Fuego y Agua

Armería

Amaneció nuevamente en Shu Jing. Dalí_en no había dormido en su casa, hacer armas era más complicado de lo que creía: debía escoger el material correcto, un material demasiado suave la volvería frágil, demasiado duro la haría pesada; una vez seleccionado el metal que se usará, debes poner al fuego hasta que alcance la consistencia deseada, el metal liquido debe ser vaciado en un molde con la forma que deseas darle, se le deja enfriar hasta que se solidifique, de nuevo debía introducirse en el fuego, pero esta vez menos, lo suficiente para que se pueda darle forma con el martillo; con la forma lista, se sumergía rápidamente en agua para templar la espada, para finalizar se afilaba y estaba lista para usarse, eso era todo. ¿Qué estaba haciendo mal?. Si no se calentaba lo suficiente no se derretiría y tendría grumos, derretir el metal podía tomar todo un día o varios días, dependiendo del material; cuando se enfría y lo vuelves a calentar para martillear, si lo haces con mucha fuerza puedes doblarla o hasta romperla; lo mismo con el agua, si esta demasiado fría puedes agrietarla o romperla, también afilarla, esta bien, esta bien, era complicadísimo.

- ¡Creo que esto no es lo mío! - Exclamó con enfado el rubio, estaba cansado, no había dormido bien, toda la noche estuvo al pendiente del metal para la espada, pero le quedo extremadamente caliente al grado de derretir el molde que lo planeaba poner, su padre se enfurecería, su tutor se durmió todo el tiempo, necesitaba dormir, con urgencia. - ¿Cómo amaneció joven Dalí_en? - dijo dulcemente la chica al entrar en el taller, junto con una bandeja con comida. El chico le dirigió una mirada malhumorada, no fue una buena noche, - quisiera, no hablar de eso - - d, de acuerdo, le he traído el desayuno - con cuidado Cheng colocó la bandeja en la mesa de trabajo al lado de una masa deforme de metal, era mejor no preguntar, comenzó a acomodar los cubiertos que traía. Dalí_en tomo una de las espadas que ya estaban terminadas y comenzó a practicar, la chica observaba de reojo los movimientos del chico, era bueno, o al menos, era bueno practicando, eso parecía tranquilizarlo, sus movimientos eran rápidos y firmes, su posiciones eran estables - Serías un gran espadachín - mencionó la pelinegra al momento que señalaba la mesa preparada - gracias, pero, no lo creo, mi destino es aquí en la armería, de mi familia junto a mi padre; debo hacer espadas, no usarlas - - ¿y si haces una para usarla? - - ¿una espada? - - si, mi madre me decía que siempre debía cocinar pensando que yo me lo iba a comer, es posible que si piensas que tu usaras la espada esta te quede asombrosa - le sugería Cheng llena de emoción al chico que no parecía muy convencido - eso explica porque tu comida tiene un sabor raro - - es un sazón muy común en las colonias, además, aquí no consigo muchos de los ingredientes necesarios, bueno ¿qué dices? - no lo se, tendría que consultarlo con mi maestro - dijo el rubio al señalar a un señor gordo, fortachón con cara de gorila, completamente dormido y roncando, la joven observo al señor con un poco de desagrado disgusto, dudaba del hecho de que el señor Yé permitiera que ese hombre entrenara a su hijo - no creo que le importe... vamos te ayudo a escoger el material, no debe ser más difícil que escoger fruta - dijo al recobrar su semblante alegre.

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Junto a la costa se encontraba una pequeña valsa llena de provisiones y armas, junto a ella se encontraba una persona arreglando todo, la persona estaba totalmente vestida de negro, con la cabeza cubierta, en la espalda tenia una espada enfundada. Cuando escucho un ruido se cubrió el rostro con su cuello y sacó la espada apuntándola a la fuente del sonido, un gato_búho negro salió y se posó sobre la espada seguido de una joven castaña también vestida de negro, la persona junto a la valsa se relajó, volvió a enfundar la espada y el ave se colocó en su cabeza - ¿planeas cruzar el océano en esa cosa? - preguntó la castaña observando la valsa, asintió la persona con el gato_búho en la cabeza para después extender su mano hacía la joven - no, esta vez no, ya no iré contigo, ¡lo que planeas es suicidio!, hemos perdido ¡acéptalo!, esta tierra ya no nos pertenece, ¡si zarpas en esa "cosa" morirás en el mar! ¡y si de milagro sobrevives logras llegar!¡¡¡ESTARAS ENTRANDO EN LA CUEVA DEL JABALÍ PUERCOESPIN!!! - gritó con furia la chica, la persona recogió su mano y le dio la espalda, la castaña se le acerco y colocó la mano en la espalda de la persona tratando de dale consuelo - vámonos, si huimos con todos a la capital y sería posible comenzar de nuevo, tal vez hasta podríamos formar una familia, es, es lo que ellos habrían querido - la persona se volteó con lentitud y retiró la mano de la chica - no cambiaras de opinión ¿cierto? - la persona asintió - entonces, creo que nuestros caminos se separan aquí, toma, úsala en mi lugar, de esa forma te seguiré a cualquier lado - dijo con tristeza la castaña al momento que le extendía una mascara del espíritu azul, la persona con el gato_búho negro dudó en tomar la mascara - gato_búho negro y espíritu azul, siempre juntos - al pronunciar la frase la castaña le dio un fuerte abrazo, era un adiós.