Ingredients: Billie vampiro
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Había viento, los árboles de alrededor hacían el ambiente más frío, no me molestaba en absoluto, me gustaba, era como sentirme viva, aunque no lo estuviese, o si, la verdad es que no estaba segura de lo que me había convertidoTenía dudas sobre muchas cosas, y sería fácil ir con el que me transformó en esto, pero no. Dos meses ya habían pasado desde que huí de su mansión, todo parecía perfecto, había hecho juramentos de amor que según él durarían eternidades, y todo se vino abajo.
¿Pasaría mis eternidades sola?
Tenia un rencor en todo mi ser aún, las imágenes venían a mi mente con frecuencia, sus labios sobre la mujer que lo había convertido en lo que era, como él a mí.
Que ganas de buscarla y partirle el cuello, la idea era bastante placentera, pero tenía siglos, yo tenía veintisiete años, apenas dos como vampira, ella era hábil, y seguramente me atraparía antes a mí
—Es por aquí– dijo mi acompañante, un joven de pelo largo color negro, labios delgados, pálido, con atractivos ojos grises y tatuajes en los dedos. Era lindo, pero un mortal, el deseo lo volvía torpe pero me había servido la última semana a conseguir un departamento, y ahora tenía planes para él.
Desde que rompí toda relación con Billie no había probado una sola gota de sangre, estaba hambrienta.
El olor del chico llegaba hasta lo más profundo de las fosas de mi nariz, haciendo rugir mi estómago. Le iba a dar lo que él buscaba y a cambio iba a tener su sangre, no iba a matarlo, sólo le mordería un poco. Luego, seguramente tener más encuentros pequeños y seguir alimentándome. No me gustaba la idea de hacerlo con alguien más, me repugnaba, pero el instinto me estaba guiando.
Entonces lo escuché, quería golpearme por no haberlo notado antes. Del otro lado, atravesando la calle, un par de esmeraldas observaba, no hacía falta ser un vampiro para darse cuenta de la ira que llevaba consigo. Sonreí burlona, casi soltando una carcajada.
—Sube Ricky, vuelvo en un minuto– susurré al chico, él solo asintió, podía ver como se forzaba así mismo a ocultar la creciente ereccion en sus pantalones. Eso también me había hecho reir momentos antes, sólo unas palabras le había dicho para conseguir ese efecto en él, era un adolescente con las típicas hormonas, era tan... Mortal.
Atravesé la calle sin desaparecer mi sonrisa, me adentré en el callejón, escuchando los pasos del muchacho abriendo la puerta del departamento y corriendo a la habitación, dejé de prestarle atención a eso, tenía algo más importante frente a mí
—¿Lo matarás? ¿O vas a tenerlo de mascota?– dijo cruzándose de brazos
—Quizá lo bese un buen rato– contraataque, me miró, lucia bastante mal, tenía ojeras en los ojos y barba de un par de días, también percibía su tristeza
¿Estaba dolido? Que idiota, él me había lastimado primero
—Ya te traté de decir que ella vino a mí, ni siquiera la toqué– frunci el ceño y rodé los ojos, tampoco se tomó la molestia de separarse de su horrible rostro —¿Qué me dices de ese niño? ¿Pensabas alimentarte de él?–
—No te interesa– apenas decía, cuando cortó su muñeca, la sangre brotó fresca, deliciosa, sangre de verdad, sangre de inmortal que ansiaba beber, la que realmente necesitaba.
No sé cómo pasó pero ya estaba junto a él, sus pupilas se dilataron, lo empujé contra la pared haciendolo chocar su cabeza contra ella, rió por mi reacción mientras iba acercando su mano a mi boca, gemí de anticipación, asomé la lengua entre mis labios y bebí de él.