Quiebres

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"El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca..., Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes..."

Algo no andaba bien. Lily lo presentía. Harry dormía plácidamente en la pequeña cuna que habían instalado junto a la cama. Había pasado una escandalosa noche entre llantos y quejidos. Apenas tenía unos días de vida y ya había convertido a sus padres en zombies que apenas dormían de noche.
James había estado en casa los últimos días, evitando integrar grupos de misión de La orden, con la intención de ayudar con el bebé, pero en aquella ocasión Sirius y Remus le habían solicitado directamente ayuda. Cada vez tenían más bajas, por lo que todos debían ayudar.

Lily había estado totalmente de acuerdo, a pesar de que había pasado la noche angustiada y luchando contra un bebé lloroso. En gran medida entendía que la misma tensión era lo que causaba que el bebé durmiera tan mal.

Bebió otro sorbo de la infusión relajante que Molly le había preparado.
Eran tiempos oscuros, lo sabía. James y sus amigos, tan unidos toda la vida habían comenzado a verse huraños y desconfiados. James intentaba mediar cuando comenzaban las acusaciones entre ellos, lo que le causaba mucha tristeza al ver que nunca llegaban a un acuerdo.

Le echó ojeada ojeada a su pequeño e indefenso hijo, que dormía plácidamente ahora. Amaba verlo suspirar entre sueños. No podía comprender cómo algo que la hacía tan inmensamente feliz podía existir.
La llegada de Harry había sido un bálsamo para el dolor y las discusiones. Solo con verlo, los merodeadores comenzaban a bromear de nuevo, disputaban por cargarlo o pasearlo y volvían por un momento a ser ese grupo alegre y divertido que habían sido en la escuela.
James mismo no podía dejar de gozar con cada pequeña mueca que realizaba su hijo. El pobre Harry apenas aprendía a respirar y James ya había decidido entrenarlo en Quidditch y duelos en cuanto lograse ponerlo en pie.

Lily se inclinó sobre la cuna al sentir un ruidito proveniente de su hijo.

El bebé se había quejado entre sueños. Lo observó detenidamente un momento, esperando a ver si lloraría o seguiría durmiendo. Notó que incluso había aguantado la respiración, divertida de notar el terror que le provocaba despertarlo.

Harry apenas movió sus manitos, bajo su pecho, y soltó un suspiro profundo, claro indicador de que seguía durmiendo.

La puerta de la habitación se abrió suavemente.

-¿Hola?- susurró Sirius, asomando apenas el rostro.- ¿Está durmiendo?

Lily asintió, divertida.
El chico entró a la habitación con gran esfuerzo por no hacer ningún ruido.

-¿Qué tal salió todo?- preguntó ella, notando el tajito sangrante en el labio de su amigo.

Sirius asintió y le dedicó una sonrisa.

-James se está dando un baño- dijo, inclinándose a ver al niño.- No te preocupes. Solo quería ver a Harry un momento.

Lily sabía lo importante que era el bebé para Sirius. Cada vez que salían a alguna misión, lo primero que hacía al regresar era echarle una mirada. Si Harry estaba despierto, jugaba con él o la ayudaba cargándolo para hacerlo dormir. Si no, simplemente lo observaba, sonreía y se retiraba.

-¿Aún no duerme de noche?- preguntó, pasándole un dedo suavemente por el cabello.- Le gusta tanto meterse en líos de noche como a su padrino...

MaraudersTimes: Desde el fin del principioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora