Ingredients: Trillie, diferencia de edades, boyxboy
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Narra Billie:
-Despierta cariño, te haré café- susurró la linda mujer recién levantada a mi lado.
Me estiré perezosamente sobre la cama, queriendo quedarme un rato más, pero ya había abierto las cortinas.
Sentí un peso encima mío y abrí los ojos de inmediato.
-Diablos, bajate- ordené con voz firme pero el enorme gato blanco y peludito simplemente se quedó allí, sobre mi estómago.
Lo hice a un lado de un empujón, maldiciendo internamente, era tan malcriado, pero no me metía con él, de todas formas no era mío.
-Te espero abajo- la escuché decir antes que me metiera a la ducha, apenas asentí.
Estábamos a punto de cumplir un año de casados, y apenas diez meses de vivir juntos. Nuestra relación había sido tan agradable que no me tomó mucho tiempo pedirle matrimonio. Ella era, cariñosa, amable, y espontánea, un sueño de esposa. Pero había un pequeño problema.
Su hijo.
Y no es como si quisiera deshacerme de él, pero era demasiado malcriado y berrinchudo, igual que su gato. Estaba mimado, era el auténtico niño de mamá. Claro, no me metía tampoco en eso, no era mi hijo, pero su presencia estaba provocando algo diferente en mí. Algo que hacía años no sentía, y eso me molestaba.
-¿Quieres el periódico?- me preguntó después de dejar una taza frente a mí junto a mi plato de huevos con tocino que humeaba en el aire
-Por favor- dije sonriente, dándole un casto beso en los labios después de que me entregara el rollo de papel y tinta del día
Estaba hojeando la primera plana cuando un chico delgado apareció en la cocina, con un short de mezclilla demasiado pequeño y el pelo verde encendido.
-¡Cariño! ¡Que lindo se te ve el pelo!-
-¿Lo crees?- dijo pestañeando, pasando sus delgados dedos por los mechones de pelo con una sonrisa de complacencia. Le encantaba que lo halaguen.
-¡Me encanta!- ella también pasó sus dedos por el pelo del chico, luego me dedicó una mirada -¿Como se le ve el pelo, amor?-
Mis manos se aferraron al periódico, queriendo volver mis ojos hacia la noticia sobre algún accidente de auto en el centro, pero no, pasé mi vista hacía el despampanante color, y luego al labio atrapado entre sus dientes, y su manzana de Adán bien marcado en su cuello.
-Supongo que bien- solté lo más natural que pude, volviendo al periódico, ella siguió naciendo comentarios sobre el tinte mientras cocinaba, y el chico se paró junto a mí, sirviéndose leche fría
-¿Sabes que puedes leer noticias por internet verdad?-
Suspiré, desde que habíamos decidido vivir juntos su madre y yo, no hacia otra cosa más que molestarme, al principio hábilmente hasta que aprendí a ignorarlo lo suficiente para no causar problemas y evitar discusiones.
Quizá no estaba de acuerdo con nuestra relación, o le molestaba el hecho de que su madre tuviera otro esposo, quien sabe, era tan extraño.-Me gusta más así- ajusté mis gafas evitando mirar de más las pequeñas gotas de líquido blanco que habían resbalado de la comisura de sus labios, rodando por su piel bronceada hasta la barbilla, donde pasó la palma de su mano para limpiarse