—¿Zayn por que lloras?—Liam se apresura a tomarme en sus brazos y pegarme a él, mientras va dejando pequeños besos en la cima de mi cabeza. Niego rápidamente mientras limpió las lágrimas que bajan por mis mejillas y algunas se pierden en mi cuello. Los brazos de Liam que me sostienen de la cadera con fuerza se tensan y él suspiro en mi oído.—¿Que quieres que haga?—Murmura y me suelta, alejándose de mi para mirarme a los ojos.—¡Responde!—Eleva la voz.
—Liam tu no puedes...—Es lo único que puedo decir, porqué otra vez él vuelve a hablar.
—¡Callate!—Se queja mirándome duramente. —Tu no puedes decidir en mis sentimientos. ¡Y lo siento mucho el que me gustes!—Niega con una triste sonrisa. —Porqué se que nunca podrás verme con el mismo amor con el que yo te veo a ti.—Termina en un susurro con su voz quebrada.
Y yo no me atrevo a decir nada. Él hombre que amo, se me está declarando y no digo no hago nada. Los ojos de Liam pierden su brillo, y ya no hay ninguna sonrisa dirigida a mí. Juega con sus manos, y se que eso hace cuando está angustiado y busca con que distraerse.
—¿Es que no soy lo suficiente para ti?—Murmura luego de segundos de completo silencio. Mi mirada se dirige a la suya, pero sus ojos están sobre el acolchado.
—Liam—Susurro suavemente. Él me hace una indicación con si cabeza de que tengo su atención. —Mirame Liam.—Me quejo al no obtener su mirada. Sus pequeños ojos ahora llenos de lágrimas que no ha dejado salir, me miran. Me acerco unos centímetros a él. Y tomo su rostro en mis frías manos.—Tu eres mucho para cualquier persona.—Le sonrió. Siento sus mejillas calentarse debajo de las puntas de mis dedos.
—¿Entonces?—Susurra cerrando sus ojos, mientras roza sus labios con los mios. El alcohol aún se siente.
—Tu sólo esta confundido, estas borracho. Y estoy seguro que mañana esto sera algo borroso en tu mente. —Su ceño se frunce, él se aleja de mí. Lo miro tratando de sonreír. —Y no sabes cuando me dolerá a mi, el mañana.
Él se arrastra en la cama, hasta apoyar sus pies sobre el piso, dándome la espalda. Su cabeza va de un lado al otro negando. Y yo dudo en acercarme a él.
—Me declaré a ti de mil maneras, solo que tú no te diste cuenta.—Se ríe sin gracia, mirándome por sobre su hombro.
—¿Que quieres decir?
Liam vuelve a acercarse a mi, acostándose a mi lado. Quedando frente a mí.
—Conocí a Sophia, porqué quería darme una oportunidad con ella.—Comienza. Trago saliva con dificultad. —Queria ver si por lo menos estando con ella, podía olvidarme de ti por un minuto. —Admite. Y yo sólo quiero tirarme a sus brazos y no salir de ahí jamas.—Soy patético, lo sé. —Ríe mientras rueda sus ojos, yo niego rapidamente.
—No lo eres.
—¡Lo soy!—Vuelve a elevar la voz. Acercando su mano a mi cara, su dedo comienza a delinear el contorno. Mi nariz se arruga por las costillas que el causa en mí, y él sonríe. —Cuando ella me tocaba, o bailábamos. —Se ríe.—¡Deseaba que estuvieras viéndonos, para que luego me alejarás de ella!
Le sonrió levemente. Los ojos de Liam bajan a mis labios. Sus dedos toman mi labio inferior y lo jalan un poco.
—Quería que le digas que yo era tuyo —Susurra sobre mis labios. Mi cuerpo tiembla.—Porque yo soy tuyo, lo sabes ¿verdad?—Asiento. Liam deja un pequeño beso en medio de mis labios, y se separa mientras que una gran sonrisa crece en su cara.—Y no me interesa si no sientes lo mismo, te quiero, y tengo suficiente amor para ambos.
Dando un suspiro. Preparándome mentalmente para mañana llorar hasta quedar seco. Me abrazo al torso de Liam, mis labios buscan su oído y admito la verdad. —Estoy enamorado de ti, desde esa vez que mis ojos se encontraron con los tuyos en aquel McDonalds, ¿puedes creerlo bebé?
Liam se separa rápidamente de mi y me mira. Sus ojos brillan, y una gran sonrisa esta plasmada en su cara.
—¿En serio?—Susurra entusiasmado. Asiento sonriéndole también. Su sonrisa decae rápidamente. Y sus ojos se llenan de lágrimas. Me desespero por saber que le pasa. Pero él habla.—Si me hubieras visto, llorando porque sentía que no era suficiente para ti.—Murmura mientras las primeras lágrimas la siguen muchas más.
Mi corazon se rompe en muchos pesados, al notar lo inseguro que él es consigo mismo. Liam rápidamente borra la lágrimas estancadas en sus mejillas. Y yo no puedo hacer otra cosa mas que inclinarme a él. Y llenar su bella carita de besos, causando su risa.
—Eres hermoso Liam.—Tomo su rostro en mis manos, y le sonrió. Él se sonroja como niño pequeño, mi niño.—Y si te lo tengo que decir todos los días para que me crees. Juro que lo haré.—Dejo un besito en su frente, y lo abrazo. Él cierra sus ojitos, y esconde su cara en mi cuello. —No puedo creer que voy a tener el privilegio de tener tú bonita cara a centímetros mientras duermes. —Susurro apretándolo a mi. La risa de Liam se ahoga en mi cuello.
Acercó mi mano a su suave cabello castaño, y comienzo a acariciarlo suavemente. Mientras que tarareo una canción en su oído. Su respiración cada vez es mas lenta y relajada.
—¿Li?—Susurro. Pero él ya no responde, está dormido. Dando un suspiro, saco su cara de mi cuello, y dejo un beso en sus labios. Sabiendo bien que mañana ya ni sabrá lo que hoy dijo, ni lo que yo dije. Su carita vuelve a esconder en mi cuello. — Te quiero tanto.
•••
El ruido de ollas siendo movidas, y la risa de los chicos desde abajo, retumban en las paredes de mi habitación como si estuviesen justo ahí conmigo. Me estiro rapidamente en la cama, y palmeo el lugar de Liam; ahora vacío.
Abro los ojos, y sí, Liam ya no esta. Dando un suspiro, me acomodo boca abajo en la cama, y otra vez me encuentro llorando como un idiota, por algo que sabía que iba a pasar. Tomando el acolchado me tapo hasta la cabeza y lloro en silencio.
La puerta de mi habitación se abre suavemente. Y ni siquiera tengo fuerzas para indicarle a Louis que estoy seguro que es él, que se vaya. Los pasos se acercan a mí. El ruido de algo siendo apoyado en mi mesa de luz se escucha. Y luego una parte de la cama se hunde suavemente justo detrás de mi espalda.
—¿Zayn aun duermes?—Se queja moviéndome suavemente.—Amor, te traje el desayuno.
Rápidamente me destapo y giro.
—¡Li!
—Si—Se ríe confundido. —¿Por qué llora mi bebé?