Durante todo el vuelo de vuelta a casa voy admirando mi precioso anillo, es muy sencillo, pero me encanta, es de oro blanco, con un pequeño diamante, Dougie me coge la mano y me la besa, por un segundo estaba tan ensimismada mirando el anillo que no me acordaba de que estaba a mi lado. Los últimos días han sido mágicos, internet está que hecha humo con la pedida de mano de Dougie, hemos salido en muchísimas revistas inglesas y la gente está como loca, nuestros twitters están colapsados por las menciones dándonos la enhorabuena. Espero que mis padres todavía no se hayan enterado, me gustaría que fuésemos nosotros quienes les demos la noticia.
Por desgracia internet nos quita el privilegio de ser nosotros quienes les demos la noticia a mis padres. Cuando llegamos a su casa ya tienen preparadas las copas de champán y una botella enfriándose en la nevera para celebrarlo. Nada más entrar por la puerta nos abrazan y empiezan a darnos besos como locos, menos mal que en el último año Dougie ya se ha acostumbrado a las muestras de cariño españolas, si no ya hubiera salido corriendo.
-Mamá, Dougie no puede tomar alcohol -le digo cuando saca la botella de champán- y sabes que a mi no me gusta.
-Ay, lo siento hija -me dice con tono de culpabilidad- ¿con qué queréis brindar entonces?
-La verdad es que solemos hacerlo con zumo de naranja -le digo riéndome.
Mi madre nos trae el zumo y brindamos todos juntos muy alegres, nos quedamos un rato charlando con ellos sobre cómo fue la petición de matrimonio y sobre mi mudanza a Inglaterra, cosa que les pone un poco tristes, aunque comprenden que es la única opción que tenemos. Después cogemos a Antonio y nos vamos a mi casa para descansar. Mañana tendré que ir a casa de mis suegros para que hablen con Martín ya que necesito que me conceda el divorcio y todavía no tengo ni idea de cómo voy a pedirles algo así. Una vez tenga solucionado el tema del divorcio informaré en el trabajo y en la escuela del niño de que nos marchamos y comenzaré a preparar la mudanza.
Llegamos a mi casa, yo voy delante llevando mi maleta y Dougie viene detrás llevando a Antonio en brazos y jugando con él, les escucho reírse juntos detrás mio y se me enternece el corazón. Cuando llego a la puerta me fijo en que la luz del salón está encendida, me parece raro, pero supongo que mi madre vendría a buscar algo para el niño y se olvidaría de apagarla. Abro la puerta y en cuanto entro las llaves y la maleta se me caen de las manos.
-Martín, -susurro- has vuelto.
-Hola -dice levantándose del sofá sin dejar de mirarme-. Echaba de menos a mi hijo -añade señalando a Antonio que todavía está en brazos de Dougie detrás de mi-. Ya veo que estáis juntos, no me equivocaba.
-Tú nos abandonaste -digo dolida-, tú diste por terminado nuestro matrimonio, yo tan solo he rehecho mi vida -añado mientras Dougie se acerca a mi y me pasa un brazo por los hombros de forma protectora.
-Me marché porque sentía que toda nuestra vida juntos era una mentira.
-No lo era, yo te quería Martín -le digo con las lágrimas a punto de derramarse.
-¿Qué más da eso ahora no? -dice triste- Puede que haya sido un error marcharme, pero lo hice y ahora no hay vuelta atrás. Pero me gustaría recuperar a mi hijo y que, algún día tu y yo podamos llegar a ser amigos.
-Claro que si Martín, Antonio siempre será tu hijo y yo nunca podré quitarte eso -le digo mirándole a lo ojos. Me giro hacia Dougie para coger el niño y lo llevo hasta donde está Martín- Mira cariño, este es tu papi, dile hola -el niño lo mira con cautela y cuando Martín trata de cogerle en brazos el niño se echa a llorar y se abraza a mi cuello. Martín lo mira con tristeza-. Lo siento -le digo- es solo que no te conoce, era muy pequeño cuando nos dejaste y no te recuerda -trato de explicarle- es cuestión de tiempo que se acostumbre a ti de nuevo.
-Claro -dice dolido- ¿le llama papá a él? -pregunta en todo de enfado señalando a Dougie que sigue parado sin decir nada en la puerta.
-¿Qué? No, -respondo sin pensarlo- en ningún momento le hemos dicho que él sea su padre, desde que te marchaste le hemos enseñado siempre fotos tuyas explicándole que tú eras su padre -le explico tratando de tranquilizarle.
-Seguro que si -dice incrédulo-. Os vais a casar -dice de repente señalando el anillo de mi dedo.
-Ssi -susurro con miedo a su reacción. Dougie se acerca a mi y me abraza de nuevo.
-Enhorabuena -susurra dolido. Después simplemente nos rodea y sale por la puerta- Te llamaré para ver al niño -dice girándose hacia mi antes de cerrar la puerta.
Las piernas me tiemblan y si Dougie no estuviera sujetándome me hubiera caído al suelo.
-¿Estás bien? -me pregunta acompañándome hasta el sofá para queme siente y cogiendo al niño de mis brazos.
-Si, gracias, es solo que no me esperaba verle aquí ahora y ha sido demasiado tenso -explico todavía nerviosa.
Dougie deja al niño sentado en el suelo, le da unos juguetes para que se entretenga y se sienta a mi lado en el sofá, me rodea con sus brazos y me acaricia el pelo dulcemente mientras me da suaves besos en la mejilla.
-No pienso dejar que su vuelta cambie nuestros planes -digo una vez estoy más calmada-. Él me abandonó y ahora que me acostumbré a vivir sin él y he rehecho mi vida no pienso dejar que lo eche todo a perder.
-No permitiré que te haga infeliz -me dice Dougie besándome el pelo.
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Te tengo a ti
Fiksi PenggemarSegunda parte de Mi corazón nunca miente. Han pasado ocho años desde que Elena volvió de Inglaterra, está casada y esperando un bebé, ya no sigue en contacto con los chicos, aunque sigue al día de sus vidas gracias a las redes sociales. Es feliz con...