My secret love-- Max Meyer

Max Mi lista negra

Que te llamaran para trabajar la noche de karaoke era una mierda. Pero Draxler decidió que tenía mejores cosas que hacer que atender el bar, así que Loris me pidió que lo sustituyera.

Había estado pensando en pasar la mayor parte de la noche en la cama con mi mujer. Desde lo de Nueva York , no podía tener suficiente de ella. Cada momento robado se sentía como si nuestro tiempo juntos se hiciera más y más corto. No podía esperar para enfrentar a su hermano y tener esa charla ya.

La suerte quiso que trabajara con él la noche de karaoke. Lo miraba desde el otro extremo de la barra, debatiéndome cómo abordar el tema, cuando Brandt se me acercó y me dio un puñetazo amistoso en la espalda.

—Bueno, ¿cómo ha estado Maxline estos días? —Él arqueó una ceja, curioso—. ¿O es que prefieren Celimax? No estaba seguro de cómo se manejan.

Solté un bufido y puse mis ojos en blanco. —Nos llamamos Maximilian y Celine Y estamos estupendamente. ¿Por qué lo preguntas? —Fruncí el ceño—.¿ pretendes ligar con mi chica?

Él se rió y sacudió las manos. —No. No, no, no. Digo, si la quisiera, lo hubiera hecho ya.

—Oh, ya quisieras, idiota. No habrías tenido ninguna oportunidad.

—No lo sé —murmuró, pensativo—. Celine y yo tuvimos siempre...

Entrecerré los ojos mientras su voz se desvanecía. Los celos me llenaron, y solo quería golpear su cabeza contra la pared más cercana. Pero una nueva canción empezó en el karaoke.

Me giré hacia Brandt. —Maldita sea, ella no será... —Pero mis palabras se desvanecieron, porque él no me escuchaba. El tipo tenía esa mirada en sus ojos. La misma mirada que Goretzka tenía cuando hablaba de su esposa, o Josh cuando Rubia entraba en una habitación. La misma mirada que sabía que probablemente tenía yo cuando Celine se encontraba cerca.

—Oye, amigo, ¿estás bien?

Tenía los ojos vidriosos por la sorpresa. —Creo que... —Se detuvo para lamer sus labios y posar su mirada de nuevo en el escenario. Creo que acabo de conocer a la chica con la que me voy a casar. Justo ahí. —Señaló hacia el escenario—. Aquella. Sí, ella va a tener mis bebés.

Resoplé por su proclamación demasiado dramática. Tuve que burlarme cuando un chico beso a la hipotética madre de sus bebés y ella no se alejó.

Horror iluminó la cara de Brandt mientras su mandíbula se desencajaba y sus ojos se ponían saltones. Entonces me miró, devastado. —Eso no tenía que pasar.

Tiré mi cabeza hacia atrás y reí. No pude evitarlo. Ya era maldita hora de que alguna chica le causara un poco de sufrimiento.

—Cállate. —Me golpeó con su puño en mi hombro, pero eso solo hizo que me riera más fuerte.

—Vete a la mierda, hombre. Esto no te parecería tan divertido si te sucediera a ti.

—Oh, yo creo que ya me sucedió a mí, y tú fuiste el primer idiota en la fila que se burló de ello. Así que... ajá. La venganza es una perra, cariño.

—¿Qué es una perra? —preguntó Goretzka, uniéndose a la conversación.

—Nada. —Absolutamente malhumorado, Julián cogió una bandeja de vasos sucios y salió de detrás de la barra para llevarlos a la cocina para limpiarlos.

Me quede en la barra para investigar así que cuando Jess empezó a alejarse, me debatía si debería decirle a Brandt  la información que reuní de su mujer de ensueño cuando Goretzka se movió a mi lado. —Rechazado, ¿eh?