Celine El rescate y un enfrentamiento

455 36 10
                                    



A pesar de que no me caí en el agua, se me cayó el alma a los pies, y se sintió como si todo mi mundo entero se hundió y ahogó.

—¡No! —Me lancé tras Maximilian, tratando de sumergirme en el río con él.

Pero un brazo se envolvió alrededor de mi cintura y me tiró hacia atrás a la seguridad de la orilla. Peleé contra él, luchando por volver con mi chico.

Lo había visto golpear la espumosa agua blanca y lo vi tragárselo por completo. No llegué a verlo flotar; tenía que volver a la orilla y ver si se encontraba bien, si sacó la cabeza del agua, si podía levantar la mano y darme una señal de que se encontraba bien.

Pero no, ese maldito brazo alrededor de mi cintura me mantenía alejada de mi esposo. Así que luché. La voz de León gritó mi nombre en mí oído mientras luchaba para evitar que me lanzara hacia adelante, pero seguí luchando contra él. Finalmente, me liberé lo suficiente para ponerme de pie y mirar de nuevo al agua, pero él todavía no salía, por lo que busqué un poco más abajo.

Un grito de negación fue arrancado de mis pulmones cuando lo vi. Lo que parecía un tronco por su inmovilidad, pero era claramente la forma de un humano a través de las corrientes, de momento se hundía y de momento salía a flote, justo antes de estrellarse contra una roca, y luego fue arrastrado hasta que ya no pude verlo más.

—Dios mío. Dios mío.

Mis extremidades se adormecieron y me mareé. Comencé a hiperventilar.

Quería correr tras él con mis piernas entumecidas, pero León atrapó mi brazo. —No podemos alcanzarlo desde aquí. —Ya tenía su teléfono presionado contra su oreja. Mientras hablaba con urgencias con una voz tranquila y nivelada, explicando lo que sucedió, me acurruqué en mi hermano mayor y lo abracé con fuerza. Mi cabeza daba vueltas y mi cuerpo se estremeció. No podía creer lo que sucedía.

Él me abrazó y besó mi cabello. —Va a estar bien —murmuró contra mi cabello, pero el shock me dijo que no podría de ninguna manera estar bien.

León continuó consolándome. Debí haberme cerrado mentalmente. Todo lo que sabía era que se encontraba allí, siempre allí, aferrándose a mí y manteniéndome fuerte. Me aferré a él, sujetando su camisa y necesitando de forma desesperada su claridad, porque yo no tenía ninguna.

En un momento dado, recordé el picnic, Phillip sollozaba histéricamente sobre Alaya y Bruno lucía como si fuera a desmayarse en cualquier segundo. Yo solo quería regresar al río y buscar a Max.

Necesitaba encontrar a Maximilian.

Me volví más desorientada. Aunque todo el mundo parecía correr a mi alrededor, todo se movía demasiado lento para mi gusto. Debí tratar de regresar a la cascada, el último lugar en el que vi a Maximilian, donde me miró a los ojos y me dijo que me amaba antes de soltar mi mano para salvarme.

—Aún no podemos regresar. Necesitamos ayuda para buscarlo.

Fue entonces cuando por fin escuché el sonido distante de las sirenas.

Aun así, le tomó demasiado tiempo para llegar a la maldita policía, la ambulancia y a los equipos de rescates. Y luego tomó una cantidad excesiva de tiempo para organizar a todo el mundo y ponerse a trabajar.

León y yo fuimos hacia la primera patrulla de policía que entró al parque. Confundimos al pobre hombre, ambos hablando y tratando de llevarlo al lugar por donde cayó Maximilian. Finalmente, se detuvo, levantó su mano y dijo—: Ahora deténganse. Uno a la vez. Primero que todo, ¿cuál es el nombre de la víctima?

La palabra víctima me hizo temblar. Maximilian se convirtió en una víctima. Ni siquiera parecía posible.

—Maximilian Meyer —respondió León.

My secret love-- Max MeyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora