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Sábado. (2° continuación)

N

Narrado por Liam:

Llegamos a la fiesta, era en una casa que nos pertenecía, podía ver a Lola fascinada por lo grande que era y la cantidad de personas que había. Recién comenzaba y muchos ya estaban cayéndose por todo el alcohol que habían consumido.

Empezamos a ingresar de a poco a la casa y si observabas con cuidado se veía a drogadictos tratando de comprarle a mis chicos.

-Esto es genial- Lola tuvo que gritar para que podamos escucharla -Nunca fui a una fiesta con tanta gente.

-Y se va a poner mejor linda- Nicholas la agarró del brazo y la comenzó a llevar donde estaban las bebidas.

Pero antes de que continuaran yo lo sujete del brazo a él.

-Sólo bebidas- este asintió ante lo que dije, pero jamás se puede confiar demasiado en él, así que los seguí junto a Jack.

Muchas chicas se me acercaban con cuidado y podía ver a Fatima observarme, esa chica se cree que me interesa o que estamos saliendo, pero sólo da buen sexo.

El tiempo pasaba y yo seguía en el mismo lugar, estaba apoyado junto a una pared donde podía observar lo que se vendía, quién lo vendía y sobre todo, tenía bien vigilada a Lola.

Ésta estaba a mi derecha junto a una multitud de hombres, entre ellos mis amigos. Hacían juegos para beber y no sé si es muy mala jugando o quiere emborracharse.

-No te has movido de aquí desde que llegamos- conocía a la perfección la voz en mi oído.

-Y no pienso hacerlo Fatima, estoy vigilando mi negocio.

-¿Tu negocio o a ella?- lo que dijo provocó que dejara de prestarle atención y mirara a Lola.

Ella reia cada vez que ganaba y todos gritaban su nombre para alentarla, y en un momento cruzamos miradas. Estaba despeinada con su maquillaje corrido, ya ni siquiera tenía sus zapatos puestos.

Hoy logró sacarme de quisio, pero me sentí mal al gritarle y jamás me sentí mal por eso, pero su rostro demostraba miedo y parecía que iba a llorar. Pero es que no entiende que debe cumplir órdenes.

-¿Quieres o no?- la voz chillona a mi lado me hizo reaccionar.

-¿Qué?

-Si quieres ir a uno de los cuartos, ya hace tiempo no estamos juntos.

Lo pensé por un momento y acepté, creo que ningún hombre se negaría si una chica como Fatima se lo pide. Me acerqué a Jack y le dije que cuidara a Lola, por alguna razón sentía que tenía que protegerla, por su madre, obvio.

Cuando subía las escaleras con Fátima me giré a verla y ésta me observaba con enojo en su rostro, se tomó de un trago lo que contenía su vaso y vi como pedía que le sirvieran más mientras todos gritaban. Vodka, tequila y whisky no son buena combinación.

Llegamos a la habitación que uso con todas, a la cuál cualquiera tenía prohibido entrar a menos que sea conmigo.

La rubia comenzó a besarme antes de que cerrara la puerta y como pude lo hice. Comenzó a sacarme la ropa al mismo tiempo que me acostaba en la cama con ella arriba, donde comenzó a besarme desde los labios y bajaba por mi abdomen hasta desprender mi pantalón. Ella se desvistio sola, ni siquiera esperó a que yo lo hiciera y comenzó a hacer su magnífico trabajo.

Horas después comencé a vestirme y bajar de nuevo a la fiesta, pero ella estaba completamente dormida y la dejé así.

Me fijé en mi celular y eran las cinco de la mañana, ya debía llevar a Lola a casa.

TRAFICANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora