Pesadillas

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Lily despertó agitada.

Miró a su alrededor y respiró hondamente al comprobar que se hallaba en su cuarto en Hogwarts.

Había soñado con Alice.

La había visto llorar junto al cuerpo inerte de un pálido y sangriento Frank.

Al recordarlo sintió un apretón en la garganta, y casi soltó un sollozo.

Había sido un sueño horrible.

Se levantó con sigilo, intentando no despertar a las demás, y caminó hasta la ventana.

Observar un momento la inmensidad de los jardines cubiertos de una suave niebla que anunciaba el invierno y la impenetrable obscuridad de el bosque prohibido que enmarcaba los terrenos.

Suspiró, sintiendo como se calmaba internamente.
Frank estaba bien.

Esa misma mañana había llegado una lechuza de Alice que había alegrado a todo el grupo en la mesa Gryffindor, con las buenas noticias de la recuperación del chico.

Sólo había recibido un par de cruciatus y algunas magulladuras- "sólo un par de cruciatus", pensó Lily, con dolor.

Sabía por experiencia propia que no se sentían como simples cosquillas, pero la tranquilizaba pensar que si ella misma había salido bien al recibir unas cuantas de esas maldiciones, Frank con mayor razón lo haría.

Perdida aún en sus cavilaciones se sorprendió por la quietud absoluta de los terrenos del castillo.

El frío ya se dejaba sentir y sabía en su cuerpo que pronto llovería.

Observó a lo lejos un viejo sauce, cercano al límite con el bosque prohibido, lleno de hojas castañas y amarillas.

Ya estaba por perderlas pronto, demostrando que el invierno se acercaba.

"Un momento"- dudó Lily, sintiendo un leve escalofrío- "¿Ése no es el sauce boxeador?"

Se sintió confundida.

Decidió observarlo con atención más tiempo. "Tal vez sólo no noté cuándo se movió"- dudó. Pocas veces el viejo sauce se mantenía quieto tanto tiempo. "De ahí su nombre"

Se mantuvo allí, de pie, sin dejar de ver el sauce por bastante tiempo. Se sintió ridícula.

"Tal vez simplemente no se mueve mucho de noche", pensó.

Ya se estaba entumeciendo con el frío del ambiente por lo que había decidido dejarlo estar y volver a la cama, cuando alzó la vista al negro cielo.

La bruma que cubría la noche se dispersó levemente y la luna, blanca, redonda y llena llamó su atención.

Frunció el ceño un momento, pensativa.

"¿Cómo lo hará?", se preguntó, sintiendo un nuevo escalofrío.

Fue entonces que su vista, perdida aun en los jardines, notó movimiento.

Justo bajo el sauce boxeador, como si salieran de entre sus raíces, aparecieron un enorme y altivo ciervo, de grandes astas plateadas por el brillo de la luna, y un descomunal perro de negro y desordenado pelaje.

La extraña e inexplicable pareja de animales corrió con apuro hasta el bosque prohibido, perdiéndose de la vista de Lily.

La pelirroja decidió volver a la cama, confundida y extrañada por lo que había visto, pero decidida a calmarse y volver a dormir.

Seguramente había visto mal, o se había confundido.

La bruma tampoco la había dejado ver tan bien, después de todo.

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora