Intentó

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Los ataques de agua cesaron, los jóvenes playeros observaban como los soldados sometían a la maestra agua atándola de manos. Ella miraba al suelo mientras murmuraba -Papá, Mamá, perdón- varios soldados se acercaron a la pelinegra -¿De dónde eres? ¿Quién te envió?- la chica desviaba la mirada sin dar respuesta. Otros soldados hablaban con los chicos, la mayoría estaban sorprendidos y no tenían idea de lo que había pasado; en el momento que la pelinegra vio que las castañas que atacaron a Mai estaban hablando con un soldado, se dejó caer contra el suelo, causando que los soldados que la sostenían se golpearan entre sí. Al liberarse, la chica salió corriendo sin voltear; todos los soldados salieron a su persecución dejando a los jóvenes.

El chico sintió que sus piernas temblaban, parecía que no tenía aire. La mujer se cubría el rostro con ambas manos tratando de contener un ruido que no podía saber si era llanto, risa o ambas. Mai miraba aterrada a Ying_Cheng mientras trataba de ayudar al rubio a levantarse -No, no es cierto. Ella y mi mamá eran amigas, ella no era una espía, ella era hija del herrero mi padre y murió en el ataque- la mujer negó sin descubrir su rostro -Yo dije que "es" su madre, no que "era"- dijo antes de salir corriendo. El rubio, al escuchar las palabras de su maestra, el rubio trató de pararse y seguirla mientras gritaba -¿Cómo que es? ¿Cómo que es? ¿Está viva?- aun si poder mantener el equilibrio ambos chicos intentaron alcanzar a la mujer.

Las gemelas corrieron al ver llegar a su maestra del bosque y gritaron al unisonó -¡Maestra, maestra! ¡En la playa!- -Una maestra agua, lo sé. Envié a Cheng al lugar, quiero que vayan por las cosas de Mai y Adalí_en- -Pero, el Señor del Fuego- -Yo me encargo, vayan- las gemelas obedecieron sin demora. Ying_Cheng corrió dentro de la casa y se dirigió a un cuarto donde estaban algunos soldados y el Señor del Fuego -Mi Señor del Fuego, tenemos que irnos ahora mismo- -No quiero oír nada de una mujer que no está en su puesto en situaciones de emergencia- los demás hombres en el cuarto sonrieron ante el regaño que le recibió la mujer -Vengo del lugar, Señor del Fuego. Es una espía de una de las Tribu Agua- -Lo sé, la han capturado y la traerán ante mí- -¡¡NO!!- -¡¿Qué?!- -escúcheme, Mi Señor, no puede ser casualidad que un espía esté aquí mientras usted también ¿y si era su plan ser capturado?- -Señor, una sola persona no es rival para su gran poder- -¡¿Dudas de mi poder?!- -¡¡Jamás!! Mi Señor, pero, ¿Y si va tras su hijo? Tras su heredero. Como guardiana de la princesa Ilah es mi deber pensar en su seguridad y la del niño en su vientre ¿Piensa arriesgar la seguridad de su primogénito?- el Señor del Fuego miró la convicción en los ojos de la mujer al momento de tomar su decisión -Manden al espía a la prisión más alejada de la capital, y preparen nuestra partida- -¡Sí, Señor del Fuego!- dijeron los soldados mientras veían con ira a la mujer que no cambiaba su expresión. Ella se dirigió al cuarto de la princesa y fue alcanzada por un soldado -Ying_Cheng- -Ki ¿Qué quieres? Tengo prisa- -¿Dónde está Cheng?- -La mande a investigar la situación. No te preocupes- -Te sale natural la respuesta-

La mujer volteó para ver a los dos jóvenes llegando a la casa del Señor del fuego; el soldado al reconocer al rubio se alejó del lugar dejando a Ying_Cheng sola con ellos -Adalí_en, escucha- -¿Eso es lo mismo que hiciste con mi madre? ¿Fingiste que la mataron cuando era ella la espía? ¿La culpaste a ella misma de haberla alejado de mí?- la mujer caminó a prisa hasta el rubio y en un intento de gritar bajo, susurro -Escucha, sí alguien los vio con Cheng, es cuestión de tiempo para que algunos de los presentes se lo diga a los soldados y los acusen de traición y el castigo es la muerte. Ella podría haber tenido oportunidad de escapar, si no hubiera hecho ruido, pero hizo un escándalo ¿Por qué? para darles tiempo de escapar; si valoran su vida o a Cheng, aunque sea un poco, se callaran y vendrán conmigo; o pueden quedarse a que los capturen- antes de que alguno de los dos diera alguna respuesta las gemelas llegaron con sus cosas y la mujer les ordenó que se llevaran a los chicos; una vez sola, la mujer dio un fuerte silbido antes de seguir su labor. Las cosas de la familia estaban listas para irse y sin retraso ya se encontraban todos en el mar. Ying_Cheng dejó a cargo del cuidado de la princesa Ilah a las gemelas y se dirigió hacia el lugar donde estaban los dos chico viendo el mar chocar contra el barco -La abandonamos, siento que la traicionamos- -Después de un tiempo, aprendes a vivir con eso- el rubio miró enojado a la mujer -¿Le hiciste eso a mi madre?- ella asintió mientras se acercaba y también miraba las olas.

-Yo jamás hubiera traicionado a Midori. Mi vida entera giraba en seguirla, obedecerla, en servirla. Mis primeros recuerdos son de hambre, frío y soledad. Un día un hombre se apiadó de mí y me trajo. Me llevó con el Señor Fu que no me quería recibir por- la mujer se detuvo y meditó lo que iba a decir -Porque yo era diferente- -Diferente ¿Cómo?- -Yo... era muy pequeña para pasar como su hija, a diferencia de Midori, pero fue ella quién lo convenció de aceptarme, me trataba con cariño y me daba su calor, algo que nunca había tenido; Igual que a un gato_búho herido que curas y le embarras los bigotes de miel, quede prendada de ella y la seguía incondicionalmente; mi vida le pertenecía. Yo en realidad no tenía nada en contra de de esta nación, al contrario, todos mis buenos recuerdo son en esta tierra; yo nunca creí en vengar al Reino Tierra, a diferencia de los demás; yo sólo seguía sus ordenes, era lo minino que podía hacer después de todo lo que ella hizo por mí, o eso era lo que yo creía. Hubiera matado y hubiera dado mi vida por ella y todo hubiera seguido así... hasta que, hasta que- -¿Hasta que, qué?- la mujer miró al joven rubio de ojos verdes, tocó su dorado cabello y con cuidado descendio su mano recorriendo su rostro antes de volver a bajar su mirada y concentrarse en las olas -Hasta que llegó tu padre-

 hasta que, hasta que- -¿Hasta que, qué?- la mujer miró al joven rubio de ojos verdes, tocó su dorado cabello y con cuidado descendio su mano recorriendo su rostro antes de volver a bajar su mirada y concentrarse en las olas -Hasta que llegó tu pa...

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