: Desde el fin del principio
FanfictionÉpoca de los merodeadores. James lleva años intentando conseguir la atención de Lily, pero cuando ya pierde las esperanzas, las circunstancias del mundo mágico terminarán por unirlos de una forma en que ninguno de los dos se lo esperaba. Si...