Capítulo 5

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Esa tarde los chicos vienen a verme, yo quiero enseñarles mi ciudad y Martín trabaja, así que meto al niño en la silla y nos vamos a dar un paseo junto al mar y charlar para ponernos al día. Paseamos hasta que llega la hora en la que tengo que darle el pecho al niño, que decidimos sentarnos en una terraza. Cubro mi pecho y la cabeza del bebé con un gasa y empiezo a darle de comer, en otra situación no me hubiera cubierto, pero me da vergüenza que Tom, Harry y Danny me vean.

Estamos sentados allí un buen rato charlando, poniéndonos al día, recordando y riéndonos muchísimo, si no tuviera a mi hijo dormido en la silla a mi lado me sentiría que había vuelto a hace ocho años, cuando les conocí. Finalmente me prometen volver, ya que yo con mi recién nacido no puedo viajar. Tienen un par de conciertos en Inglaterra, pero después vendrán a visitarme con las chicas y sus preciosos niños para que me conozcan. Me da pena que se marchen mañana, pero me consuela la promesa de que estarán aquí de nuevo en menos de un mes.

Más tarde los chicos me acompañan a casa, dónde ya está Martín esperándonos a mi y al niño, invitamos a los chicos a cenar, pero tienen que irse a terminar de hacer las maletas así que cenarán en el hotel.


Al día siguiente los chicos vuelven a casa, así que Martín y yo vamos a despedirlos al aeropuerto, yo hubiera preferido hacerles una fiesta de despedida, pero teniendo un recién nacido es complicado organizar una fiesta, estoy demasiado agotada para todo. Al estar con ellos en un aeropuerto vuelvo a mis 17 años, cuando me despedí de ellos para no volver a verles en ocho años. Martín se despide de ellos educadamente y se aparta con el niño para dejar que nos despidamos a gusto.

-Bueno preciosa -me dice Danny abrazándome- nos veremos pronto.

-Le daremos saludos de tu parte a las chicas -me dice Harry dándome un beso en la mejilla antes de abrazarme también.

-Tenemos que hacer Skype para que veas a los niños y que Gi vea al tuyo -me dice Tom estrujándome entre sus brazos con cariño.

-No me puedo creer que volvamos a estar despidiéndonos en un aeropuerto -me dice Dougie acercándose mientras los demás se alejan.

-Lo sé -le contesto mientras las lágrimas empiezan a acumularse en mis ojos.

-Sé que no debería decirte esto y de verdad que no quiero confundirte ni causarte problemas, pero te quiero Elena, te lo dije aquel día y te lo digo hoy, te quiero -me susurra al oído mientras me aprieta contra su cuerpo.

-Dougie yo... -le digo llorando.

-No, tranquila, sé que tienes una familia y que no puedes hacer esto ahora, pero necesitaba decírtelo -me dice con cariño mientras limpia las lágrimas de mis mejillas con el pulgar.

-Adiós -le susurro.

-Adiós -me responde antes de besarme en la mejilla.

Los abrazo a los cuatro una última vez y pasan el control de seguridad, no puedo esperar para volver a verles.


Una vez los chicos desaparecen de mi vista me doy la vuelta y vuelvo junto mi marido y mi hijo, vamos hacia el coche en silencio y volvemos a casa.

-¿Le quieres? -me pregunta al entrar en casa.

-¿Qué? -le pregunto confusa.

-¿Todavía le quieres? A Dougie -vuelve a preguntar cabizbajo.

-¿Qué? No, osea, si, claro que le quiero, pero como un amigo, igual que a Tom, a Danny y a Harry -le digo mirándole a los ojos- no le quiero como te quiero a ti -le tranquilizo mientras me acerco a él para besarle.

-¿De verdad?

-Martín, lo mío con Dougie fue hace ocho años, yo tenía 17, fue un amor de verano, yo era una persona distinta de la que soy ahora. Ahora te tengo a ti y tenemos un niño y os quiero más que a nada en este mundo -realmente no le estoy mintiendo, pero conforme las palabras salen de mi boca me voy sintiendo más y más culpable, pues en realidad si que quiero a Dougie, en el fondo sé que estoy enamorada de él y que eso nunca cambiará.

Nos besamos tiernamente hasta que el niño empieza a llorar, así que lo cojo lo calmo y lo meto en la cuna antes de irme a ayudarle a Martín a preparar la cena.

Esa noche, mientras cenamos, charlamos sobre el nombre del niño y por fin nos decidimos por uno, le llamaremos Antonio.

Te tengo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora