Capítulo 31

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Más tarde ese mismo día llamo a una floristería y envío al tanatorio dos coronas de flores una por su hijo y otra de mi parte.

El entierro de Martín es una de las cosas más duras que he vivido hasta ahora me acompañan mis padres y Dougie, mi hermana se queda cuidando de Antonio. El momento en el que meten el ataúd en el nicho me supera, me fallan las piernas y Dougie me sujeta para que no me caiga, no puedo evitar sentir que es por mi culpa que Martín esté ahora ahí dentro, además la gente nos mira mal a mi y a Dougie, culpabilizándonos.

-Necesito salir de aquí -le digo a Dougie empezando a hiperventilar. Nos dirigimos a salir pero me tiemblan tanto las piernas que no puedo caminar, así que me coge en brazos y me saca del cementerio.

-Sweetie, tienes que dejar de culpabilizarte, él tomo la decisión de quitarse la vida -me dice Dougie acariciándome el pelo.

-¿Cómo no voy a culpabilizarme Doug? -le digo todavía con las lágrimas en los ojos- En la carta ponía que se iba por que no soportaba verme casada con otro hombre.

-¿Y de quién es la culpa de que estés con otro hombre? -me dice serio- ¿Quién te abandonó de la noche a la mañana con un bebé de un año?

-Lo se pero no puedo evitar pensar que...

-Pues no lo pienses -me interrumpe- el único culpable de que Martín llegase a esta situación es él mismo.

-Aun así, no me puedo creer que haya llegado a suicidarse... A suicidarse por mi -le digo mirando a la nada.

-Lo se, pero trata de no pensar en ello, él decidió hacerlo y ahora no hay vuelta atrás. Acabamos de casarnos, Martín ya nos estropeó la alegría de nuestro compromiso y no pienso permitir que nos fastidie también ahora -dice serio-. Él quiso marcharse y a nosotros nos tocará vivir con ello, es normal estar triste ahora, pero la vida continúa y me voy a encargar de que pronto vuelvas a estar feliz.

-Ha dejado a mi hijo huérfano -le digo mirándole a los ojos.

-Elena, tu hijo jamás será huérfano, a lo mejor no tendrá a su padre biológico, pero yo siempre estaré ahí para él y le quiero como si fuese mío. Yo sé lo que es crecer sin un padre y jamás dejaré que a Antonio le pase eso -me dice y después me besa suavemente.

-Te quiero -le digo volviendo a besarle y después apoyo la cabeza en su hombro. Nos quedamos así en silencio hasta que termina el entierro y mis padres salen del cementerio, entonces volvemos a casa. Mi hermana se quedará con el niño esta noche ya que yo necesito descansar.

Cuando llegamos a casa me siento todavía más triste al verla tan vacía, ya que la mayoría de las cosas ya las hemos enviado a Inglaterra porque nos vamos en un par de días. Solo dejaremos aquí sábanas, toallas y las cosas de la cocina, para cuando vengamos en verano, así que a parte de eso en la casa solo queda algo de nuestra ropa y algunas cosas que quiero llevar conmigo por miedo a perderlas.

Entro en mi despacho, con Dougie siguiéndome, y miro hacia la estantería, en la que ya solo quedan unos álbumes de fotos y la caja con los recuerdos de mi primer viaje a Inglaterra. Cojo un par de los álbumes de fotos y me siento en el suelo con Dougie a mi lado. Uno de ellos es el de mi boda con Martín, lo abro, empiezo a ver las fotos y comienzo a llorar de nuevo.

-Era un chico encantador, -susurro todavía llorando mientras Dougie me frota la espalda cariñosa mente- me ayudó mucho a superar nuestra ruptura cuando volví de Inglaterra y cuando quise volver a veros no puso ninguna pega, nunca había sido celoso pero de repente... No sé cómo pudo cambiar tanto tan de repente -añado.

-Nunca sabremos por qué cambió tanto de la noche a la mañana, pero lo mejor será que trates de recordar le como era antes, cuando era una buena persona cariñosa -me dice y yo reposo mi cabeza en su hombro.

Terminamos de ver el álbum de la boda, le cuento a Dougie cómo Martín me pidió matrimonio y cómo fue nuestra boda. Después vemos el otro álbum, que tiene las fotos de nuestro viaje a Paris, le cuento todo el viaje y después Dougie se levanta a volver a colocarlos en la estantería y ve la caja.

-¿England memories? -lee en alto el cartel que hay pegado en la caja.

-Si, tengo guardados ahí todos los recuerdos de la primera vez que fui -le digo girándome para mirarle- ¿nunca te lo he enseñado?

-No, ¿puedo cogerla? -me pregunta señalándola.

-Si, claro -le digo tratando de sonreír.

-No me puedo creer que hayas guardado todo esto -dice cuando abre la caja.

-Son cosas importantes -le contesto. Empezamos a sacar las cosas de la caja y a recordar, lo único que ya no está dentro es el colgante del avión de papel que tenemos a juego que Dougie me regaló, porque me lo volví a poner cuando volvimos a estar juntos.

-¿Recuerdas lo que te dije el día que te regalé esto? -pregunta cogiendo la camisa que llevó en la boda de Tom y Gi.

-Que dármela no significaría perder la, porque algún día yo sería tu esposa -le digo mirándole a los ojos sonriendo.

-Tú creías que estaba loco, pero tenía razón -dice orgulloso.

-Tenías razón -repito y lo beso-, y nunca me he alegrado tanto que la tuvieses.

Nos quedamos un rato más allí sentados en el suelo recordando aquel maravilloso mes, después recogemos todo, guardamos la caja en su sitio y nos vamos al salón, donde nos acurrucamos en el sofá a ver una película, por primera vez como marido y mujer.

Te tengo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora