Capítulo 28

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Después de cenar llega el momento de cortar la tarta. La ha hecho mi hermana y es tan bonita que me da una pena horrible cortarla, tiene cuatro pisos y está decorada con rosas hechas de buttercream haciendo un bonito degradado de blanco a rosa de arriba a abajo. Una vez la hemos cortado nos damos un trozo el uno al otro y después llega el momento de nuestro primer baile, al ritmo de The heart never lies, nuestra canción, por supuesto.

-¿Está usted disfrutando del día de su boda señora Poynter? -me pregunta Dougie mientras bailamos.

-Mucho, pero de señora Poynter nada, no pienso cambiar mi apellido -le digo riéndome y le beso.

-Lo que usted diga señora Poynter -dice sonriente para fastidiarme- ¿Es el día más feliz de tu vida? -añade.

-El segundo, ya lo sabes, pero no va en cabeza por muy poco -le digo.

-Estás preciosa Sweetie -me dice poniéndose serio.

-Tu también estás guapísimo, cuando te vi se me cortó la respiración -le contesto.

-Te quiero -me dice.

-Y yo -respondo y nos besamos mientras todo el mundo aplaude.

Cuando la canción está terminando la gente empieza a unirse a nosotros. Después bailo con mi padre y después de un rato bailando empieza el momento de los discursos, el primero en hablar es mi padre, como padrino.

-Lo primero que quiero es agradecerle a Dougie todo lo que ha hecho por mi hija los últimos tres años, si no fuese por ti no se si mi pequeña Elena hubiese superado el abandono de su primer marido. Los últimos años que habéis estado juntos ya te has hecho un huequecito en nuestra familia y en nuestros corazones, pero hoy debo darte la bienvenida oficial. Elena, hija, jamás te había visto tan feliz como desde que esté maravilloso chico volvió a tu vida, irradias felicidad por todos y cada uno de tus poros. He de confesar que no me gustó mucho cuando volvió a tu vida ya que la primera vez que estuvisteis juntos, cuando tenías 17 años, volviste a casa destrozada, pero reconozco que me equivoqué. Veo cómo os trata a ti y a tu hijo y sé que será un gran marido y padre, así que estoy deseando que nos deis más nietos -dice bormeando.

-Y yo estoy deseando dároslos -grita Dougie riéndose y provocando que todo el mundo se una a sus carcajadas.

-Gracias hijo -dice riéndose también-. Ya voy terminando que no quiero extenderme demasiado. Espero que seáis muy felices en esta nueva vida que empezáis hoy y que aunque os vayáis a vivir a Inglaterra vengáis a visitarnos a menudo. Os quiero, por los novios -termina levantando la copa y todos brindamos.

La siguiente en hablar es Sam, la madre de Dougie, como madrina.

-Sé que esto sonará a cliché, pero hoy no siento que esté perdiendo a mi hijo, si no que estoy ganando otra hija. Elena, cariño, yo también quiero darte las gracias, porque la primera vez que Dougie te encontró le devolviste la luz, nunca le he visto tan feliz como cuando está contigo, tú le sacaste de una oscuridad en la que llevaba sumido muchísimo tiempo y solo tengo palabras de agradecimiento para ti. Espero que, a partir de hoy, seáis tan felices como lo habéis sido hasta ahora y también que me deis muchos nietos. Y voy a terminar ya por que si no voy a empezar a llorar. Os quiero, por vosotros -remata levantando su copa y todos volvemos a brindar con ella.

Por último es el turno de que Dougie diga unas palabras.

-Sweetie, nunca me olvidaré de la primera vez que te vi, en casa de Tom y Gi, parada en la puerta mirándonos asustada, eras muy joven, mucho más que yo, apenas eras una niña de 17 años, pero me enamoré de ti, fue, claramente, amor a primera vista. Tal y como acaba de decir mi madre cuando llegaste a mi vida yo estaba hundido en la oscuridad y tú fuiste la luz que me ayudó a ser feliz de nuevo. Nuestro comienzo no fue fácil, apenas pudimos estar juntos un par de semanas y después perdimos el contacto por ocho años, hasta que un día entraste por el camerino, casada y esperando un bebé, hasta entonces no había perdido la esperanza de volver a tenerte a mi lado, por eso cuando te vi allí de la mano de Martín y con aquella enorme barriga se me rompió el corazón. Sin embargo un año más tarde apareciste en mi puerta, destrozada, llorando desconsoladamente y diciendo que tu marido os había abandonado, no te imaginas lo mucho que me costó esperar a que decidieses estar conmigo tras pensar las cosas en frío y con calma. Los últimos tres años hemos pasado por muchas cosas juntos, cosas que han afianzado nuestra relación. Ahora quiero a tu hijo como si fuese también mío y no puedo esperar a que tengamos más. Hoy me has hecho el regalo más bonito del mundo diciendo que si, aceptando pasar el resto de tu vida junto a mi, sé que no será siempre fácil, pero, sobre todo, lo que si que sé es que nunca voy a dejar de quererte ni de intentar hacerte feliz. Te quiero Elena, por mi preciosa esposa y su maravilloso hijo, no puedo esperar a que los tres empecemos nuestra nueva vida -dice levantando la copa.

-Te quiero -le digo poniéndome de pie cuando llega a mi lado y después le beso.

Dougie me coge de la mano, a Antonio en brazos y nos ponemos a bailar abrazados los tres. Al cabo de un rato el niño se cansa y empieza a retorcerse para bajar, así que Dougie lo deja bajar y nos quedamos bailando los dos solos.

-¿Te acuerdas de lo que pasó la última vez que estuvimos juntos en una boda? -le pregunto entre besos.

-Que por fin aceptaste ser mi novia -contesta sonriente.

-¿Quién nos iba a decir aquel día que acabaríamos juntos?

-¿Quién nos iba a decir aquel día que la próxima boda a la que iríamos juntos sería la nuestra? -dice apoyando su frente en lamía.

-Todavía no me creo que por fin estemos casados -le digo mirándole a los ojos.

-Yo tampoco, pero lo hemos hecho y no podría ser más feliz -dice besándome y nos quedamos ahí bailando hasta que Danny viene por detrás y me lleva a bailar con él.

Te tengo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora