Hielo y Fuego (Nowaki x Hiroki)

CAPITULO 50 Transferencia.

---Ryu---

Entregarme a Hayato fue tan hermoso, tan placentero, yo en verdad lo amo, nunca pensé que estas sensaciones pudieran volver a mí, después de lo que paso con Kaoru, siento que puedo volver a ser feliz, puedo entregar mi corazón por completo y ahora ser correspondido adecuadamente.

Seguimos nuestro viaje que más parecía como una luna de miel en este hermoso país, siguiendo con nuestras noches de amor y entrega absoluta. Hayato ha despertado tantos sentimientos en mí que no sé cómo describirlo, lo único que sé es que lo amo y quiero estar a su lado para siempre.

Luego de unas semanas volvimos a Japón, al llegar me encontré con la noticia de que Dimitri se había ido del país, que nadie sabía a donde fue, ni porque se fue.

Una parte de mí se sentía en calma de saber que estaba lejos y no nos molestaría, pero otra parte de mí estaba asustada ya que al no saber su localización él podría aparecer en cualquier momento y hacerle algo a Hayato.

-Tranquilo amor. –me beso en la cabeza.
-Tengo miedo Hayato, no quiero que algo malo te pase. –lo mire.
-Nada nos va a pasar, te lo aseguro. –sonrió.
-Quiero que tú también te cuides, no solo veas por mí. –lo regañe.
-Pero eres mi vida entera. –me tomo del mentón.
-Eres tan sincero. –me sonroje.
-Lo soy porque te amo.

Salimos del hospital y nos encontramos a Kelly en la entrada.

-Así que te atreviste a engatusar al doctor Yagami. –me miro molesta.
-Kelly, basta, no moleste a Ryu.
-Espera, -suspire- Hayato es el hombre que amo, y ni tú ni nadie me alejara de él, ¿entendiste?
-¿Qué has dicho?
-Quiero que te quede claro que la única persona que ama a Hayato y puede estar con él soy yo.
-Eres...
-Vamos Ryu. –me tomo de la mano con una sonrisa en su rostro y nos fuimos caminando.

Caminamos tomados de la mano por un parque, él no dejaba de sonreír y yo sentía como mis mejillas ardían ante la confesión que hice delante de esa molesta enfermera.

-¿Ryu?
-Misaki, -lo mire- ¿Cómo has estado?

Mi gran amigo se acerco hasta nosotros dándome un abrazo.

-Más tranquilo.
-Me alegro tanto, -sonreí- él es Hayato mi pareja.
-Mucho gusto Misaki. –comento mi novio.
-El gusto es mío, -dijo Misaki- espero hagas feliz a mi amigo.
-Así será.
-¿Y tú hijo? –cuestione.
-Se quedó en una guardería porque tenía que ir por unos papeles.
-Entiendo, y, -murmure- ¿Qué ha pasado con el padre de tu bebé?
-Digamos que, acepto darle su apellido.
-¿Enserio? –me sorprendí.
-Sí, aunque él no me ame.
-Tranquilo Misaki, encontrarás alguien mejor, -le di ánimos- entonces, ¿Cómo se llama el pequeño?
-Se llama Usami Takahashi Yamato.
-¿Usami? –me sorprendí- ¿U-Usami Akihiko es el padre de tu bebé?
-Así es. –sonrió.

No pude aguantar más y le di una bofetada.

-¿R-Ryu? –me miro.
-Eres de lo peor, -me le abalance pero Hayato me agarro- suéltame.
-¿Qué te sucede? –inquirió Misaki.
-Te acostaste con el amante de mi hermano, te metiste en su cama. –grite.
-¿Q-Qué?
-Maldita sea Misaki pensé que eras mi amigo, pero te metiste con él, destruiste a mi hermano por completo, no te lo voy a perdonar. –intente zafarme.
-Ryu, cálmate por favor. –comento Hayato.
-No puedo, maldita sea, eres una basura.
-R-Ryu yo no sabía que...
-CÁLLATE, NO DIGAS MÁS.
-Es mejor que te vayas Misaki. –comento Hayato.
-Lo siento tanto. –sollozo y se fue corriendo.
-Destruyo a una hermosa pareja, -susurre aferrándome a Hayato- se amaban.
-Lo sé, -me acurruco en su pecho- tranquilo mi amor.
-No puedo, es que no puedo...
-Él no sabía y...
-No lo defiendas Hayato por favor.
-Lo siento. –me abrazo.
-Solo espero que mi hermano encuentre la paz que se merece...

---Shinobu---

Me quede de ver con un amigo que ahora es abogado, su nombre es Shinnosuke Toudou, fue gracias a él que conozco a Haruhiko el abogado de Misaki. Camine por las calles hasta llegar al lugar indicado, mi sobrino se quedó en una guardería porque Misaki iba a buscar otro trabajo.

No me gusta como actúa Misaki, siempre le dije que no buscará el amor en personas que no se lo darán, le dije que Akihiko jamás podría verlo como él quería pero no me hizo caso, solo me ignoro y ahora paga las consecuencias de sus actos.

Solo espero que mi amigo pueda encontrar la felicidad en brazos de alguien que se lo merezca. Porque es muy horrible cuando pierdes a la persona que amas...

Creo que me siento como Hiroki aunque nuestras historias son diferentes, se el dolor que está sintiendo.

Hace 3 años perdí a la persona que más amaba, mi vida entera solo era él, me enamore de él hace 7 años tuvimos un hermoso romance que al cumplir 2 años de novios me pidió que me casará con él, yo sin dudarlo acepte.

Miyagi You un contador muy guapo, una maravillosa persona, cariñoso y amoroso, fue tan feliz a su lado, jamás pensé que alguien como él pudiera fijarse en mí, un simple chico sin ninguna habilidad, o eso creí...

A su lado pude explorar todo de mí, me hizo tener más confianza, seguir adelante a pesar de las circunstancias...
Pero eso cambio...

Conocí a un empresario con mucho poder y dinero, que no dejaba de insinuarse... Wataru Kenji, un maldito que me acosaba tanto...

Un día llego a la casa en donde vivía con Miyagi ya que quería hacer unos negocios con mi esposo, yo lo deje pasar, sin saber que eso sería mi perdición.

Platicábamos en la sala y fui por un libro que me pidió prestado, al volver seguimos tomando nuestras bebidas y algo se sentía raro en mí.

Se abalanzo sobre mí y comenzó a desvestirme y besarme, lo intente empujar pero no podía, su fuerza me superaba, cuando se detuvo pude percatarme de la presencia de Miyagi...

Él nos corrió de la casa, diciéndome lo peor, que era una ramera, que solo lo quería por su dinero, que no merecía estar a su lado, que se arrepentía de recogerme de la calle.

Me quede en un hotel apartándome de Wataru. Al día siguiente busque a Miyagi para que me escuchara, para decirle la verdad, pero él simplemente me insulto y boto mis maletas a la calle, diciendo que no me daría nada de su fortuna.

Tramito nuestro divorcio y me volvió a insultar igual o peor que antes, decidí firmar el divorcio sin pedirle nada, esa fue la última vez que nos vimos...

Me quede sin nada, sin dinero, sin trabajo, sin amor...

Conocí a Misaki cuando trabajaba de mesero y nos hicimos amigos, afortunadamente me apoyo en todo...

Solo espero que Miyagi sea feliz, ya que yo no pude...

Al llegar al lugar Toudou me salido y me hizo una reverencia.

-Me alegra verte de nuevo, estás increíble. –sonrió.
-Gracias. –comente.
-Perdón pero invite a un amigo, ¿te molesta? –me miro.
-En lo absoluto.
-Me alegro. –beso mi mano.
-¿Shinobu-chin?

Me levante de mi lugar y lo mire.

-M-Miyagi...

---Hiroki---

-N-Nowaki... -murmure.
-Hiro-san, -entro y tomo mis manos- me alegra verte de nuevo.
-¿Cómo es que...?
-Preguntando se llega a Roma. –sonrió.

Mis mejillas se sonrojaron y desvié mi mirada.

-Es mejor que te vayas o sino... -dijo Tsumori.
-Está bien Tsumori, -suspire- ¿podrías dejarme a solas con Nowaki?
-Pero... -protesto.
-Por favor. –lo mire.
-Está bien. –suspiro y entro a su cuarto.
-Hiro-san yo... -nos sentamos en el sofá.
-Siento haberte evitado. –susurre.
-¿Eh?
-Sé que te pedí algo raro esa vez del viaje, -me sonroje- lo lamento yo...
-No Hiro-san, yo tengo la culpa. –me miro.
-Es que...
-¿Qué te parece sí hacemos de cuenta que no ocurrió y empezamos de nuevo? –sonrió.
-S-Sí.
-Entonces, buenas tardes mi nombre es Kusama Nowaki y soy inversionista.
-Encantado, -reí- yo soy Kamijou Hiroki.
-Lindo nombre Hiroki.

Mi corazón se sentí cálido pero también se sentía ¿lastimado? No entiendo estos sentimientos que se alojaban, solo quiero aclarar mis emociones.

-¿Puedo llamarte Hiro-san? –pregunto.
-Claro.

Seguimos platicando acerca de nuestros gustos, lo que hacíamos, lo que nos agradaba y lo que no.

-¿Cuánto tiempo tienes? –miro mi vientre.
-Casi 5 meses. –sonreí.
-¿Puedo acariciarlo?
-S-Sí.

Él empezó a acariciar mi vientre mientras susurraba unas palabras tranquilas, mi bebé pateo levemente ante el tacto, haciendo que Nowaki sonriera.

-Hiro-san yo...

Mi celular comenzó a sonar y me aparte de Nowaki disculpándome.

-¿Diga? –conteste.
-Hiroki.
-Akihiko. –me sorprendí.
-Quiero hablar contigo mi amor. –susurro.
-Y-Yo también...