Todo mi cuerpo se tensa al terminar de escuchar las palabras de Liam. Mis mejillas están rojas, mis ojos brillan , y las lágrimas se crean en ellos. Y a pesar de la felicidad que siento justo a ahora, sé que no tengo que ilucionarme por cosas que él dice en ese estado. Así que mientras las lágrimas ruedan por mis mejillas, comienzo a reír.
—Sh. Duerme Liam, mañana ya vas a estar mejor—Murmuro apoyando mi cara sobre la almohada mojándola con las tibias lágrimas.
—No me trates como un idiota sólo por estar borracho.—Sus brazos rodean mi cintura y me pegan a su duro pecho. Su cabeza se apoya en mi hombro. —Por favor, dejame decirte...
—Nada Liam.—Me quejo mientras saco su brazo de mi cintura y me pego lo más que puedo a la fría pared.—Tu no puedes decir que te gusto. Estas mal justo ahora.
Sus manos me toman de los hombros y me gira con fuerza hasta quedar boca arriba. Aun con la poca luz puedo distinguir su ceño fruncido. Se estira sobre mi y enciende la luz del velador de mi mesa de luz. Vuelve a la posición anterior y me mira.
—¿Por que lloras?—Susurra y suavemente sus pulgares borran cada rastro de lágrimas en mi rostro. —Bebé, ¿piensas que está mal el que me gustes? —Su voz sale rota y eso me rompe un poquito más el corazón. Y sin poder contenerme, más lágrimas comienza a rodar por mis mejillas, Liam se alarma y trata de borar cada una rápidamente. —No, por favor. Ya no llores. ¿Si amor?—Inclinandose deja un pequeño beso en mi frente y se separa.
Mis ojos dan hasta un par de ojos mieles que me miran preocupados. Trago saliva con dificultad y le sonrió levemente.
—Duerme, ¿si?—Suplico suavemente. Liam suspira dejándose caer de espaldas en la cama. Lo imito, se gira a mirarme.
—¿Por que no me crees?
—Li, estas en un mal estado. A ti te gustan las mujeres, y estas amando a una ahora mismo.—Termino de hablar tragando el nudo de dolor que hay en mi gargante. Mis dedos comienza a acariciar su suave cabello.
—Pero me gustas tú. —Me sonríe, toma una de mis manos que se encuentran sobre su cabeza y la entrelaza con la suya.—No sé si me dejes de gustar mañana o en dos horas, un mes o en años, pero—Da un pequeño apretón — Me gustas, me gustas, me gustas.
Está pasando lo que más espere desde que lo he conocido, pero no se acerca ni un apoco a lo que imagine que pasaría sí él se llegara a enamorar de mí. Liam no está en todos sus sentidos.
Sus dedos trazan dibujos sobre la palma de mi mano, mientras sonríe tontamente. Sonrió mirando lo lindo que se ve haciendo cualquier cosa. Al parecer siente mi mirada, porque sus ojos están sobre los mios. Me dedica una sonrisa.
—¿Tu crees que este mal que un chico guste de otro?—Murmura. Niego rápidamente. —¿Y que éste enamorado de su mejor amigo? —Pregunta con algo de miedo, quizá a mi respuesta. Me encojo de hombros como un idiota.—¿No lo sabes?—Niego. Él apreta sus labios en una linea y su rostro se vuelve sin expresión. —Quizá para ti no está del todo bien. Pero para mi, tu Zayn Malik eres lo más bonito que mis ojos vieron.—Termina acercándose a mí. Su nariz rozando la mía, y sus labios a sólo centímetros de los mío. —Dejame...sólo deja que te desmuetre que esto no está mal..—susurra ahora con sus ojos cerrados.—que es perfecto.
Mis ojos también lo hacen, y sólo deseo que deje de hablar, y me bese. Porque ya he esperado muchos años para este momento. Y justo ahora no me importa en que estado él se encuentre. Necesito sus labios sobre los mios.
—Liam..—Hablo en voz baja, porque es la manera perfecta de escucharnos.
Sus ojos se abren, me miran fijamente mientras brillan. Asiento. Y él sonríe.Espero segundos a que haga algo, pero solo me mira. Doy un pequeño suspiro, e intento alejarme, rápidamente las manos de Liam toman mi cintura y me vuelven a pegar a él. Y antes de que pueda quejarme me esta besando. Mis manos toman suavemente sus mejillas, y las suyas apretan mi cintura.
Es un pequeño beso, y aunque sea sólo pequeño, yo lo encuentro perfecto, porque fue el primero con él. Su boca se despega de la mia. No sin antes dejar un húmedo beso en mis labios. Pega su frente a la mía, y sus ojos se abren. Y entonces habla.
—Yo solía creer que no había nadie para mi, ahí afuera.—Sus manos ahora suben a mis mejillas, acariciandolas lentamente—Hasta que te vi en ese McDonalds, sonreíste al notar mi mirada mientras tus mejillas se coloreaban, entonces entendí que nos enamoramos sólo una vez en la vida.