M y C Si tu saltas yo salto

562 41 26
                                    




Max

Celine y yo empezamos a buscar un nuevo lugar juntos. Rubia tenía un poco de náuseas por el embarazo, pero todavía no eran nada grave. Seguía diciéndole que todos los médicos sobreactuaban. Iba a tener un embarazo perfectamente normal, pero me alegré de que ella y Josh continuaran tomando todas las precauciones, solo para estar seguros.

En otras noticias, puse a Celine en mi seguro de salud —haciendo que Loris jurara guardar el secreto para que no fuera a chismosear acerca de nuestro matrimonio por el momento— y Celine fue a Seguridad Social y al Departamento de Vehículos Motorizados para convertirse legalmente en una Meyer.

Celine Meyer.

El día que su nueva licencia de conducir con su nuevo apellido llegó por correo, se hallaba tan  emocionada. Me atacó sexualmente en el sofá y lo hicimos justo ahí. Fue algo bueno que Rubia estuviera en una cita con el médico.

Fuimos bastante ruidosos... y estuvimos desnudos.

Me encantaba vivir con ella, me encantaba despertarme a su lado cada mañana, quedarme dormido junto a ella todas las noches, e incluso ducharme con ella en algunas ocasiones. Hubo algunos cambios —sus ropas siempre se encontraban colgadas por todas partes, mechones de pelo trataban de ahogarme en mi sueño cada noche, y productos femeninos llenaban mi tocador— pero los sobrevivimos y por lo general nos divertimos en el proceso.

Seguí apareciéndome en la cafetería cada mañana de los sábados, pero Goretzka nunca se presentó. Nunca en un millón de años se lo admitiría, pero sí extrañaba al maldito terco de su hermano. Me ayudó a superar lo de mi hermana, estuvo conmigo cuando empecé esta fase de mi vida. Joder, él fue y seria siempre mi mejor amigo.

Fue el responsable de una gran parte de quién era yo, y simplemente extrañaba pasar el rato y molestarnos.

Cuando recibió una llamada de él un sábado por la noche, traté de no actuar interesado, pero se giró hacia mí después de colgar como si supiera que anhelaba cada detalle.

—Todos van de día de campo —dijo—. Me pidieron que vaya.

Se veía triste por ello, así que fruncí el ceño. —Bueno, eso es genial. ¿Por qué no sonríes?

Con un suspiro, dio unas palmaditas en mi brazo y se alejó. —Porque no voy.

Cuando trató de alejarse, la cogí por la cintura y le di la vuelta. —¿Qué quieres decir con que no vas? ¡Ve!

Negó. —No. No, a menos que también te inviten.

Gemí y rodé los ojos. —Nena, sabes que eso no va a suceder. Solo tienes que ir y divertirte. No has visto a tus chantajistas hermanos en mucho tiempo. No te preocupes por mí, solo ve.

Sin embargo, esa obstinada sangre Goretzka no cedería. Esa situación la molestó todo el fin de semana, y a su vez, me molesto a mí también, así que finalmente, el domingo por la mañana, la arrastré fuera de la cama y la metí a la ducha, diciendo—: Vamos a alistarnos. Ambos vamos.

Se animó después de eso, y sabía que hice algo bien. Pero el maldito drama se iniciaría tan pronto como llegáramos.

León me frunció el ceño, luego sus ojos entrecerrados se trasladaron a donde sostenía la mano de Celine mientras paseábamos por el camino frente a su casa para saludarlo.

—Es una salida familiar —dijo, dejando en claro que no me encontraba invitado.

—Y yo soy de la familia —argumentó Celine, levantando la barbilla.

La quemó con su ceño fruncido. —No he dicho que tú no podías venir. Ella me miró, y sabía exactamente lo que pensaba. Consideraba si dejar o no caer la bomba de "estamos casados", para ver si negaría que yo era familia entonces.

My secret love-- Max MeyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora