Capítulo 6

79 4 0
                                    

Por fin llega el día en el que los chicos vuelven a Galicia, así que Martín y yo vamos a buscarlos al aeropuerto, aunque tendrán que alquilar un coche, ya que contando con los niños somos 13. En cuanto les veo salir por las puertas voy corriendo y abrazo a las chicas, ya que a ellos los vi hace relativamente poco. Después de unos diez minutos abrazadas las cuatro nos separamos y me presentan a los niños que me saludan con timidez. Por último saludo a los chicos y nos vamos, paramos en el hotel para que se inscriban y dejen las cosas en las habitaciones y nos vamos a pasear junto al mar.

Van a pasar con nosotros dos semanas, así que he planeado varias excursiones para que conozcan Galicia. Estoy segura que van a ser dos semanas geniales, aunque me da pena que Martín no podrá venir a la mayoría por que tiene que trabajar.

El primer día les enseño mi pueblo natal, un pequeño pueblo marinero que, por lo menos para mi, es precioso y un lugar maravilloso y tranquilo para vivir. El resto de los días decido empezar por el norte e ir bajando por la comunidad. Primero visitamos A Coruña, vamos a todos los museos, a la Torre de Hércules, etc. Al día siguiente vamos a Lugo a visitar la muralla y el nacimiento del río Miño. Lo próximo que visitamos es Ourense, les enseño el casco antiguo y me hubiera gustado llevarles a las pozas de aguas termales, pero con los niños no podemos. También pasamos un día en Santiago de Compostela. Finalmente nos vamos a pasar el día a la playa de A Lanzada, ese día me levanto temprano para preparar la comida para todos, hago una ensaladilla y un par de tortillas, lo meto todo en un cesta de picnic, preparo al niño y me voy a recoger a los chicos al hotel, por el camino paro en el supermercado a comprar bebidas y pan.

Cuando llego al hotel ya están esperándome en la calle. Danny, Georgia y Dougie vienen en mi coche y el resto se van en el que han alquilado. Me siguen hasta la playa y al llegar cogemos las cosas entre todos, ya que al ir con los niños y al ser tantos llevamos muchísimas. Nos acomodamos cerca de la orilla y agradezco que sea una playa grande porque si no ocuparíamos la mitad solo nosotros.

Antonio está dormido así que lo dejo en la silla debajo de una de las sombrillas y me siento al sol a su lado mientras veo a los demás ir al agua. Veo a Buzz, Buddy y Lola acercarse al mar con miedo y salir corriendo en dirección contraria cuando se les acercan las olas, ríen felices jugando los tres juntos, son adorables. Las chicas se empiezan a meter poco a poco mientras que los chicos se tiran de golpe los cuatro y se ponen a jugar con los niños. Me tumbo boca arriba y cierro los ojos hasta que de repente siento unas gotas sobre mi barriga, todavía algo hinchada por el embarazo, abro los ojos y veo a Dougie mirándome desde arriba con una sonrisa traviesa.

-Oh no, -le digo sabiendo lo que pretende- ni se te ocurra, además no puedo ir al agua, tengo que vigilar al niño -trato de excusarme.

-Al niño lo puedes vigilar desde el agua -me dice sonriendo más ampliamente mientras se agacha para agarrarme de las manos.

-¡Dougie! -grito- ¡Que no! ¡Que no! -grito mientras me levanta y me carga sobre su hombro a pesar de lo mucho que pataleo -Dougie, me voy a enfadar -digo tratando de parecer realmente enfadada pero no consigo aguantar la risa y pierdo toda la credibilidad. Me tira al agua que, por suerte, no está muy fría.

Me quedo en el agua, pero no quito la vista de la sombrilla para vigilar al niño, hasta que al poco rato Georgia me dice que ella se va a la sombrilla que tiene frío y que ya lo vigila ella. En ese momento me relajo y me pongo a jugar con los chicos y con los niños a dejarnos llevar por las olas.

Al cabo de un rato todos se van a la sombrilla y nos quedamos Dougie y yo solos con los niños, verle jugar con los niños me enternece el corazón, por un segundo me imagino que estos tres niños son nuestros hijos y que él es mi marido y me siento más que feliz, por un segundo... El problema es cuando vuelvo a la realidad me doy cuenta de que mis sentimientos hacia él están creciendo y me siento mal por Martín. En ese momento veo hacia la sombrilla y veo a Gi cogiendo a Antonio de la silla, me doy cuenta de que debe ser hora deque coma, así que le digo a Dougie que me voy a la sombrilla, él me dice que también, así que, muy a su pesar, cogemos a los niños por la mano y nos vamos a reunir con los demás.

Le doy el pecho a Antonio y después comemos nosotros, los chicos me agradecen que volviese a cocinar para ellos y me dicen que habían echado mucho de menos mi tortilla. A los niños les encanta la comida que les he preparado, al principio Lola pone cara un poco rara al ver la ensaladilla y la tortilla pero una vez los prueba le encanta e incluso repite.

Después de comer mientras los demás descansan y los niños duermen la siesta, aprovechando que no hay tanto oleaje, decido irme al mar a nadar un rato, ya que eso eso lo que más me relaja en el mundo y lo mejor que puedo hacer para despejar la cabeza. Dougie está sentado con el móvil, le aviso y me voy corriendo al mar.

Nado alejándome de la playa varios metros, cuando me noto fatigada paro y al sacar la cabeza del agua y darme la vuelta para volver veo a Dougie cogiendo a mi niño de la silla y sentándose bajo la sombrilla acunándolo, se me encoge el corazón y siento que ya no hay vuelta atrás, mis sentimientos hacia Dougie vuelven a ser tan fuertes como hace ocho años.

Vuelvo a sumergirme y echo a nadar de nuevo tratando de aclarar mis pensamientos, mis sentimientos y, en definitiva, de saber qué voy a hacer ahora con mi vida.

Te tengo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora