Capítulo 23.

805 51 0
                                    

|Narra _____|

De nuevo me encuentro sola bajo el mismo árbol. Mi árbol. Pero ahora está todo oscuro, es de noche por fin. He decidido aislarme, los recuerdos del pasado no dejan de golpear en mi cabeza brutalmente. Escucho unos cuantos grillos realizar sus peculiares cantos y a algún que otro pajarito que irá a buscar un nido para pasar esta fría noche. Sí, hace frío. Mucho frío. Además, el aire comienza a soplar con fuerza. Es como si de repente todo se hubiera vuelto contra mí. Como si hubiera cometido un error y esté recibiendo mi castigo. A veces me pregunto qué es lo que he hecho mal en esta vida. Sólo falta que llueva y me empape. Rezaré para que nada de eso ocurra.

Mi sudadera ancha me abriga lo suficiente y el pañuelo de mamá sigue en mi cuello. Y de ahí no se va a mover. Si tengo que quedarme toda la noche aquí por ello, lo haré. No me fío nada de Sarah. Esta tarde me he dado cuenta de su sucia mirada. Y sé que es sucia porque he conocido más como la de ella. En mi clase había muchas. Soy toda una experta en eso de que la gente me haga daño y al final una acaba conociendo perfectamente a su enemigo.

En la escuela ya sufrí acoso por parte de algunos compañeros. Y el silencio fue mi gran amigo y consejero. Bueno, y mi querido diario. Pero yo digo y diré siempre que cada batalla te hace más fuerte. No importa que hayas sido vencida o hayas ganado. Eso te servirá para ser una completa guerrera. Y así soy yo. Soy básicamente lo que he vivido. Por eso no suelo confiar fácilmente en la gente, ni juzgo a los demás por su aspecto, ni insulto a alguien sin motivos.

Mojo mis labios con mi propia lengua y deshago mi coleta dejando caer mi melena por mi espalda. Unas cuantas greñas rebeldes se cuelan en mi cara, pero el aire se encarga de apartarlas de ahí.

Empieza a hacer más frío y más viento. Me odio a mí misma por no haber cogido ese abrigo de lana que tanto calienta. Está en mi tienda de campaña, pero no me quiero acercar ahí. Notarán mi presencia. En cambio, si desaparezco como ahora ni notarán mi ausencia. O quizás sí. Tal vez Vanessa se dé cuenta. Bueno no, ahora está ocupada con su nueva compañera. No quiero ni recordar su nombre, pero es inevitable. Maldita estúpida. Ahora se entretiene con sus amenazas. Pero no sabe que yo este juego ya lo he vivido. Y lo más importante, he aprendido a jugar.

|Narra Justin|

Miro por enésima vez la hora. ¿Dónde se habrá metido? ¿Por qué no viene? ¿Estará enfadada? Llevo las manos a mi cabeza y empiezo a remover mi pelo tirando de las puntas cabreado. ¿Habrá sido mi culpa? Tiro más fuerte. Me hago daño, pero no importa. Vuelvo a tirar desesperado. Resoplo unas cuantas veces y tiro todo mi peso sobre el saco de dormir dándome por vencido. Cojo mi móvil. Mierda. No hay cobertura. No puedo llamarla.

-¿Se puede?

Una voz desde fuera me reclama. Sus pasos se escuchan cerca y visualizo su silueta. Joder, no es _____.

-Hola, Bieber.

-Hola, Sarah.

-Echo de menos eso de que me llames 'nena'. –dice tocándose el pelo sensualmente.

Me quedo en silencio.

-Ahora se lo dices a otra, ¿verdad?

-No. –miento y trago saliva.

-Sé que me ocultas la verdad. –da un paso acercándose a mí. –Pero ya me encargaré de ello.

-¿Qué? –frunzo mi ceño confuso.

-Que pronto volveremos a estar juntos.

-Nunca hemos estado juntos. –afirmo y me echo hacia atrás.

-Pues lo estaremos, nene. De eso no te preocupes. –muerde su labio y después pasa su lengua por los extremos.

-¿A qué has venido aquí? ¿No tienes otra cosa que hacer como pintarte las uñas o esas cosas que soléis hacer tú y tu grupito? –comienza a ponerme de mal humor.

Improbable Dirección | Justin Bieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora