Te tengo a ti

Epílogo

-¿Sabes qué día es hoy? -le pregunto a Dougie mientras desayunamos. Estamos en la cocina de nuestra casa de España vigilando a los niños que juegan en el jardín.

-No sé el día concreto, pero supongo que estaremos casi a mediados de julio -responde confuso.

-Lo se, no te lo preguntaba por eso -le digo riéndome y él me mira confuso-, hoy hace dieciocho años que nos besamos por primera vez -le aclaro sonriente.

-¿Tanto ya? -dice.

-¿Es increíble verdad? -digo mientras me coge la mano- Tengo un regalo para ti -añado.

-¿Qué? ¿Por qué? Yo no te he comprado nada -dice triste.

-Bueno, técnicamente yo tampoco -le digo riéndome y dándole el pequeño paquete alargado.

Dougie coge el paquete y lo abre mirándome confuso. Cuando ve lo que hay envuelto en el papel me mira incrédulo.

-¿El cuarto? -pregunta.

-El cuarto -le confirmo.

-¿Desde cuando sabes que estás embarazada? -me pregunta emocionado.

-Algo más de una semana, pero quise esperar para poder decírtelo hoy -le digo contenta.

Él se levanta, me abraza, levantándome de la silla y nos besamos mientras gira sobre sí mismo.

-Doug, Doug, me estoy mareando -le digo para que pare, porque no me apetece vomitar.

-Vamos a tener cuatro hijos -dice emocionado mientras me deja en el suelo con cuidado.

-Lo sé, es una locura -respondo.

Lo cierto es que todavía me cuesta creer que ya estemos esperando nuestro cuarto hijo, parece que fue ayer cuando estaba embarazada de Antonio y ni siquiera estaba en contacto con Dougie, ahora Antonio tiene diez años, Dougie y yo llevamos siete años casados y vamos atener nuestro cuarto hijo. Todavía recuerdo la alegría cuando supimos que íbamos a tener a Sophie y después cuando ella tenía tres años llegó Summer, decidimos llamarla así porque, además deque nos gustaba el nombre, nos parecía bonito ponérselo ya que nos habíamos conocido en verano.

-¿Estás bien? -me pregunta acariciándome el pelo sacándome de mis pensamientos.

-¿Eh? Oh, si -respondo mirándole-, estaba pensando en lo mucho que ha cambiado mi vida en los últimos diez años.

-Espero que para bien -dice cauteloso mirándome a los ojos.

-Claro que si -le afirmo y lo beso dulcemente.

Salimos al jardín, les decimos a los niños que vengan y les damos la buena noticia, por suerte a todos les emociona la idea de tener un nuevo hermanito.

Estoy sentada frente al escenario, con las demás chicas, tengo al pequeño Miguel en mis brazos, apenas tiene tres meses, así que tiene unos auriculares enormes puestos para proteger sus delicados oídos, está muy gracioso.

Levanto la vista hacia el escenario y veo a los chicos tratando de ensayar, mientras los niños corretean y juegan a su alrededor, así que acaban jugando con ellos.

Lo cierto es que nuestra pequeña gran familia ha crecido mucho en los últimos años, Tom y Gi tuvieron una preciosa nenita poco después del nacimiento de Sophie, Izzy y Harry también tuvieron otra pequeña y Danny y Georgia tuvieron gemelos poco antes de que yo tuviera a Summer.

Miro a mi alrededor y una pequeña lágrima se desliza por mi mejilla.

-¿Estás bien? -me pregunta Izzy acariciándome la espalda.

-¿Qué? -le pregunto girándome hacia ella- Em, si, claro, todavía tengo las hormonas algo revolucionadas del embarazo, ya sabes -le explico riéndome-. Es solo que viendoos a todos, a vosotras, a los chicos y a los niños... Me he emocionado, porque me he dado cuenta de lo bella que es esta familia que formamos y de lo afortunada que soy por formar parte de ella... A veces la vida te da mucho más de lo que crees que jamás tendrás y aprendes que la belleza no está solo en las cosas bonitas o en las personas guapas, en los paisajes...La belleza está en los pequeños momentos como este -le explico mirando hacia el escenario, donde los chicos siguen jugando con los niños-, y son esos pequeños momentos de belleza los que hacen que tu vida sea maravillosa y que consiguen que seas feliz y ahora mismo yo soy muy feliz.

-Te comprendo perfectamente, todos somos muy afortunados de tenernos los unos a los otros -me dice y reposa su cabeza sobre mi hombro.

Izzy y yo seguimos hablando un rato y las demás chicas se unen a nuestra conversación, al cabo de un rato alguien me da un suave beso en la mejilla por la espalda, me giro y veo a Dougie allí de pie.

-¿Nos vamos? -me pregunta.

-He pensado que podíamos cenar todos juntos -digo en alto para que todos me oigan.

Los niños al oírme se emocionan y empiezan a saltar y gritar de alegría.

-A ver quien les dice que no ahora -dice Gi riéndose.

-¿A dónde vamos? -pregunta Harry.

-Podéis venir todos a casa y pedimos que nos traigan algo de algún restaurante -dice Dougie mirándome esperando aprobación.

-Por mi genial -digo contenta.

-Pues decidido, nos vemos allí -dice Georgia.

Hemos terminado de cenar hace un rato, los niños más pequeños hace un rato que se han quedado dormidos y los mayores ríen mientras juegan a un juego de mesa en los sofás. Los adultos charlamos y nos reímos contando historias y recordando. Dougie y yo empezamos a recoger los platos, cuando llegamos a la cocina dejo los platos en el fregadero y me giro para mirar a hacia el comedor, donde los chicos siguen hablando y riéndose.

-¿Estás bien? -me pregunta Dougie dejando los platos que llevaba él también en el fregadero y abrazándome.

-Mejor que bien -le contesto sonriendo- los quiero muchísimo-añado.

-Yo también -me dice-, no sería quien soy ahora, ni estaría donde estoy si no fuera por ellos.

Nos besamos dulcemente y volvemos a la mesa.

-Eh, Buttie, te acuerdas cuando Danny pensó que se iba a caer del London Eye -dice Harry riéndose cuando entramos de nuevo en el comedor.

-Oh, eso fue buenísimo -dice Dougie riéndose mientras nos sentamos.

Yo también me río, reposo la cabeza sobre el hombro de Dougie, que me pasa un brazo por el hombro, y disfruto de ese pequeño momento de belleza, dentro de la maravillosa vida que he tenido la suerte detener.