Hielo y Fuego (Nowaki x Hiroki)

CAPITULO 34 Tiempo para los dos.

---Hiroki---

Me desperté al sentir un pequeño peso extra sobre mi cabeza, al abrir los ojos mire a Nowaki recargado sobre mí durmiendo plácidamente, me reincorpore y recargue a Nowaki en mi hombro, lo hice para devolverle el favor que me había hecho al dejarme dormido recargado en él.

Por alguna extraña razón la cercanía de Nowaki ya no me incomoda, es más la siento como ¿conocida? Creo que estaré alucinando, aunque es me siento muy confundido.

-¿Hiro-san? –abrió los ojos.

Rápidamente desvié mi mirada y sentí como mis mejillas empezaban a sonrojarse.

-¿Q-qué pasa? –trate de calmarme.
-Nada, -sonrió- solo que me siento feliz.
-¿Por? –lo mire.
-Yo me entiendo.
-A veces creo que estás loco.
-¿Apenas te diste cuenta? –se carcajeo.
-Eres tremendo. –reí.

Después de una hora llegamos a nuestro destino, nos recibió el dueño de la empresa de Estados Unidos y nos llevó hasta nuestro hotel.

-Es verdad, espero no se moleste por lo que le diré señor Usami –comento.
-¿De qué trata? –pregunte.
-Por el momento solo pude conseguir una habitación en este hotel, pero no se preocupe es con camas separadas.
-¿Por qué no fueron dos habitaciones? –cruce los brazos.
-En verdad lo lamento pero todas están ocupados, y esté hotel es el mejor del país. –suspiro.
-Supongo que está bien.
-Bueno los llevare hasta su habitación. –sonrió.

Ambos los seguimos por todo el hotel mientras nos indicaba donde estaba el living, la alberca, zona de juegos, spa, entre otros lugares interesantes, nuestra habitación quedaba en el cuarto piso, a lado del elevador, me entrego dos juegos de llaves y se despidió.

Abrí la puerta y me sorprendí de la manera que todo estaba decorado, tenía un gran ventanal con vista a la ciudad, como era de noche todo se ve tan magnifico iluminado, las camas son bastantes amplias, en la terraza un jacuzzi, el baño muy elegante, la sala de color rojo con negro dando un ambiente ¿romántico?

-Tomo luce tan genial. –comento Nowaki que estaba atrás de mí.
-Por un momento pensé que había venido solo. –bromee.
-Hiro-san, no seas malo. –hizo un puchero.
-Lo lamento, no lo podía evitar. –reí.
-Es muy raro verte reír. –me miro.
-Bueno es que… -me quede callo un momento.

Es verdad, nunca rio con nadie más, ni bromeo, solo con las personas que son más allegadas a mí, nunca me ha interesado ser divertido con los demás, lo único que me importa es que el trabajo esté terminado en tiempo y en forma, no me interesa las relaciones, el hacer amigos, me basta con las personas que me rodean.

Algo dentro de mí siempre me mantiene alerta, como que pone una barrera para que no cualquier persona la traspase, pero Nowaki…
No sé porque razón le hablo como si lo conociera desde hace mucho…

-¿Hiro-san? –se acercó a mí.
-Nani. –lo mire.
-Es que te quedaste callado y me preocupe. –comento.
-Lo siento, ¿Qué me dijiste?
-Que era muy raro verte reír.
-Digamos que no soy una persona muy social. –comente dejando mi maleta en la recamara.
-¿Por qué?
-Nada más. –susurre.
-Lamento si te hice sentir incómodo. –se disculpó.
-No te preocupes, -coloque mi mano en su hombro- supongo que está bien que sepas un poco de mí, eres mi inversionista.

Nuestras miradas se encontraron haciendo que me perdiera en sus ojos azules, siento algo en mi interior que no logro descifrar, es algo que…

-Hiro-san. –susurro y se acercó más a mí.

Nos separamos porque mi celular comenzó a sonar y conteste.

-¿Diga?
-Mi amor, ¿ya estás en el hotel?
-Akihiko, -sonreí- ya estamos aquí, aunque hace más frio de lo planeado.
-Me lo imagino mi vida, -suspiro- aquí me haces mucha falta, pero si yo estuviera ahí contigo, te calentaría con el calor de mi cuerpo.
-Pero que dices. –me sonroje.
-Que te amo y te extraño tanto.
-Yo también. –susurre.
-Espero estar a tu lado lo más pronto posible. –comento.

Seguimos platicando un rato más hasta que me di cuenta que llevábamos una hora y media hablando, al colgar vi a Nowaki recostado en su cama, se había quedado dormido, como pude lo tape con la cobija y le quite sus zapatos.

Me coloco una ropa más ligera y me recosté en mi cama.

---Ryu---

-Hayato, no tienes por qué consentirme tanto. –comente cuando estábamos en el parque de diversiones.
-Mi amor, me gusta tenerte contento y divertido. –me tomo del mentón.
-Lo sé, pero…
-Pero nada, -me beso- quiero que disfrutemos más de nuestro tiempo a solas.
-Siempre estamos juntos. –susurre sonrojado.
-Aun así, no es suficiente para mí. –me abrazo.
-Eres muy exigente. –lo mire.
-Lo normal, pero sé que así me quieres.
-Sí claro.
-Ryu, -me miro- ¿me besarías?
-¿Ah?
-Por favor.
-Solo sí, -sonreí y me aleje de él- me alcanzas.

Me eche a correr lo más rápido posible mientras era perseguido por Hayato.

-Espera, -gritó- eso fue trampa.
-No.

Seguí corriendo y me escondí detrás de un árbol y mire a Hayato buscándome, tuve que tapar mi boca para no soltar una carcajada que amenazaba por salir de mis labios.

-Ryu. –susurro.
-¿Cómo es qué…? -lo mire.
-Lo lamento.

Me coloco un pañuelo en mi nariz, intenté zafarme de sus brazos pero no podía hacerlo, solo mire la sonrisa que surcaba de sus labios.

---Nowaki---

Paso una semana y media en la cual nos encontrábamos en juntas con los empresarios, paseábamos por el país, visitábamos empresas en las cuales nos brindaban contratos para hacer negocios que nos pudieran ayudar a crecer.

Todos los días me la pasaba a lado de mi Hiro-san, no había día que no estuviéramos juntos.

Lo amo en verdad lo hago.

En estos días trate de que viera lo mejor de mí, sonreía más, sus risas tan lindas que me regalaba, todo era hermoso…

Hasta que…

Ya era de noche y termine de ir por unos documentos que me mando traer mi amado Hiro-san, al entrar a la habitación mire que todo estaba oscuro, y mi amado sentado en el suelo.

-¿Hiro-san? –me acerque a él.
-¿Por qué? –sollozo.
-¿Qué sucede?
-No es justo. –susurro.
-¿Por favor dime que te pasa? –lo abrace por la espalda.
-Nowaki, -me miro y tenía lágrimas en sus ojos- hazme olvidarlo.
-¿Qué?
-Por favor, te lo ruego, hazme olvidarlo. –lloro.

Lo tome del mentón y lo bese tiernamente para qué sus lágrimas cesaran, él se aferró a mí con desesperación, lo abrace fuertemente mientras mis manos acariciaban su espalda. No sé qué habrá pasado pero no quiero que mi amado sufra