Capítulo 2: Nada Bueno

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Despierto al oír un grito proveniente de mi padre en señal para que me levante de la cama lo cual hago frustrada puesto que no se en que me momento me quedé dormida.

Espero por más de media hora a que mi hermano por fin salga del baño para poder yo ahora meterme a la ducha. Maldigo la pobreza al no poder tener un baño para mi sola y tener que compartirlo con el inútil de Eduardo el cual siempre deja un chiquero el cual yo tengo que acomodarlo porque no me gusta ver las cosas fuera de su lugar o sucias.

Al salir de la misma rutina matutina luego de que mi padre me lleve a la escuela comienzo con mi primera hora de clases esperando enormemente el día en que me gradúe y deje de ver a pubertos mugrientos que solo chillan. Recién estoy en 2do año de bachillerato, por lo tanto la tortura popular sobre la adolescencia me persigue con la materia académica llamada biología de la salud al no comprender la gran polémica de la sexualidad, solo es un tema más desperdiciado del cual primitivamente actúan los humanos puesto que con sólo reproducirse cometen errores ante el planeta. Pero más absurdo son los trabajos en grupos cuando a mí no se me da eso de relacionarme con los demás, prefiero estar sola porque no tolero a las personas y menos de mi edad, así que no espero mucho para salir del aula cuando es la hora e irme a un lugar muy aparte de la cercanía humana evitando problemas y pasar desapercibida siempre me ha servido, aunque hoy parece la excepción debido a que una inoportuna joven que osó a sentarse a mi lado sin ni siquiera pedir permiso rompe mi equilibrio.

—¿Porque te gusta estar siempre sola? —pregunta en tono curioso lo cual decido ignorar tomando mi libro el cuál con obviedad es más interesante que ella, sin embargo ella no declina a la idea de interrumpir mi calma porque vuelve a estorbar con su voz aguda.

—No sabía que leías, ¿cómo se llama el libro? —inquiere de nuevo lo cual hace que pose mis ojos ahora en ella

—Rabia de Stephen King, ¿ya te puedes ir? Como ves, prefiero estar sola, más sin embargo no entiendo que haces hablando conmigo aún—admito al ser ella la primera que decide acercarse a mí después de todos estos años estudiando aquí.

—Perdón, solo me diste curiosidad y quería conversar contigo porque siempre te veo a lo lejos sola y sin amigos—veo como muerde su labio inquieta a lo que yo no le respondo nada y espero que prosiga. No sabía que las jóvenes de mi edad son tan parlanchinas. —y pues... me preguntaba si querías ser mi amiga.

Frunzo el ceño un poco sorprendida por su propuesta, nunca me interesó tener un amigo, no le veo mucho sentido aunque la psicóloga me haya dicho que me ayudaría mucho.

—Okey —digo un tanto dudosa luego de meditarlo un rato, quizás deba experimentar tener uno.

✨✨✨✨✨


Media hora hablando con ella y ya me aburría completamente de su compañía. Fue mala idea aceptar ser su amiga porque ahora no quiere dejarme sola y a mí no me interesa lo que dice más sin embargo tengo que fingir que sí porque luego me vería más rara de lo que ya soy y eso no me conviene, andar con chismes así de mi tipo con las demás personas es lo que menos quiero.

—Oye Rose, ¿Porque eres tan seria? —Cuestiona de repente haciendo que me levante

—No lo sé, así soy—contesto sin verla ya que me incomoda a sobre manera su presencia

—Creo que deberías sonreír más

— ¿Por qué? —volteo a verla confundida

—Porque te hace ver más bonita—sonríe lo cual me hace rodar los ojos por tal absurda respuesta —Además mi mamá me dijo que eso te ayuda con las personas, a ser más amable, transmitir confianza y demostrar empatía lo cual no sé qué es—termina pensativa

Sonrisa Fingida |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora