Capítulo 32.

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Se les ha hecho tarde una vez más. Y es que claro, no saben las cosas que conlleva estar a gusto con una persona. Las agujas del reloj vuelan cuando están juntos. Vuelan a velocidades extremas y quién sabe si peligrosas. Como si alguien manejara el objeto sostenido en sus muñecas y les diera mil vueltas a las pequeñas varillas. Y es precisamente a Justin a quien siempre le ha gustado la velocidad, pero ahora mismo desea que las horas pasen lentas.

-¿Tienes hambre? –pregunta él cogiéndola por la cintura. –Y no vale contestar que tienes hambre de mí. –carcajea. Ella le mira con esa expresión que él conoce perfectamente.

-No cambiarás... Definitivamente, no tienes remedio. –niega ella moviendo su cabeza de lado a lado perdiendo el control de la sonrisa que aparece en sus labios.

-¿Pero tienes hambre o no? –continúa él ahora cogiendo la mano de _____ y refugiándola en la suya mientras bajan por las escaleras de la universidad.

-Un poco. –dice ella con timidez.

-¿Un poco? –eleva él una ceja.

-Bueno... un poco mucho. Me ruge la barriga de una manera descomunal. –carcajea ella tirando detrás de su oreja unas cuantas greñas de pelo.

Ambos dan un pequeño salto en el último escalón soltando sus manos y después retoman el agarre propiciado por él. A ella le encanta el calor que transfiere su piel. Sobretodo porque hoy la noche es un poco más fría que ayer y nunca viene mal.

-¿Entonces te apetecen unos nuggets de pollo?

-¿Tú qué crees? –ella se gira a observarlo curvando sus labios.

-Yo creo que debería llevarte a cenar a un buen restaurante de lujo, pero hoy no hay mucho presupuesto nena, así que nos conformaremos... -ella le corta.

-No te preocupes Justin, lo que importa es la compañía y a mí me encanta estar contigo. Me da igual donde sea.

Ella le roba un beso en los labios y él después recoge el sabor al instante con su lengua. Joder. Le ha dejado fascinado.

-Pero con tu compañía y en un buen restaurante con música ambiental no me digas que no suena tentador.

-Suena tentador. –dispara ella atrevida. En los labios de Justin se crea una sonrisa sin previo aviso. Espontánea.

-Esa es mi chica. –dice él pasando su brazo izquierdo por los hombros de _____ y ella se nota impregnada de las mejores sensaciones.

Llegan a un pequeño bar, tan solo dos hombres bastante mayores están bebiendo cerveza apoyados en la barra. Uno tiene una barba bastante abundante y blanca, a conjunto de su canoso pelo, se la rasca sin discreción y clava su mirada en los dos adolescentes que acaban de atravesar la puerta. El otro señor que le acompaña lleva puesta una camisa a cuadros rojos y verdes, pero éste prefiere quedarse observando a _____ que ahora deposita su bandolera en la mesa antes de sentarse. Una camarera se acerca ahí de inmediato y apunta en su pequeña libretita lo que le dice Justin. _____ tan solo afirma con la cabeza, él va a pagar, prefiere mantenerse al margen y no abusar.

Después de unos pocos minutos la camarera llega con una bandeja sostenida en sus manos y les sirve aquella comida junto con un par de refrescos.

-Que aproveche.

-Igualmente.

Devoran esos nuggets de pollo que tanto ansiaban. Justin llena sus manos de aceite y ella le riñe entre risas. Él coge una servilleta y la pasa por su boca y después por sus aceitosas manos.

-Tienes kétchup ahí. –señala ella hacia los labios de él agitando su dedo índice. –Justo ahí.

Él curva sus labios y hace una mueca graciosa ganándose una risa por parte de su chica. Le encanta hacerla reír, y aunque ella no lo sepa es una de sus debilidades. Vaya, él nunca había tenido de eso, pero ahora conoce perfectamente su significado y todas las acepciones que tiene en el maldito diccionario.

Improbable Dirección | Justin Bieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora