Capítulo 39.

682 46 6
                                    

|Narra Justin|

La noche avanza a un ritmo que no esperaba. Me hace falta la droga más potente que afecta a mi cuerpo, ella. Cojo mi iPhone como puedo y sosteniendo un cigarrillo entre mis labios, decido escribirle un mensaje.

Para: Mi chica.

Siento haberte dicho todo eso... de verdad...

Pero mi orgullo detiene mis dedos y borro el mensaje. No, no soy capaz de enviárselo. Guardo de nuevo mi móvil en el bolsillo de mi pantalón vaquero.

-Estás serio. –Caitlin me quita el cigarrillo de la boca.

-Dámelo. –reniego.

-¿Ves? Estás serio. –hace una mueca de tristeza. –No eres tú.

-No estoy teniendo mi mejor día y ya está. –digo robándole el cigarrillo ahora yo a ella.

-¡Eh! –se queja. –No me gusta que fumes.

-Es lo que hay. –añado encogiéndome de hombros.

Me agobio y decido despejarme buscando el remedio de siempre. Más alcohol. Eso hará que al menos no piense en... joder, ¿por qué la tengo a todas horas en mi cabeza?

Abandono la zona en la que se encuentran mis amigos y me sumerjo, esta vez solo, entre toda esa gente que baila sin parar. La música retumba en mis oídos y decenas de cuerpos sudorosos se pegan al mío mientras avanzo. Pero alguien me lo impide. Es ella, la misma chica morena de antes. Me corta el paso agarrándome del brazo.

-Hola, guapo. –susurra en mi oído sin soltarme.

-¿Te conozco? –pregunto con una ceja elevada.

-No, pero para eso estamos. –dice atrevida mojándose los labios. -¿Dónde ibas?

-A la barra a por más bebida, pero no contaba con que me fueran a secuestrar sin más. –respondo divertido.

-Oh, -se acerca a mis labios. –yo si quieres te puedo dar bebida.

-Prefiero pagarla, soy un tipo legal. –río sin gracia haciendo aumentar el número de centímetros que nos separan.

-Eso me gusta... -añade deslizando su mano traviesa por mi cuello. Muerdo mi lengua.

Entonces una de las luces que iluminan mareadas el lugar rebota en mis ojos y aparto mirada hacia otra parte. No sé si se trata de una alucinación pero... ahí esta _____. Mi corazón empieza a ponerse nervioso, contagiando a mi pulso. Pestañeo varias veces. Sí, joder, es ella. ¿Qué hace aquí? ¿Qué hace bailando con... Me mira. Nuestras miradas chocan. Me acaba de mirar. Y sé que se ha puesto nerviosa. Y el gilipollas ese le susurra algo al oído. Pero nuestras miradas continúan en plena conexión. Nunca me he sentido así de... impotente. Cojo a la morena por la cintura y empiezo a moverme con ella al ritmo de la música.

-Oye, ¿cómo te llamas?

-Shasha.

Ella me mira a los ojos, pero yo aparto mi mirada para centrarla en _____. Ella también me mira mientras baila al compás pegada a ese amiguito suyo. Aprovecho la ocasión para jugar.

-Hueles muy bien, Shasha. –digo aproximándome al cuello de la morena y aspirando un aroma que realmente es una mezcla de tabaco y alcohol.

_____ observa la escena con los ojos llenos de furia. Me encanta. Ahora me toca a mí. Que empiece el juego. Cojo de la mano a Shasha y las sensaciones son nulas, invisibles, transparentes. Es lo inverso a todo lo que la piel de _____ provoca en mi estómago. Tanto que me siento extraño.

Improbable Dirección | Justin Bieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora