Capítulo 20: Castigada

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—Antes quiero decirte que no te confundas conmigo porque no querré involucrarme en planes sentimentales contigo—aviso en recuerdo de Samuel haciéndome sentir desagrado el cual expreso en una mueca haciéndolo carcajearse.

—No tengo pensado eso así que tranquila, además no me arriesgaría para problemas de pedofilia contigo—agrega con burla ganándose mi mirada cargada de fastidio— pero ya enserio llama a tus padres e informales de lo que sea que se te ocurra porque es muy arriesgado para ti salir a estas horas.

— ¿Y ahora porque tanta preocupación? — inquiero alzando una ceja ante su ahora mirada aburrida

—Solo opine, pero no es mi problema así que has lo que quieras

—Bueno—asiento a sabiendas del drama que pueden armar mis padres por su verdadera preocupación al no llegar— solo por esta vez te daré la razón y hare lo que dices—me gano su sonrisa arrogante al verme marcar a los susodichos.

— ¿Rose? ¡¿En dónde estás?! Es muy tarde, ¿Te encuentras bien? — Es lo primero que oigo al solo el primer repique haciendo que haga un ruido con mi lengua en señal de molestia

—Sí, estoy bien papa. Me encuentro en casa de una amiga así que iré mañana a casa, no se preocupen y por favor ahórrense su escandalo ya que es la primera vez que hago algo como esto y no es nada malo tampoco.

—No me hables a... — corto la llamada antes de que prosiga con su regaño porque extrañamente estoy de buen humor y no permitiré que ellos lo arruinen.

—Dormiré aquí— Señalo el mueble ante su mirada atenta.

— ¿Segura? —Alza una ceja haciendo que frunza mi ceño confundida —digo, puedes dormir en mi habitación, ya sabes, mi cama es muy grande— indica con una sonrisa llena de picardía lo cual me hace rodar los ojos.

—No — el en un movimiento despreocupado de hombros pero con gracia me mira

— Como prefieras, niña rara—me dedica una última sonrisa engreída antes de retirarse de la estancia permitiéndome así recostarme en el sofá mirando el techo pálido ante el nuevo silencio, y después de unos segundos en donde decido relajarme me permito también descansar mi visión ocular.

✨✨✨✨✨

Despierto aturdida por la intensa luz del sol que impacta directamente en mi rostro haciendo que me sienta tomándome a la vez mi cabeza con ambas manos por el inminente dolor de cabeza que se acentúa por el brusco movimiento permitiéndome así que recorra mi vista en el lugar en el que me encuentro captando paredes azules eléctricas, un televisor pantalla plana grande junto a diversos muebles y mesas que rodean la pequeña pero novedosa sala en la que me localizo. Hago memoria de lo sucedido anteriormente poniéndome al tanto en pocos segundos de la situación vivida. Echando a un lado la sábana blanca que me cubre y de la cual no sé cómo llego a mí me levanto con malestar pensando en que la droga junto al alcohol no es buena combinación y que el chico con tatuajes de verdad tiene buena resistencia para pasar por esto con mayor magnitud casi siempre. Adentrándome en lo que parece ser la cocina sitúo a Brandon tras la barra de granito el cual al captar mi presencia voltea su cuerpo vestido con un simple mono de pijama y una franela blanca de algodón demostrando en su mirada seriedad lo cual me hace masajear mis sienes en silencio sin despegar mi atención de sus movimientos

—Hasta que despiertas— Coloca frente a mí un plato con tostadas y huevos revueltos— tomate esto— me extiende un vaso con agua acompañado de un medicamento haciéndome fruncir el ceño.

— ¿Para qué? — lo agarro recelosa ante su expresión irritada.

—Dolor de cabeza—Asiento luego de unos pocos segundos para decidir tomarlo en lo que el en silencio se dirige a la nevera sacando un jugo de naranja de cartón y dejarlo en la encimera a un lado de mi en donde se sienta al igual que yo en silencio tomando otro plato para disponerse a comer sin miramientos a mi persona, lo contrario a mí que sonrío ante su actitud distinta a las otras.

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora