Ingredients: Sumiso, Dominacion, Juegos, Atados, Billie+Tú
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Narra Billie:
-Vistete rapido- dijo el sujeto arrojándome a una habitación nueva. Las paredes eran rojas, con una cama enorme de sabanas color vino y blancas. Un tocador lleno de perfumes y un armario. Supongo que todo era de ella.
Me habían dejado darme un baño, realmente lo había necesitado; ahora me daban ropa nueva, un pantalón, saco, camisa, corbata, algo elegante y yo como idiota obedeciendo. Pero no tenia opción. No me malinterpreten, disfruté mucho lo de hace dos días pero no dejaré que se repita. Ni una sola vez más.
-Quedaste guapo- dice entrando a la habitación. Lleva puesto brasier y bagas color negro de encaje, y unos tacones. Bajé la mirada al suelo, repitiendo en mi mente que nada volvera a pasar -Necesito ponerte esto- dijo mostrándome una clase de collar con correa de cuero.
-Ni lo sueñes, zorra-
-Ah no. Palabras malas no Billie. Por lo menos no a mi- dijo acercándose -Y si no obedeces, pronto no seras solo tú el que esté aqui-
-¿De que hablas?-
-Si no quieres que algún familiar tuyo también esté en este lugar obedecerás a todo. Y tal vez con ellos no seré tan amable- amenazó. No podía permitirlo, no, a mi familia no.
Me acerqué a ella rodeando su cuello con ambas manos, pegándola a la pared.
-Sacame de aqui maldita-
-Si me matas... De todas formas no podrás salir. Te mataran... Si lo haces- la solté viéndola caer al suelo. Se incorporo casi al instante -Ahora dejame vendarte-
Cubrió mis ojos con una cinta negra, igual a la vez pasada, solo que también me colocó la correa. Igualmente unas muñequeras, se sentían gruesas y del mismo material que el de mi cuello. ¿Que iba a hacerme?
-Quiero que gatees-
-¿Que?- pregunté confundido.
-Gatea, no permitiré que camines- pasó un objeto por mi mejilla -¿Sientes eso?, es un látigo de cuerdas trenzada. Se convertirá en mi objeto favorito- me dio un azote en el trasero. Suspire sintiendo el ardor. -Gatea- volvió a decir. Esta vez obedecí. Me apoye de mis rodillas, y bajé las manos. -Buen chico- jaló de la correa haciendo que caminara a donde ella me llevara. Me sentía como un maldito perro.
Despues de seguir caminando por un rato, (o mas bien gateando). Sentí un aroma a pintura fresca y humedad, una nueva habitación, supuse.
-Ponte de rodillas- lo hice de inmediato. Alzó mi barbilla con su mano, y retiró el collar, pero no las muñequeras. -¿Tienes idea de lo que voy hacerte?- susurró quitandome el saco, y desabrochándose los botones de mi camisa. ¿Por que había pedido que me pusiera esa ropa si tan pronto iba a quitármela?.
-¿Algo como la ultima vez? Nena, pensé que esperarías mas tiempo- Sonreí vacilante.
-No pude esperar- me dio una bofetada -No será como la ultima vez cariño... Ponte de pie- terminó de quitarme la camisa, arrojanla en algún lado de la habitación. Tomó mi mano poniéndola en alto, atándola a algo, al igual que la otra.
-¿Que es esto?- jalé tratando de liberarme, pero ya era tarde.
-Cadenas. Mantendrán tus manos quietas- acarició mi pecho. Subiendo y bajando lentamente, con una sola mano. -He imaginado esto, por mucho tiempo- finalizó con una risa coqueta. -Me gustan mucho tus tatuajes-
-Auh- me quejé cuando su mano apretó mi miembro, por encima del pantalón.
-Es difícil provocarte una erección- un aroma a manzana inundó la habitación. El sonido de tacones era lo único que se escuchaba. Se alejó un momento y volvió a mi. -Uhm, ¿Te gustan las fresas?- pasó por mis labios la pequeña fruta. -A mi me encantan. Vamos, come- mordi la fresa, estaba cubierta con chocolate. No había comido nada más que arroz y agua todo este tiempo.
-Ohh- Jadee. Sus caricias bajaron hasta la cremallera de mi pantalón. Inundandome en el deseo. -Ahh- bajó mis pantalones, masturbandome, su pequeña mano subía y bajaba por mi longitud, aun dentro del bóxer. -Ahhh sii- arrancó la venda en mis ojos. Miré hacia abajo, Encontrándome con su sonrisa, hincada entre mis piernas bajando la delgada tela sin apartar los ojos de los mios; liberó mi pene erecto hacia arriba, con un tazón de fresas a un lado. -Us-Usa tu boca- tartamudee, desesperado por sentir su húmeda boca alrededor.
-¿Eso quieres?- tomó una pequeña taza, al parecer de porcelana, vertiendo su contenido en toda mi longitud.
-Ahg Esta caliente!- me quejé. -Ahh..-
-Mirame Billie- su lengua se asomó entre sus labios rojos lamiendo el chocolate que había vertido.
-Dios...- jale de las cadenas. -Eso es- dio un par de lamidas más, presionando su dedo pulgar en la punta. Pensé que iba a hacer lo que tanto quería pero se alejo. -Ahg ¿Que, que estas haciendo?-
-Dejare que sufras un buen rato- volvió a golpearme con el látigo. Gruñi, ardía. -Si pudieras darte cuenta lo bien que te vez- sus largas uñas rasguñaron mi espalda. Miré hacia mi hombría, ya no soportaba más.
-Ahh por dios!- dio otros tres azotes -Por favor!-
-Uh me gusta que supliques- se colocó frente a mí, lamiéndose los labios.
-Ahh ya!. Ah..- pasó las cuerdas del látigo por toda mi longitud -Tu mano... Ah, sii- su mano bajaba y subía muy rápido. -Ahhhh fuck fuck!- besó mis labios, moviéndolos con rudeza. Sus movimientos se detuvieron.
-Te voy a soltar, no hagas nada estupido- desencadenó mis manos, sin dejar de besarme, me empujó hacia atrás haciendo caer sobre una silla; la silla en la que me había atado hace unos días.
Tomó algo del piso, y se acomodó entre mis piernas, sus besos bajaron rápidamente a mi cuello. Sostuve sus caderas dispuesto a penetrarla de una vez, pero fue mas rápida, aparto mis manos y las colocó por detrás del respaldo.
-Yo no voy a hacer tu perra- susurró a mi oído, atando mis manos al respaldo, como la vez pasada. Rió sobre mi oído,se alejó un poco de mi, quitándose las bragas y el brasier, dejando sus senos al descubierto, sus pezones estaban erectos, se veía como diosa. Lamí mis labios deseoso de morder su cuello, la presión en mi entrepierna era dolorosa. Sin decir nada mas, tomó mi cabello entre sus dedos, y con la otra mano se apoyó de mi hombro, alzó sus caderas, introduciendo la punta de mi pene en su coño, Jadee fuertemente cuando empezó a hacer círculos con sus caderas bajando lentamente, tomandome entero. -Mmm...- reprimió un gemido cerrando los ojos con fuerza, Sonreí de lado desafiante al verla así. ¿Quien estaba sufriendo ahora?
-Muevete- dije, con voz ronca. Empezó a dar saltos, la fricción de su húmedo coño era deliciosa, la vista de sus senos subiendo y bajando, y su boca lanzando maldiciones y gemidos; me estaba llevado al borde del placer.
-Ahhhh Billie- mordió su labio, juntando su frente con la mía, Lamí la piel de su cuello sin dejar de gruñir, estaba por llegar a mi orgasmo, y ella tambien, la sentía temblar. -Bi,Billie!!-
-Oh, así, nena, ya casi...- llevé mi cabeza hacia atrás, sus paredes internas apretaron mi polla.
-Armstrong!!!- gritó corriéndose por todo lo alto, al mismo tiempo que yo. Sus manos se enredaron en mi cuello, escondiendo su rostro en mi hombro. La respiración de ambos aun era agitada. Nos quedamos así unos minutos, hasta lograr tranquilizarnos.
Se alzó lentamente, arrojó sus tacones lejos y se colocó una bata.
-Ven- me desató y volvió a tomar el látigo -Tomaras otro baño- gruñi al imaginar lo que me esperaba todavía.